Cornada a Perlaza y oreja a Bote

Comenzaba a declinar la tarde y Paquito Perlaza sali¨® a muletear al ¨²ltimo toro del encierro. Un morlaco de aceptable presencia y muy astifino. Andaba el burel escaso de fuerzas, como sus cinco hermanos precedentes y ya dobl¨® las manos a la salida de los primeros pases. El torero colombiano busc¨® y rebusc¨® el acoplamiento con ¨¦l, tal vez con exceso de confianza. Y, precisamente por esa falta de precauciones, a la salida de una tanda, el toro le prendi¨® por el muslo, lo levant¨® en vilo y lo arroj¨® a la arena. Fue trasladado r¨¢pidamente a la enfermer¨ªa, con visible gesto de dolor.El bicho agresor pas¨® a manos de Jos¨¦ Luis Bote. Y el torero madrile?o tambi¨¦n se confi¨®, pero en sus muletazos hab¨ªa ya m¨¢s hondura y mando. La bravura del toro le llevaba a tomar el enga?o con codicia. La flojedad de su ¨ªmpetu le hac¨ªa puntear y cabecear. Jos¨¦ Luis Bote lo fue metiendo en la muleta y termin¨® toreando de maravilla por el pit¨®n derecho. En el momento de la verdad se lanz¨® Bote a tumba abierta sobre el morrillo y consigui¨® una excelente estocada. Un mismo toro hab¨ªa proporcionado la gloria y la tragedia. Un triunfo a Bote, que puede avalarle para alguna de las muchas sustituciones que va a haber en las pr¨®ximas corridas feriales. Una cornada a Perlaza, que lo quita de enmedio para la corrida del pr¨®ximo s¨¢bado, primera del largo serial.

El resto de lo acaecido en el festejo tiene poca historia. Toros del ganadero jerezano, con la casta murube?a saliendo por los pitones, pero con muy poquita fuerza. Esa casta les hizo acudir con empuje a los caballos y dejarse pegar fuerte. Esa flojera les hizo presentar en los enga?os los consabidos problemas de puntear, frenarse y quedarse cortos. Por todo ello, la corrida result¨® m¨¢s aburrida de lo que podr¨ªa haberse esperado a la vista del buen nombre de la ganader¨ªa. Y Perlaza estuvo perfilero y sin rematar los pases en el ¨²nico que mat¨®, mostr¨¢ndose como un torero m¨¢s del mont¨®n y desaprovechando la buena embestida del animal. El colombiano dio la impresi¨®n de que no va a decir mucho en este asunto del toreo.

Alberto Elvira estuvo sin mandar y muy ligero de pies en el tercero, que se le frenaba por el pit¨®n izquierdo. El toro hab¨ªa tomado las varas con escasa codicia y con la cara alta y esta condici¨®n influy¨® en su comportamiento en la muleta. Se mostr¨® m¨¢s entonado Elvira en el quinto, un toro excelente y flojito, al que le sac¨® alg¨²n natural de buen temple y trazo, aunque el conjunto result¨® vulgarcito y de escaso temple.

Jos¨¦ Luis Bote, animoso en su primer enemigo que le toc¨® la muleta varias veces por causa de un exagerado punteo y que se le qued¨® corto al final. Con el cuarto lo pas¨® a media altura para evitar que rodara por el suelo. Hasta que le lleg¨® la fortuna en el sexto, mientras su compa?ero yac¨ªa en la enfermer¨ªa bajo el bistur¨ª.

Un mismo toro ha tra¨ªdo en sus pitones la desgracia a un diestro que hab¨ªa venido con la ilusi¨®n de brillar en la tarde de confirmaci¨®n de su alternativa y el ¨¦xito a otro diestro que anda muy necesitado de sumar triunfos orejiles en su palmar¨¦s profesional. Son cosas de la rueda de la fortuna del toreo, un tanto caprichosa, y que, en escasos minutos, ha repartido, un tanto aleatoriamente lo negro y lo blanco de la gloria torera.