Al aire del mercado
El euro ha perdido una cuarta parte de su valor frente al d¨®lar desde su lanzamiento, a principios de 1999. La explicaci¨®n m¨¢s extendida de un correctivo tan severo apela al desigual ritmo de crecimiento de EE UU y Europa y a la prolongaci¨®n de la excepcional fase expansiva estadounidense, combinada con su capacidad para mantener una tasa de desempleo en m¨ªnimos hist¨®ricos. Aunque su inflaci¨®n y su d¨¦ficit por cuenta corriente son superiores a los de la zona euro, el hecho de que sus tipos de inter¨¦s sean m¨¢s elevados y la presunci¨®n de que seguir¨¢n si¨¦ndolo act¨²an como foco de atracci¨®n de capitales y acaban forzando la apreciaci¨®n del d¨®lar.Este diagn¨®stico sigue siendo v¨¢lido hoy, pero es insuficiente, porque en los ¨²ltimos meses las econom¨ªas europeas est¨¢n consiguiendo tasas elevadas de crecimiento y sus expectativas mejoran d¨ªa a d¨ªa. Tan importantes como los movimientos de tipos a corto plazo son las razones que hacen de la zona euro la principal exportadora de capitales a largo plazo. A trav¨¦s de inversiones directas en el exterior y de inversiones de cartera, las empresas e inversores institucionales europeos buscan destinos m¨¢s rentables a largo plazo a esos flujos de ahorro. La ventaja comparativa de EE UU en el desarrollo de la nueva econom¨ªa es, sin duda, un atractivo a?adido para los mercados.
Las intervenciones de los bancos centrales de la zona euro en apoyo de la moneda com¨²n pueden parecer ¨²tiles desde un punto de vista pol¨ªtico, pero es m¨¢s que dudosa su eficacia para mantener la cotizaci¨®n: el combate es cada d¨ªa m¨¢s desigual, incluso cuando existe cooperaci¨®n entre los bancos emisores. Adem¨¢s, los efectos de la depreciaci¨®n del euro no tienen por qu¨¦ ser globalmente negativos, m¨¢s all¨¢ de su dimensi¨®n simb¨®lica. Asimilar su depreciaci¨®n con el deterioro del proceso de unificaci¨®n monetaria es un error. Los riesgos inflacionistas son relativamente reducidos, m¨¢s a¨²n tras la estabilizaci¨®n del precio del petr¨®leo. A cambio, est¨¢ favoreciendo la recuperaci¨®n de algunos pa¨ªses, como Alemania, debido a sus mayores ventas fuera del ¨¢rea.
Es posible que una depreciaci¨®n muy acusada del euro pueda acabar afectando a la econom¨ªa real, y por eso la preocupaci¨®n de los ministros de Finanzas de la UE est¨¢ justificada; pero ese peligro no parece inminente. Los mercados terminar¨¢n por asumir que los fundamentos econ¨®micos de la Uni¨®n Europea son sanos y las autoridades econ¨®micas y monetarias han de hacer lo propio con los profundos cambios estructurales de la econom¨ªa mundial.
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