Buenos Aires en taxi IGNACIO MART?NEZ DE PIS?N
El d¨ªa es soleado en Buenos Aires pero el taxista que me recoge en el aeropuerto Ezeiza ya sabe que no tardar¨¢ en llover. En realidad, este taxista sabe de todo: es un fil¨®sofo del taxi como Valdano es un fil¨®sofo del f¨²tbol. "Ac¨¢ los precios est¨¢n alt¨ªsimos", me dice, "pero, como nadie tiene plata, casi da lo mismo". Lo de los precios, al menos lo de los precios de los libros, lo compruebo enseguida: en cuanto doy mi primer paseo por la avenida de Corrientes. Y lo malo no es que sean caros: lo malo es que son malos. Especialmente los libros que reciben de Espa?a. Al igual que los de otras capitales latinoamericanas, los libreros bonaerenses venden a precio de novedad los libros que en Espa?a no han funcionado ni a precio de saldo, y entre los manuales de defensa personal y las reediciones baratas pero astron¨®micas de los cl¨¢sicos se cuelan algunas de esas novelas premiadas en su momento y r¨¢pidamente olvidadas que justifican el escaso inter¨¦s de los argentinos por la literatura espa?ola reciente.Corrientes, Callao, Tucum¨¢n, la Recoleta, Belgrano, Rivadavia... Para un amante de la literatura, Buenos Aires es como Nueva York para un cin¨¦filo: hay tantos nombres que nos resultan familiares, tantos lugares que hemos visitado antes con la imaginaci¨®n. Yo lo recorro todo bajo la lluvia porque el pron¨®stico del primer taxista fil¨®sofo ha acabado cumpli¨¦ndose. Acabo en la Feria del Libro, que es lo que me ha tra¨ªdo a Buenos Aires, y, tras encontrarme con otros escritores invitados (entre ellos el porte?o-catal¨¢n Enrique Lynch, la catalano-porte?a Flavia Company y la catalano-catalana Nuria Amat), busco novelas de escritores de aqu¨ª. La verdad es que el conocimiento que en Espa?a se tiene de la ¨²ltima literatura argentina no es muy superior al que en Argentina se tiene de la espa?ola. Mi gu¨ªa son las antolog¨ªas Buenos Aires, de la editorial Anagrama, y L¨ªneas a¨¦reas, de Lengua de Trapo. S¨®lo unos pocos de los autores all¨ª incluidos han conseguido editar en nuestro pa¨ªs: el iconoclasta Fogwill, el sorprendente C¨¦sar Aira, el siempre brillante Rodrigo Fres¨¢n (que, por cierto, vive actualmente en Barcelona), el parco Mart¨ªn Rejtman, el ir¨®nico Pablo de Santis. De los dem¨¢s no sabemos nada o casi nada, ?y cu¨¢ntos otros escritores interesantes habr¨¢ de los que ni siquiera conocemos el nombre?
Pero ese desconocimiento no es nada al lado de otros desencuentros mayores. Uno de ellos se llama Telef¨®nica; el otro, Aerol¨ªneas Argentinas. En cuanto entro en el taxi y casi sin darme tiempo a hablar, otro fil¨®sofo de la vida se despacha a gusto contra la primera, a la que ha puesto un pleito porque le est¨¢ cobrando llamadas que nadie de su familia ha hecho. No unas llamadas cualesquiera; llamadas por valor de 300 pesos, ?m¨¢s de 50.000 pesetas! Yo, para sentirme menos culpable, simulo un leve acento porte?o, y el taxista acaba haci¨¦ndome una peque?a rebaja. "Ganar¨¦ el juicio, no lo dude, y esos gallegos me tendr¨¢n que indemnizar", me dice a modo de despedida.
El tercer y ¨²ltimo taxi de esta cr¨®nica me deja lo m¨¢s cerca posible del hotel. Digo lo m¨¢s cerca posible porque una manifestaci¨®n de Aerol¨ªneas ha conseguido bloquear el centro de la ciudad. Sobrecargos que se dan un aire a Federico Luppi, azafatas que recuerdan a Gabriela Sabatini, t¨¦cnicos aeron¨¢uticos que (ya s¨¦ que es raro) se parecen a mis primos de Logro?o recorren los m¨¢s de tres kil¨®metros que hay entre la Embajada espa?ola y la sede del Congreso Nacional. Llevan un avi¨®n hinchable de unos cinco metros de largo que har¨ªa las delicias de cualquier ni?o y corean a voz en grito: "?Gallegos, hijos de puta!". Reparten octavillas que denuncian los prop¨®sitos de los gestores de Iberia de acabar con la compa?¨ªa argentina, y en mis manos cae un panfleto que dice literalmente: "Los argentinos pedimos: devoluci¨®n de la plata robada para la Corona espa?ola y volver a reinvertirla en nuestra Aerol¨ªneas Argentinas para que ¨¦sta funcione sin ser terciarizada. ?Basta en este pa¨ªs de usurpadores extranjeros! ?La colonizaci¨®n ya fue historia!". A estas alturas del viaje, mi acento porte?o es casi perfecto, y no s¨®lo estoy en contra de colonizadores y usurpadores sino que hasta la Corona espa?ola me est¨¢ empezando a cargar. Y me preocupa, me preocupa bastante que Aerol¨ªneas Argentinas pueda desaparecer, especialmente si lo hace antes del s¨¢bado, que es para cuando yo tengo el billete de vuelta.
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