Una larga y f¨¦rtil amistad con Espa?a

A diferencia de tantos escritores e intelectuales italianos mal valorados o insuficientemente apreciados aqu¨ª, Umberto Eco ha mantenido una larga y s¨®lida relaci¨®n de afecto mutuo con Espa?a. Quiz¨¢, m¨¢s bien, un t¨®rrido romance.El efecto Eco recorri¨® el mundo a principios de los a?os ochenta, a ra¨ªz de la publicaci¨®n de El nombre de la rosa (cerca de seis millones de ejemplares vendidos). Pero en Espa?a el fen¨®meno adquiri¨® dimensiones muy particulares, que han conducido a la traducci¨®n de la pr¨¢ctica totalidad de su obra. La editorial Lumen, a la que Eco no ha dejado de ser fiel, ha editado 24 t¨ªtulos suyos, con un mill¨®n de ejemplares vendidos. Adem¨¢s, C¨ªrculo de Lectores ha ofrecido a sus socios sus t¨ªtulos m¨¢s destacados, muchos de sus textos se han traducido al catal¨¢n y EL PA?S ha dado siempre un lugar preferente a sus art¨ªculos y opiniones.

Pero es que la fabulosa recepci¨®n medi¨¢tica del gran guru de lo medi¨¢tico se inici¨® muy pronto: un suelto de La Vanguardia (1976) y una larga entrevista de Jorge Lozano y Cristina Pe?a-Mar¨ªn en Triunfo (1977) abrieron el fuego a incontables entrevistas, noticias, cr¨ªticas.

El amor va m¨¢s all¨¢ y se completa con el incre¨ªble ¨¦xito de p¨²blico (500.000 ejemplares de El nombre de la rosa, 200.000 de El p¨¦ndulo de Foucault), la admiraci¨®n general de la cr¨ªtica (aunque Racionero conden¨® El nombre de la rosa por "libresca") y la fidelidad inquebrantable de fil¨®sofos y semi¨®logos (los citados Lozano y Pe?a-Mar¨ªn, m¨¢s Jos¨¦ Luis Pardo, Miguel de Moragas, Juan Cueto...), visible en tres dimensiones distintas: la difusi¨®n entre los estudiantes de su Tratado de semi¨®tica; los honoris causa que le concedieron la Universidad Complutense de Madrid (1990) y la de Castilla-La Mancha (1997), y las muy frecuentes visitas del autor para participar en congresos y conferencias.