Echar humo
Oyeron sus se?or¨ªas lo de la reclamaci¨®n dineraria a las tabacaleras y sintieron unas irreprimibles ganas de apurar un cigarrito. La verdad es que, primero, parecieron salir del sopor que flotaba sobre la C¨¢mara y, acto seguido, notaron la llamada de la nicotina. Los que fuman, claro, que salieron en tropel a los pasillos y al patio para calmar la sed de humo. Pero los que fuman son muchos. Incluso el presidente Manuel Chaves, que cort¨® su relaci¨®n dependiente con el tabaco hace tiempo, paladea alg¨²n pitillo de cuando en cuando.La convivencia de los parlamentarios con los cigarros es tan variopinta como fuera del Parlamento. Hay fumadores casi compulsivos como el andalucista Antonio Ortega. El renovado consejero -ahora lo ser¨¢ de Relaciones Institucionales- acostumbra a pedir cigarros por doquier y suele finalizar sus conferencias de prensa con un deseo voraz de exhalar humo, aunque se cuida de evitar que alguna c¨¢mara inmortilice su coqueteo con el tabaco.
El portavoz socialista en el Parlamento, Jos¨¦ Caballos, mantiene su relaci¨®n con el alquitr¨¢n y la nicotina bajo control, a diferencia del popular Juan Ram¨®n Casero, asiduo a saborear pitillos negros, o Concha Caballero, que los prefiere rubios.
En el bando de los no fumadores tambi¨¦n hay peso institucional y pol¨ªtico. El andalucista Pedro Pacheco, deportista consumado; el presidente del Parlamento, Javier Torres Vela, o el portavoz del grupo de IU, Antonio Romero, figuran en la lista de los no dependientes, ni siquiera de forma espor¨¢dica.
Quienes est¨¢n echando humo son los responsables del sindicato profesional de Polic¨ªas Locales de Sevilla, que devolvieron las invitaciones oficiales para asistir a la recepci¨®n de la caseta municipal en el Real de la Feria, para protestar por la falta de entendimiento entre la alcald¨ªa y el sindicato.
Humean tambi¨¦n los tel¨¦fonos de la esperanza, con llamadas de seres incomunicados que s¨®lo logran dar rienda suelta a sus problemas hablando con voces amables al otro lado del hilo. La mayor¨ªa de las personas que acuden a este servicio son mujeres que necesitan hablar de su soledad, su depresi¨®n, su estado ansioso y, en otras ocasiones, de los malos tratos que reciben. Una violencia dom¨¦stica que humea menos en la prensa pero que sigue quemando vidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Opini¨®n
- VI Legislatura Andaluc¨ªa
- Fumadores pasivos
- Tabaquismo
- Sevilla
- Adicciones
- Parlamentos auton¨®micos
- Polic¨ªa municipal
- Junta Andaluc¨ªa
- Tabaco
- Gobierno auton¨®mico
- Parlamento
- Andaluc¨ªa
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Polic¨ªa
- Ayuntamientos
- Comunidades aut¨®nomas
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Enfermedades
- Fuerzas seguridad
- Administraci¨®n local
- Medicina
- Justicia
- Pol¨ªtica
- Espa?a