Qu¨¦ gozada correr por la Castellana
Sent¨ªa una cierta excitaci¨®n familiar, ese ligero cosquilleo en la nuca que baja a lo largo de toda la columna y estimula todas las partes mi cuerpo. Ten¨ªa la sensaci¨®n de que en cualquier momento mirar¨ªa a mi derecha y ver¨ªa a Ferm¨ªn, a Reyes o a Cleto, pero no estaban; por no estar, no estaba ni Luismi. Pero ah¨ª estaba yo, en pantal¨®n corto y con un dorsal en el pecho, dispuesto a correr mi primer marat¨®n.Estaba yo y miles de corredores m¨¢s, todos a punto de afrontar un reto por el que hab¨ªamos perdido horas de sue?o, de ocio e incluso de contacto con nuestras familias. Ilusiones depositadas en el transcurrir de 42 kil¨®metros por las calles principales de Madrid; 42 kil¨®metros que pondr¨ªan a prueba nuestra capacidad de esfuerzo, de lucha y determinaci¨®n. Al fin y al cabo, esto es el marat¨®n, una prueba que, por su distancia, s¨®lo es apta para aquellas personas que tienen un sue?o y est¨¢n realmente dispuestas a luchar por ¨¦l.
Empez¨® la prueba. Qu¨¦ gozada correr por la Castellana, por Cuatro Caminos, Sol, Princesa... sin coches, sin atascos, siendo ¨²nicamente nosotros los protagonistas de las v¨ªas de Madrid. Y el p¨²blico; mi marca es cuatro minutos mejor gracias a ¨¦l. No s¨®lo se animaba al amigo, se animaba a todo corredor. Por una vez, el ser humano olvidaba su individualismo y colaboraba altruistamente en el af¨¢n de cualquier desconocido. Pasaban los kil¨®metros y, en vez de aparecer la fatiga, lo que aparec¨ªa era esa sensaci¨®n de euforia, la que sientes cuando te das cuenta de que eso que cre¨ªas tan dif¨ªcil, tan duro, lo estas haciendo. Cuando pensaba en el marat¨®n, la distancia me daba miedo, el ritmo me parec¨ªa insostenible, pero la estaba recorriendo, lo estaba manteniendo. Me sent¨ªa con poder, con capacidad para lograr lo que yo quiera, rompiendo barreras, desechando excusas, es decir, con potencial para dominar mi destino.
Pero la fatiga llega, es normal; en todo esfuerzo f¨ªsico tiene que aparecer, y nadie ha dicho que correr un marat¨®n sea f¨¢cil. Aguantar, esforzarse, pelear, no rendirse, da satisfacci¨®n y autorrealiza. S¨¦ que cuando llegue a meta, y haya superado esta ¨²ltima prueba, habr¨¦ crecido interiormente. Ser¨¦ distinto, el marat¨®n me habr¨¢ cambiado, el marat¨®n me habr¨¢ hecho mejor. Quedan pocos kil¨®metros, ya se llega. Las piernas me duelen, esta maldita cuesta es dur¨ªsima. Pero estoy a punto de conseguirlo. Me acuerdo de Barcelona, me acuerdo de Estocolmo, de mi familia, de mis amigos, e incluso de aquellos que ya no est¨¢n. Siento que me animan, que corren conmigo, jalean mi esfuerzo, aprueban mi determinaci¨®n. Veo la meta, faltan 195 metros, ya llego. Ah¨ª est¨¢ Fernando esper¨¢ndome; ¨¦ste si que ha corrido mi carrera, no s¨¦ qui¨¦n de los dos ha sufrido m¨¢s, aunque creo que posiblemente haya sido ¨¦l. Yo he disfrutado, he gozado, me alegro de haber corrido. No quiero despedirme sin agradecer a todas aquellas personas que han hecho posible que este marat¨®n se desarrollara. Sin ellos todo esto no se habr¨ªa logrado. Sencillamente: GRACIAS.
Mateo Ca?ellas, atleta, ex campe¨®n de Europa de 1.500 metros en pista cubierta.
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