Un pulso que siempre ganan los mercados
Todav¨ªa est¨¢ fresca en la memoria la experiencia del a?o 1992, cuando el financiero George Soros logr¨® sacar a la libra esterlina del Sistema Monetario Europeo (SME), en un golpe que no se logr¨® parar ni con el respaldo de todos los bancos centrales europeos. Hoy Soros pide una intervenci¨®n del BCE en apoyo del euro, pero las circunstancias ya no son las mismas.Jordi Sevilla, portavoz del PSOE en la comisi¨®n de Econom¨ªa del Congreso, que vivi¨® junto al comisario europeo Pedro Solbes, cuando ¨¦ste era ministro de Econom¨ªa, los m¨¢s duros ataques contra la peseta, es radicalmente contrario a una intervenci¨®n del BCE en apoyo del euro. "Entonces aprendimos la lecci¨®n de que una medida de este tipo s¨®lo favorece a los especuladores". Tambi¨¦n Emilio Ontiveros, de Analistas Financieros Internacionales, opina que, salvo intervenciones puntuales, "ser¨ªa como tirar el dinero".
De hecho, en estos momentos, las reservas de los principales bancos centrales alcanzan los 1,8 billones de d¨®lares (excluido el oro), cuando en un s¨®lo d¨ªa se realizan transacciones por valor de 1,5 billones de d¨®lares, seg¨²n explica Miguel Sebasti¨¢n, del BBVA. Tendr¨ªa que producirse una decisi¨®n coordinada, muy fuerte y duradera, como para fortalecer una moneda en contra del movimiento del mercado. Algo as¨ª como un tel¨¦fono rojo que, al menos, pusiera de acuerdo a la Reserva Federal de EE UU, al Banco de Jap¨®n y al propio BCE.
En los ¨²ltimos d¨ªas se ha especulado con esta posibilidad, en una experiencia que repetir¨ªa la que se produjo en los a?os ochenta, tambi¨¦n para restar fortaleza al d¨®lar. Esta semana, el Ecofin (Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Finanzas de la UE) ha alimentado los rumores en este sentido al permitir al BCE duplicar sus reservas.
Este hecho ha contribuido a frenar el deterioro del euro, junto a los esfuerzos del presidente del BCE, Wim Duisenberg, y del propio Ecofin por demostrar que la divisa europea no est¨¢ hu¨¦rfana de apoyo institucional. Otra cosa es que, como critican la mayor¨ªa de los expertos consultados, la actitud hasta ahora no haya brillado por su coherencia.
La realidad de una moneda europea d¨¦bil ha hecho mella en pa¨ªses como Alemania o Francia, para quienes un marco o un franco fuertes se han tomado siempre como bandera del "orgullo nacional". Pero a estas alturas y, pese a las cr¨ªticas, nadie cree que el proyecto de moneda europea, por muy virtual que ahora sea, tenga marcha atr¨¢s. Los mercados operan desde hace m¨¢s de un a?o con euros y, acaso, lo que hay es cierta prisa para que lleguen a todos los bolsillos.
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