"La prensa debe liberarnos de un marco de pensamiento opresivo"

Gan¨® las elecciones presidenciales hace diez meses, pero, en realidad, llevaba a?os gobernando bajo la supervisi¨®n de Nelson Mandela. Thabo Mbeki, de 57 a?os, jefe del Estado surafricano, empez¨® con 14 a?os a luchar contra el r¨¦gimen de apartheid, lo que le oblig¨® a exiliarse durante tres d¨¦cadas, hasta 1990. Economista formado en Londres, Mbeki fue el hombre elegido por Mandela para ser su vicepresidente en 1994 y, tres a?os despu¨¦s, para sustituirle al frente del Congreso Nacional Africano. Ahora, como presidente, Mbeki ha sido criticado por su empe?o en suprimir los ¨²ltimos tics racistas de la prensa, que, seg¨²n algunos medios de comunicaci¨®n, puede acabar mermando la libertad de prensa. En Sur¨¢frica, los medios de comunicaci¨®n se desenvuelven, no obstante, con toda libertad. En v¨ªsperas del d¨ªa mundial de la libertad de prensa en el mundo, Mbeki recibi¨® a una delegaci¨®n de la Asociaci¨®n Mundial de Peri¨®dicos, de la que formaba parte EL PA?S. Pregunta. ?Cu¨¢l es el papel de una prensa libre en Sur¨¢frica?

Respuesta. En este pa¨ªs nos enfrentamos a un mont¨®n de desaf¨ªos para cambiar la sociedad, para superar la herencia del apartheid, del racismo que se ve en todas partes, en la educaci¨®n, en la econom¨ªa. Es evidente que, como parte de ese proceso de cambio, se necesita liberar al ciudadano de un marco de pensamiento que es opresivo. Ese marco se?alaba que hab¨ªa algunas opiniones que eran malas, y al que las manifestaba se le encerraba. Por tanto, la liberaci¨®n del ciudadano para que formule una opini¨®n, para que la defienda, forma parte de la reconstrucci¨®n.

P. ?Cu¨¢l es el papel de la prensa en el desarrollo de un pa¨ªs?

R. Observemos a los periodistas con sede en Johannesburgo, y esto incluye a los medios p¨²blicos. Es f¨¢cil trabajar en esta ciudad, las calles est¨¢n asfaltadas, los tel¨¦fonos funcionan, se puede coger un taxi e ir a un restaurante. Pero a 500 kil¨®metros de aqu¨ª hay zonas rurales donde la gente trabaja muy duro para cambiar su vida. Lograr que un periodista de Johannesburgo conduzca 500 kil¨®metros por malas carreteras no es nada f¨¢cil. Si fuese director de peri¨®dico dir¨ªa que voy a intentar dar cuenta de lo que pasa, incluido lo que sucede en zonas que son de dif¨ªcil acceso. Tambi¨¦n dir¨ªa que tengo una importante responsabilidad en la lucha contra el racismo.

P. Cuarenta y siete de los 54 pa¨ªses africanos no disfrutan de una prensa totalmente libre. ?Por qu¨¦ cree que est¨¢n tardando tanto en adentrarse en la democracia?

R. El a?o pasado se me pidi¨® que tomara la palabra en una conferencia en Namibia y mencion¨¦ a un pa¨ªs en el que se hab¨ªan desarrollado elecciones. Dije que, en realidad, el presidente de ese pa¨ªs hab¨ªa hecho trampa en los comicios. Fue una estafa. Estoy seguro de que en una situaci¨®n como ¨¦sa, el presidente presionar¨¢ para que la prensa no informe. Su pregunta hay que situarla en un contexto m¨¢s amplio. Est¨¢ relacionada con el bloqueo de una sociedad democr¨¢tica. Si no se logra la eclosi¨®n democr¨¢tica, los medios de comunicaci¨®n resultar¨¢n perjudicados.

P. ?C¨®mo pueden instituciones internacionales como la Organizaci¨®n para la Unidad Africana o la de pa¨ªses del ?frica Austral fomentar el desarrollo de una prensa libre?

R. Pongamos al secretario general de la OUA. Si debe hacer algo, lo primero que har¨¢ ser¨¢ consultar con los Estados miembros. La tendencia ser¨¢ entonces buscar el m¨ªnimo com¨²n denominador en vez del m¨¢s alto. Esto, hasta cierto punto, le incapacita porque debe actuar de esa manera. Son los activistas los que deben promover la libertad de la prensa. Las organizaciones regionales o continentales no son el mejor instrumento para hacerlo.

P. En los setenta y ochenta estuvo encargado de la propaganda del Congreso Nacional Africano [ANC, seg¨²n sus iniciales en ingl¨¦s], lo que le coloca en una situaci¨®n privilegiada para valorar el papel de la prensa en el desmantelamiento del apartheid.

R. La contribuci¨®n de la prensa ha sido muy desigual. Por un lado estaba la prensa afrikaner y los medios p¨²blicos que apoyaban al Gobierno, aunque, a finales de los ochenta, evolucionaron un poco. Me acuerdo cuando algunos de sus periodistas vinieron a vernos a Lusaka . Eran los reporteros que cubr¨ªan los cr¨ªmenes, porque nosotros ¨¦ramos, por supuesto, criminales. Hubo una o dos personas que se pusieron de pie y dijeron: "No podemos aceptar esto". Pero, en general, los medios fueron prudentes. No quer¨ªan ser prohibidos, no quer¨ªan ser acosados por las fuerzas de seguridad. Eso es lo que dio lugar al auge de la prensa alternativa.

P. ?Cu¨¢l es el papel que le gustar¨ªa que jugase la prensa aqu¨ª?

R. Ya tuve problemas en 1994-95, cuando me pronunci¨¦ sobre esto. Dije entonces que algunos medios de comunicaci¨®n se opon¨ªan al Gobierno de apartheid porque estaban en contra del sistema de apartheid. Dije tambi¨¦n que convertir esto en un principio general -los medios se deben oponer al Gobierno- es un error. Es correcto oponerse a cualquier Gobierno que practique la injusticia. Pero no creo que los medios de comunicaci¨®n deban, por definici¨®n, ser un partido de oposici¨®n. Se puede criticar lo que se quiera de este Gobierno. Pero no creo que sea correcto partir del principio que se origin¨® durante los a?os de apartheid. Me dijeron entonces, hace cinco a?os, que estaba en contra de la libertad de prensa.