SOS por R¨¤dio 9
J. J. P?REZ BENLLOCH
El lunes pasado y en estas p¨¢ginas los colegas Merxe Ansu¨¢tegui y Voro Maroto le daban un detenido repaso a la emisora auton¨®mica R¨¤dio 9. Como posiblemente recuerde el lector, aquella evocaba con singular mordacidad a todos y cada uno de los directores que han pasado por ese medio, sin obviar a los presuntos compa?eros que se han significado -dig¨¢moslo moderadamente- por su obsecuencia desmedida con su superior y deslealtad vergonzante para con sus iguales. Maroto, por su parte, informaba sobriamente acerca de las aflicciones laborales y descalabro de la audiencia que ilustran la gesti¨®n del actual mandatario, Anacleto Rodr¨ªguez. Opiniones, hechos y cifras que, aun no siendo novedosos para las gentes del gremio, requer¨ªan una respuesta, matizando o explicando la extremosidad de la situaci¨®n denunciada.
Pero este es el momento en que ninguna voz responsable ha dicho esta boca es m¨ªa. No lo ha dicho el citado director con mando en plaza cuando le impele a ello la verg¨¹enza torera tanto como su compromiso con los oyentes que todav¨ªa conserve, pues van siendo menos cada d¨ªa. Su silencio, m¨¢s que un signo de falsa prudencia, resulta confirmatorio del estrago. Y tampoco lo ha dicho el director general del ente RTVV, Jos¨¦ Vicente Villaescusa, tan diligente en otras oportunidades y muy especialmente a prop¨®sito del seguimiento informativo del comit¨¦ de redacci¨®n de TVV cuando se?ala silencios o manipulaciones noticiosas. Pero en esta ocasi¨®n, presentimos, habr¨¢ pensado que es mejor non meneallo.
Como es previsible, tampoco cabe esperar la respuesta de otras instancias pol¨ªticas que, desprovistas de argumentos, pueden escaquearse tras el pretexto de que el mentado ente audiovisual goza de autonom¨ªa y cuenta con los pertinentes ¨®rganos de gobierno. Faena de ali?o que podr¨ªa valer o tolerarse ante un problema menor y meramente circunstancial, pero de todo punto inaceptable ante el caos y derribo que se constata en la emisora auton¨®mica. Aqu¨ª el problema no es menor o ¨ªndole profesional -aunque tambi¨¦n-, sino pol¨ªtico. Lo ha sido desde el d¨ªa que licenciaron a su primera directora por postular la peregrina idea de contar con recursos econ¨®micos y libertad bastantes como para competir y cumplir su funci¨®n. Tal desmesura le cost¨® la cabeza y, desde entonces, R¨¤dio 9 ha sido una inv¨¢lida con fogonazos intermitentes de brillantez, expresivos no obstante de su viabilidad y posibilidades reiteradamente frustradas.
Se trata, pues, de un problema pol¨ªtico, de voluntad pol¨ªtica, que no se resuelve -todo lo contrario, se agudiza- importando directores ajenos y lejanos al cometido de esta radio p¨²blica, ni amparando discriminaciones ideol¨®gicas o promoviendo desconexiones provinciales contradictorias con el designio vertebrador de la emisora, por no citar otros desprop¨®sitos. El remedio, por otra parte, tampoco es un enigma si prima la repetida voluntad de abordarlo. Bastar¨ªa con aunar un metro c¨²bico de libertad, restaurar la profesionalidad herida y dejar que la imaginaci¨®n aliente el gusto por el trabajo bien hecho e innovador. Dudo yo que el presidente Zaplana se resista a sintonizar con esta f¨®rmula del dial social-liberal. De otro modo, R¨¤dio 9 seguir¨¢ anclada en la ineficiencia, la mayor de las corrupciones.
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