Pesimismo nuclear
Una d¨¦cada despu¨¦s de concluida la guerra fr¨ªa, la cuesti¨®n nuclear regresa, envuelta en un cierto pesimismo. Mientras se celebra en Nueva York la conferencia encargada de actualizar el Tratado de No Proliferaci¨®n (TNP) nuclear, Mosc¨² y Washington se est¨¢n enzarzando en una grave pol¨¦mica sobre el despliegue por EE UU de un sistema antimisiles bal¨ªsticos, al que Putin se resiste o pone un precio. No obstante, con vistas a la pr¨®xima cumbre en Mosc¨² entre Clinton y el presidente ruso, ambos se proponen seguir avanzando en las negociaciones START-3 de reducci¨®n de estas armas de destrucci¨®n masiva.En la nueva situaci¨®n mundial, el TNP debe ganar en importancia y eficacia. Aunque este instrumento, del que son parte 187 Estados, ha fracasado al no impedir la nuclearizaci¨®n de pa¨ªses como India, Pakist¨¢n o, sin haberlo reconocido nunca oficialmente, Israel, tambi¨¦n ha frenado una mayor proliferaci¨®n de estas armas. Sin embargo, las grandes potencias nucleares oficiales (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) deber¨ªan dar el ejemplo. El "compromiso inequ¨ªvoco" que expresaron ayer, en una declaraci¨®n conjunta, para "la eliminaci¨®n completa" de las armas nucleares carece de credibilidad al no apuntar objetivos concretos ni calendario.
Acabada la guerra fr¨ªa, todo este debate puede tener un cierto sabor rancio. Pero el propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha advertido de la posibilidad "muy real y aterradora" de una guerra nuclear. Con vistas al futuro, a EE UU le preocupa, tanto o m¨¢s que la amenaza rusa o la china, la aparici¨®n de nuevas potencias nucleares irresponsables y descontroladas. ?sta es una de las razones que alimentan la obsesi¨®n de Clinton para decidir en v¨ªsperas electorales, y al final de su mandato, el despliegue de una defensa limitada contra misiles, que no se sabe a¨²n a ciencia cierta si funcionar¨¢. Pero los rusos, y algunos aliados como Francia, temen la consiguiente devaluaci¨®n de sus propios sistemas y la desestabilizaci¨®n a que llevar¨ªa una modificaci¨®n del tratado ABM de 1972, que limita los sistemas antimisiles bal¨ªsticos.
Mientras, llega el aviso del senador Jesse Helms de que lo que pueda negociar con Rusia sobre desarme un Clinton en su fase de salida de la Casa Blanca ser¨¢ letra muerta. Por muy irresponsable que resulte, no debe caer en saco roto, pues el Senado ya ech¨® abajo la ratificaci¨®n del tratado de prohibici¨®n total de pruebas nucleares. Sin embargo, el deber de los Ejecutivos de los grandes -incluida la Rusia de Putin con su nueva y preocupante doctrina nuclear- es seguir reduciendo armamentos y reforzar as¨ª la legitimidad de la no proliferaci¨®n.
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