Hoy es fiesta
Mirad las rojas banderas, compa?eros, libertad o muerte. Hermanos, hacia el sol y hacia el futuro. Canci¨®n de los trabajadores y canci¨®n de la juventud que busca la aurora. El partisano de Amur y el marino de Kronstadt. Bandiera rossa. El cielo espa?ol y la brigada Th?lmann. Letras de gesta y m¨²sica combativa en 1897 y 1997, en 1917 y 1920 y 1938... El ¨¢nimo del movimiento obrero en textos ¨¦picos; un movimiento obrero en Europa occidental que acabar¨ªa alcanzando cotas de bienestar desconocidas por las generaciones anteriores a finales del siglo XX. Y el Primero de Mayo era referente de ese movimiento obrero con sus m¨ªtines y manifestaciones, con sus tradicionales reivindicaciones: derecho de huelga, salarios dignos, pensiones y seguridad social, escuelas para todos, racionales jornadas de trabajo, puentes festivos y semanas inglesas. A lo largo de los ¨²ltimos cien a?os, los gobiernos de la izquierda socialdem¨®crata, o los gobiernos conservadores con sentido de lo social, fueron traduciendo a la realidad esas reivindicaciones en Europa.Pero no es esto una arcadia feliz en el umbral del nuevo milenio, aunque tengamos un regular sistema de pensiones; aunque, alegres y contentos, nos preocupe el ¨ªndice de ocupaci¨®n hotelera, el tiempo y el atasco en la carretera. Aqu¨ª no escasean los problemas sociales inmediatos: El Ejido, la siniestralidad laboral, los contratos basura, los adolescentes que, en la noche, no andan en busca de la aurora, sino del veh¨ªculo al que prenderle fuego.
Con todo, el contenido ¨¦pico de las viejas canciones no esponja ya el Primero de Mayo ni en Europa ni en el Pa¨ªs Valenciano. Su recuerdo entra?able no es in¨²til: nos evoca la necesidad y la miseria de quienes llegan en pateras por el Estrecho, o escondidos como polizones a nuestros puertos. Las grabaciones antiguas nos recuerdan tambi¨¦n que necesitamos otras canciones m¨¢s adecuadas a los primeros de mayo que corren. Unas canciones que, como el teatro de Buero Vallejo, nos ofrezcan una visi¨®n coherente de esa sociedad en que vivimos; que, como en los dramas del dramaturgo que nos dej¨®, planteen unas interrogaciones a las que deben dar respuesta las instituciones pol¨ªticas y sociales, tambi¨¦n la ciudadan¨ªa.
Interrogaciones que est¨¢n ah¨ª, a flor de piel, que apenas se pueden esquivar, como esa de la violencia y la agresividad, en aumento, de los adolescentes, de las que se ha hecho eco este peri¨®dico. Un problema social y grave es el que se esconde tras los veh¨ªculos quemados en una noche adolescente sin aurora. Una realidad en la que se mezcla la necesaria libertad con la permisividad irresponsables de padres y maestros, una realidad que mezcla la formaci¨®n de nuestros j¨®venes con un sistema educativo donde el valor del esfuerzo humano por estudio es como humo, no es nada. Hacen falta nuevas canciones para los nuevos problemas sociales.
Canciones que, en ¨²ltima instancia, hablen como los personajes de Buero en Hoy es fiesta. Es decir, que hablen de esperanza y no de fatalidad. Esa esperanza que da un ¨²ltimo sentido a los personajes del dramaturgo que nos quit¨® la parca. No es la mala m¨²sica para los primeros de mayo de ahora.
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