Ivo Pogorelich opina que "exhibir m¨²sica no es suficiente" y hace falta "ense?ar al p¨²blico"
A Ivo Pogorelich (Dubrovnik, 1958) nunca le ha preocupado agradar a nadie; ni a cr¨ªticos, ni a gobiernos, ni a programadores de conciertos. Se sabe genio al piano y lo explota fuera de los escenarios. Sus dardos siempre se clavan en el centro de la diana, en esta ocasi¨®n, en la de los responsables de los auditorios. "Exhibir no es suficiente, es necesario ense?ar, hacer que el p¨²blico conozca y entienda algo de m¨²sica". Pogorelich ofreci¨® ayer un concierto en San Sebasti¨¢n junto a la Filarm¨®nica de Flandes y el director Philippe Herrewege, reclamado por Cultura Musical.
Las palabras de Ivo Pogorelich nunca caen en saco roto. El pianista, uno de los m¨¢s destacados del momento, es una autoridad en el terreno musical. Siempre se le ha atribuido un car¨¢cter de provocador que ¨¦l alimenta. Si se le pregunta si el p¨²blico est¨¢ suficientemente educado, no tiene empacho en contestar que "se puede conseguir m¨¢s". Tampoco en responsabilizar a los programadores de no facilitar el acceso a las personas que no han tenido oportunidad de conocer este arte. "Son necesarios programas de educaci¨®n. Se est¨¢n abriendo edificios nuevos en las ciudades. Pero exhibir no es suficiente, hay que ense?ar tanto a los ni?os como a los adultos".Pogorelich se sent¨® al piano a los siete a?os. Su padre era contrabajista, compositor y director y algo debi¨® transmitirle en los genes. "?Destac¨® desde peque?o?" "S¨ª, pero nunca me gust¨® practicar". Ahora reconoce que ni la inspiraci¨®n ni la genialidad llegan sin trabajo. El pianista ha protagonizado una carrera mete¨®rica, plagada de premios y m¨¢s de una pol¨¦mica. En 1980, este m¨²sico que combati¨® el comunismo a su manera, fue descalificado del Concurso Internacional Chopin, en Varsovia, al parecer por razones pol¨ªticas. Cuatro a?os m¨¢s tarde se convirti¨® en el primer joven que se enfrentaba a Herbert von Karajan.
Cr¨ªtico con la comercializaci¨®n, a Pogorelich siempre le ha interesado m¨¢s la vertiente pedag¨®gica de la m¨²sica. En 1986, estableci¨® una fundaci¨®n que concede ayudas a estudiantes yugoslavos para que puedan estudiar fuera de su pa¨ªs y en 1989 un festival de piano que lleva su nombre y propicia el encuentro en el escenario de las nuevas hornadas de m¨²sicos con artistas consagrados.
"?Hace falta un relevo generacional en la interpretaci¨®n cl¨¢sica?". "Lo que hace falta es que los gobiernos gasten dinero. Existe un fen¨®meno mundial de primar la econom¨ªa en detrimento de la cultura. Las entidades privadas pueden apoyar, pero no es suficiente", dice, sobre todo en el caso de la m¨²sica que ¨¦l interpreta. "El rock u otros estilos de nuestro tiempo pueden evolucionar sin ayudas, pero la cl¨¢sica hay que conocerla un poco para disfrutarla". "?Cree que es entonces m¨¢s elitista?" "No me gusta ese t¨¦rmino", responde y cambia de tercio. Su campo de actuaci¨®n est¨¢ m¨¢s que delimitado: presta su depurada t¨¦cnica al servicio de compositores como Chopin, Mussorgski o Rachmaninov, pero imprime en sus obras su sello personal. Pogorelich toca las obras como las siente. Esto no significa que no guarde fidelidad a la partitura de los compositores. Porque cree que hay muchas formas distintas de entenderla.
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