Pasarse de listo
ETA se ha pasado, lo malo que moment¨¢neamente s¨®lo, a las bombas de papel. Pod¨ªa, sin embargo, cogerle gusto y dedicarse aunque fuera al libelo. O a empapelar paredes, a colgar monigotes en plan jatorra en la espalda de sus hinchas, a la papiroflexia e incluso al verso, esa actividad que requiere cacumen y sensiblidad, am¨¦n de bol¨ªgrafo. Tampoco importar¨ªa mucho que hiciera todo eso por Internet, que mola tanto, la cosa es que abandone el plomo. Pero lamentablemente se trata de un capricho pasajero. Todo indica que ha dado este paso antes de dar otro, otro mucho m¨¢s sangriento. Lo dicen los chinos, que saben de todo mucho y antes: un camino largo se empieza por el primer paso. Y tenemos camino para rato.Huelga decir que con los papeles de mayo ETA le ha tirado del ronzal al PNV, y a su circunstancia EA, como lo hizo, seg¨²n declara expresamente, al proclamar la tregua trampa y en cada comunicado emitido mientras dur¨® o se levant¨® la misma. Gracias a la agencia ETA-press tambi¨¦n nos enteramos en su d¨ªa de que el PNV habr¨ªa tenido conocimiento de la ruptura del alto el fuego alg¨²n mes antes de que se hiciera efectiva. Y eso explica bastantes cosas. Por previsto que tuviera el congreso del decidir para ser, el PNV lo utiliz¨® fundamentalmente para mantener prietas las filas en torno a una ponencia que conten¨ªa la suficiente dosis de ambig¨¹edad como para contentar a quienes situaban el apeadero en el Estatuto y a quienes continuaban hasta la soberan¨ªa, sobre todo porque ¨¦sta no aparec¨ªa netamente dibujada ni en su modo ni en el c¨®mo conseguirla. Con el partido soldado y con un proyecto de soberan¨ªa distinto y aut¨®nomo del de EH/HB, el PNV pod¨ªa seguir en el tren de Lizarra pero invirtiendo el vapor. Ahora, el flujo de militancia se producir¨ªa de EH hacia el PNV poniendo t¨¦rmino a la posible disoluci¨®n de ¨¦ste en aqu¨¦l que parec¨ªa augurar la marcha del siniestro expreso de medianoche, con lo que se erigir¨ªa en el l¨ªder del bloque nacionalista y podr¨ªa pedirle a ETA la disoluci¨®n en un calco del proceso irland¨¦s y de cara a un futuro timoneado por un PNV preponderante.
Crecido por su astucia estrat¨¦gica y dando consecuencia a las cautelas estampadas en el anverso del trato con ETA, el PNV se dispuso a jug¨¢rsela a los matones oponi¨¦ndose, primero, a unas descabelladas elecciones que tendr¨ªan como distrito ¨²nico los famosos siete herrialdes, coqueteando, luego, con el PSE -forma de saltarse un poco m¨¢s la interdicci¨®n etarra de colaborar con el espa?olismo- y, por ¨²ltimo, canalizando en beneficio propio la abstenci¨®n de EH a las generales del 12 M. El quebranto de las urnas, la decisi¨®n de EH de abandonarle a su minor¨ªa de gobierno (primer castigo a la rebeld¨ªa peneuvista), los atentados mortales (con el expl¨ªcito mensaje de que se produc¨ªan por su tibieza como alba?il del independentismo) y las propias cr¨ªticas internas le habr¨ªan obligado a deslizarrizarse en la pr¨¢ctica congelando Batera y Udalbiltza y denunciando el papel rector de ETA en el MLNV.
Y es ah¨ª donde los terroristas intervienen para acogotarle un poco m¨¢s con unos papeles, como en las peores noveluchas policiacas, porque ETA necesita al PNV de vaselina -nunca le ha tenido en m¨¢s- para su larga marcha hacia la independencia. El problema para ETA es que sus presiones no consiguen nada, con lo que su estrategia supuestamente maquiav¨¦lica de tirar de los hilos para que a su vez tiren de otros o maniaten a s¨ª o a terceros est¨¢ condenada al fracaso. Seguramente habr¨¢ decidido atentar contra el PNV -los papeles de mayo no ser¨ªan sino el ¨²ltimo aviso- pero dada la cr¨ªtica situaci¨®n interna y externa del partido jeltzale, a la que con tanto ah¨ªnco han contribuido, parece muy poco probable que produzca el efecto que buscan sino el contrario, que el PNV meta m¨¢s niebla en su soberanismo y lo postergue en beneficio de una centralidad recuperada. Con eso, a ETA s¨®lo le resta volver al terror a manta, donde a¨²n puede mucho pero no tanto como para modificar nada. Y para ese viaje podr¨ªan ahorrarse... el viaje.
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