El Gobierno reconoce por primera vez la sangr¨ªa que supone la 'emigraci¨®n' fiscal
Contribuyentes y empresas se trasladan al extranjero huyendo de los elevados impuestos
El espinoso asunto de la emigraci¨®n fiscal francesa, el traslado a otros pa¨ªses de sedes empresariales y de patrimonios, ha aflorado repentinamente en los acalorados debates parlamentarios librados esta semana en torno a las opciones sobre acciones. Por primera vez, a instancias de los diputados, la Direcci¨®n General de Impuestos se ha sentido en la obligaci¨®n de reconocer la existencia de la evasi¨®n fiscal. Seg¨²n un prudente informe elaborado por este organismo, decenas de miles de contribuyentes franceses han trasladado su domicilio fiscal al extranjero en los ¨²ltimos a?os.
El fen¨®meno de la evasi¨®n fiscal, largamente ignorado en las instancias oficiales o reducido a l¨ªmites despreciables, salt¨® recientemente a la palestra con la noticia, tan dolorosa para los franceses, desmentida en¨¦rgicamente por la interesada, de que Laetitia Casta, la actriz que encarna actualmente a Marianne, s¨ªmbolo de la Rep¨²blica, hab¨ªa decidido trasladar su domicilio fiscal a Londres. El propio presidente de la Rep¨²blica, Jacques Chirac, ha comentado con despecho las informaciones que dan cuenta de la fuga a otros pa¨ªses de j¨®venes empresarios de la nueva econom¨ªa. "All¨¢ ellos, si no saben apreciar la calidad de vida francesa", ha indicado, ¨¢speramente, el jefe de Estado que cuida muy bien, sin embargo, sus relaciones con las empresas de la nuevas tecnolog¨ªas.Aunque el informe remitido por la Direcci¨®n General de Impuestos est¨¢ inspirado por una prudencia tan extrema que impide hacerse una idea precisa de la sangr¨ªa francesa, el documento prueba, al menos, que el pretendido fantasma existe y, que al parecer, goza de una salud estupenda. De acuerdo con el informe, unos 350 contribuyentes obligados a pagar el Impuesto de Solidaridad sobre la Fortuna (ISF) en raz¨®n de sus elevados ingresos abandonaron Francia, tanto en 1997, como en 1998, para instalarse en pa¨ªses menos exigentes desde el punto de vista fiscal.
Un bill¨®n de francos
En lo que se refiere al impuesto sobre la renta, 25.000 contribuyentes trasladaron su domicilio fiscal al extranjero en 1997 y otros 24.000 hicieron lo propio al a?o siguiente. Las p¨¦rdidas de la Hacienda en este ¨²ltimo caso se limitar¨ªan ¨²nicamente a 550 millones de francos (casi 14.000 millones de pesetas) por a?o, mientras que las correspondientes a los contribuyentes al ISF, que suman 13.000 millones de francos de capital, se situar¨ªan en 140 millones. En contraste con estas cifras, las primeras oficiales, y con la incapacidad para ir m¨¢s lejos en sus averiguaciones que declaran los autores del informe, los notarios y los expertos fiscales estiman en centenares de miles de millones los patrimonios evadidos desde 1996.
Tras cotejar sus datos respectivos en un encuentro reciente, 10expertos fiscales franceses llegaron, por s¨ª solos, a la conclusi¨®n de que el dinero trasladado a otros pa¨ªses a partir de la instauraci¨®n del impuesto sobre la fortuna, en noviembre de 1991, supera ya ampliamente el bill¨®n de francos. Es una idea generalmente compartida entre los abogados especializados y los banqueros, pese a que los grandes bufetes y entidades bancarias disponen de sucursales o filiales en buena parte de los puntos de destino preferidos: Luxemburgo, Suiza, Bruselas, Londres, Espa?a..., de sus clientes.
Al margen de las grandes fortunas familiares que hace tiempo emprendieron el camino de la evasi¨®n fiscal, los expertos constatan un buen n¨²mero de empresarios j¨®venes, vinculados muchas veces a las actividades de la nueva econom¨ªa, que optan por crear su empresa en el extranjero y que, naturalmente, no dejan huella en la estad¨ªstica del Ministerio de Hacienda.
J¨®venes empresarios
El asunto es doblemente inquietante porque se trata de gente joven emprendedora, con talento, encaminada a crear puestos de trabajo. Los cuadros y altos directivos empresariales completan ese cuadro de adinerados, j¨®venes emprendedores y profesionales altamente cualificados que huyen de la imagen -porque ya hay una imagen acu?ada al respecto, aunque no forzosamente real- de un Estado franc¨¦s fiscalmente insaciable.
Al argumento de los expertos fiscales que dirigen a sus clientes por los a veces enrevesados vericuetos de la evasi¨®n fiscal de que el conjunto de los impuestos: el de la renta, las plusval¨ªas mobiliarias, el de la fortuna, el de las opciones sobre acciones..., hacen de Francia un pa¨ªs muy poco interesante, el Gobierno opone las ventajas de los servicios sociales, la Seguridad Social, considerada, exageradamente, quiz¨¢, como "la mejor del mundo", y el conjunto de ayudas y subvenciones que permiten que este pa¨ªs sea socialmente manejable. Claro que para los grupos que practican la evasi¨®n fiscal estos argumentos deben resultar poco consistentes, a la vista de que B¨¦lgica, Grecia y Portugal, por ejemplo, tienen una tasa fiscal cero sobre las plusval¨ªas de las opciones sobre acciones. Se comprende, en todo caso, el inter¨¦s franc¨¦s en coordinar con sus socios comunitarios la reglamentaci¨®n de los movimientos financieros, la lucha contra los para¨ªsos fiscales y el blanqueo de dinero.
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