"La izquierda cl¨¢sica de Europa ya no tiene respuestas para la gente de hoy"
Daniel Cohn-Bendit ha elegido un nombre muy simb¨®lico para la nueva corriente que quiere impulsar: TGV. Es, en franc¨¦s, la Tercera Izquierda Verde, pero tambi¨¦n es para los vecinos el nombre del Tren de Gran Velocidad, emblema del desarrollo de Francia, de su modernidad, de la aceleraci¨®n. En Espa?a, sin embargo, su corriente y su libro, que ayer present¨® en Madrid junto a su coautor, Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce, ha perdido la uve de verde (?y la de velocidad?) y se ha quedado en Por una tercera izquierda. "En Espa?a hay un retraso en ese sentido. Espa?a no ha conocido en la izquierda m¨¢s que los dos partidos hist¨®ricos, pero hay grupos que no est¨¢n ah¨ª y que buscan un espacio en el paisaje pol¨ªtico". En una entrevista con EL PA?S, aquel Dani el Rojo alem¨¢n que fue l¨ªder del Mayo del 68 parisiense, hoy eurodiputado con los Verdes franceses, explica por qu¨¦ la izquierda cl¨¢sica ya no satisface los problemas de la gente de hoy. As¨ª lo han demostrado las derrotas de la izquierda en Espa?a, en marzo, y en Italia, en abril. "La izquierda cl¨¢sica, que siempre pone el colectivismo por delante, no responde a la necesidad de autonom¨ªa e individualidad de la gente de hoy", asegura Cohn-Bendit, de 55 a?os.
Cuenta el viejo l¨ªder del Mayo Franc¨¦s que los j¨®venes son otra vez los que est¨¢n dejando atr¨¢s a la izquierda, y lo hacen con unos postulados nuevos y valientes que no incluyen los viejos dogmas que lastran a socialistas o comunistas. En ellos, en esa franja de nuevos votantes entre los 18 y los 21 a?os, encontr¨® Cohn-Bendit el mayor grupo de votantes cuando se present¨® como cabeza de lista de los Verdes franceses en las europeas de 1999. Gan¨® entonces casi un 10% de los votos, muy por encima del 7% del Partido Comunista Franc¨¦s, al que dej¨® simb¨®licamente en la cuneta. "Los j¨®venes que me votaron est¨¢n preocupados por Kosovo, por el Tercer Mundo y por un mercado m¨¢s ¨¦tico. Pero ya no quieren un discurso ideol¨®gicamente moralizador. Quieren que reconozcamos sus aspiraciones de autonom¨ªa, de individualidad".
?Y cu¨¢les son esas respuestas que la izquierda no da? Para empezar, Dani el Rojo habla m¨¢s del individuo que del Estado, de la contaminaci¨®n, el medio ambiente, de Kosovo o el ruido que del intervencionismo en el mercado. "Me defino como un liberal libertario. Liberal en el sentido cl¨¢sico del t¨¦rmino, antiautoritario, y libertario en defensa del individuo". Para la TGV, sostiene en su manifiesto presentado en Espa?a, el Estado "ni puede ni debe hacer todo", frente al viejo concepto de la izquierda cl¨¢sica de que el Estado "puede y debe hacerlo todo".
Elegir las siglas del AVE franc¨¦s, TGV, no ha sido casual. "Jugamos con las palabras, porque la renovaci¨®n de la izquierda debe acelerarse. La derrota de la izquierda en Espa?a e Italia, de hecho, demuestra que el clasicismo pol¨ªtico ya no satisface al electorado. TGV quiere decir acelerar el proceso de reflexi¨®n y renovaci¨®n".
La tarea de ocupar un terreno propio en medio de un arco iris de izquierda ampliado en los ¨²ltimos a?os con la tercera v¨ªa de Tony Blair y Gerhard Schr?der, la izquierda plural de Lionel Jospin o los nuevos disfraces del comunismo es dif¨ªcil. Pero el eurodiputado franc¨¦s parece tener claro su lugar: "Estamos a la izquierda, en algunas cosas m¨¢s a la izquierda que la izquierda, pero por otro lado estamos en el centro, en el medio de las preocupaciones de la gente. La TGV tiene la capacidad de dar respuesta a unos problemas que est¨¢n fuera del esquema de la izquierda y la derecha tradicionales. El problema del aire, del medio ambiente, del ruido, de la calidad de los alimentos, todo eso son problemas que no est¨¢n a la izquierda o a la derecha".
Pese al continuo ataque a las corrientes tradicionales, la ideolog¨ªa como b¨²squeda del sue?o, como necesidad de comprender ad¨®nde va la sociedad, no ha muerto. "Si la izquierda se basa solamente en el terreno de la gesti¨®n, est¨¢ perdida ante la derecha. A la izquierda siempre le pedimos m¨¢s. Gestionar bien, s¨ª, pero tambi¨¦n hacer so?ar. La ideolog¨ªa como teolog¨ªa ha muerto. Pero el deseo de so?ar, de comprender ad¨®nde va la sociedad, de ir, de entrever el futuro, no est¨¢ muerto. Y ¨¦sa es la tarea de la izquierda".
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