La debilidad del euro genera tensiones pol¨ªticas entre los pa¨ªses miembros de la uni¨®n monetaria
Crecen las acusaciones entre los Once y aumenta el escepticismo de la opini¨®n p¨²blica
La interminable ca¨ªda de la moneda ¨²nica europea, en torno al 25%, respecto al d¨®lar desde el 4 de enero de 1999, un 7% s¨®lo en las tres ¨²ltimas semanas, empieza a generar significativas tensiones pol¨ªticas entre los Once. La mayor¨ªa de los economistas sigue confiando en el euro, pero cada vez hay m¨¢s pol¨ªticos del Viejo Continente que aumentan sus temores ante las consecuencias de esa amarga realidad. La oposici¨®n cristianodem¨®crata alemana ha responsabilizado directamente a los Gobiernos de centro-izquierda de fomentar la desconfianza de los mercados con sus pol¨ªticas econ¨®micas.
La oposici¨®n democristiana alemana, ahora liderada por Angela Merkel, se ha apresurado a apuntar a los Gobiernos de Alemania, Francia e Italia como m¨¢ximos responsables de la debilidad de la moneda ¨²nica. Las pol¨ªticas econ¨®micas de estos pa¨ªses, pilotados por coaliciones de centro-izquierda, est¨¢n generando la desconfianza de los inversores, que prefieren apostar por la estabilidad del d¨®lar. As¨ª, al menos, lo piensa el portavoz del grupo parlamentario de la CDU-CSU en el Buntestag, Friedrich Merz.Otro dirigente de la oposici¨®n alemana, el presidente del Gobierno de Hesse, Roland Koch, va m¨¢s lejos al pedir una cumbre de los responsables europeos para analizar la p¨¦rdida de valor del euro, producida -seg¨²n ¨¦l- por los errores cometidos por los Once en su pol¨ªtica econ¨®mica, especialmente por la falta de iniciativa a la hora de acometer toda una serie de reformas estructurales.
Francia, que asumir¨¢ la presidencia de la UE en el segundo semestre de este a?o, ha captado el mensaje. El Gobierno del socialista Lionel Jospin se ha apresurado a establecer las prioridades: fijar objetivos m¨¢s ambiciosos en materia de empleo, lo que incluye aspectos como la reforma de las cotizaciones a la Seguridad Social o la lucha contra la precaridad del trabajo.
Silencio oficial
?Mensajes tard¨ªos? "Los inversores no han entendido c¨®mo los responsables del BCE, los de Bruselas o los de los Gobiernos de los Once han estado tanto tiempo sin decir nada mientras que su moneda se derret¨ªa como la mantequilla", reflexionan en la Bolsa de Madrid. No es para menos. Las llamadas a la tranquilidad se multiplican ahora, pero el primer comunicado oficial del BCE dirigido a los ciudadanos europeos se public¨® el pasado viernes, cuando Duisenberg se?al¨® que "la estabilidad interna del euro significa que la gente puede confiar en que sus ahorros y pensiones mantendr¨¢n su valor con el paso del tiempo".
Mientras, el euroescepticismo ha crecido a tal nivel en el Reino Unido que ha obligado al primer ministro, Tony Blair, a aplazar su prometido refer¨¦ndum para incorporarse al euro. Otro tanto sucede en Alemania, donde, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas, s¨®lo el 27% de los ciudadanos conf¨ªa plenamente en la moneda ¨²nica. Que los socialdem¨®cratas daneses se planteen ahora una campa?a a favor de integrar la moneda ¨²nica en una consulta popular el pr¨®ximo 28 de septiembre o que los socialdem¨®cratas suecos se propongan hacer otro tanto -sin fecha fijada- es un pobre consuelo.
El ministro franc¨¦s de Econom¨ªa, Laurent Fabius, afirm¨® hace unos d¨ªas que el euro est¨¢ sufriendo por la "falta de unidad pol¨ªtica" en el seno de la UE. Es una recomendaci¨®n que todav¨ªa no se ha asumido en su totalidad: esta semana, la Comisi¨®n Europea dio luz verde al ingreso de Grecia en el euro para el a?o 2001, mientras que el BCE insist¨ªa en el riesgo que ello supone, habida cuenta de que el cumplimiento de los criterios de convergencia por parte de Atenas responde a "factores coyunturales". ?Qui¨¦n puede tirar la primera piedra? Grecia s¨®lo representa el 1,1% del PIB de los Once y su entrada en la eurozona puede ser una an¨¦cdota si se compara con el proyecto de abrir las fronteras a varios los pa¨ªses del Este a partir de 2003. Otra vez la raz¨®n pol¨ªtica por encima de la econ¨®mica.
La inc¨®gnita del BCE
Si el Gobierno europeo es d¨¦bil, junto a ¨¦l, el BCE todav¨ªa debe demostrar que sabe hacer bien su trabajo. Algo que, a diferencia de la Reserva Federal americana, s¨®lo contempla dise?ar una pol¨ªtica monetaria encaminada a evitar tensiones inflacionistas en la eurozona. "El BCE deber¨ªa haber asumido m¨¢s responabilidades en el dise?o de la pol¨ªtica econ¨®mica de los Once, que adolecen de falta de concertaci¨®n en sus propias pol¨ªticas supranacionales", opina una fuente del sector financiero espa?ol, "pero las tensiones entre Francia y Alemania para designar al presidente rebajaron las competencias de la instituci¨®n". Y es que los franceses tem¨ªan que el BCE se conviertiera en un nuevo Bundesbank al servicio de las necesidades alemanas. Al final, el compromiso para repartir la presidencia entre el holand¨¦s Wim Duisenberg, apoyado por Hans Tietmeyer, entonces responsable del banco federal alem¨¢n, y el franc¨¦s Jean Claude Trichet termin¨® siendo otra chapuza que no ha servido para que el BCE conquiste la confianza de los inversores.
O incluso llegar a la desconfianza: Trichet, el esperado sucesor de Duisenbarg en el a?o 2002 y actual gobernador del Banco de Francia, se enfrenta ahora a una investigaci¨®n por sus responsabilidades en la Direcci¨®n General del Tesoro durante la crisis del Cr¨¦dit Lyonnais en 1992-1993, un asunto que se sald¨® con una inyecci¨®n de 2,5 billones de pesetas por parte del Gobierno de Par¨ªs.
Adem¨¢s, el BCE no tiene entre sus funciones el mantenimiento del tipo de cambio de la moneda ¨²nica, aunque indirectamente s¨ª pueda hacerlo para evitar tensiones inflacionistas. Hace unos d¨ªas el vicepresidente de la instituci¨®n, el franc¨¦s Christian Noyer, no descart¨® una intervenci¨®n en los mercados de divisas en apoyo del euro. Un d¨ªa m¨¢s tarde, el jueves pasado, los rumores de una "posible intervenci¨®n" cortaron la ca¨ªda de la moneda ¨²nica, que se estabiliz¨® en torno a los 0,89 d¨®lares.
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