Todo el poder para Putin
Vlad¨ªmir Putin ha designado a un tecn¨®crata de 42 a?os y sin peso pol¨ªtico para el cargo de primer ministro ruso. El nombramiento de Mija¨ªl Kasi¨¢nov -un s¨®lido ex bur¨®crata del Gosplan que en los ¨²ltimos a?os se ha distinguido por su habilidad en la renegociaci¨®n de la deuda con Occidente- sugiere abiertamente que el poder seguir¨¢ residiendo, como durante los ¨²ltimos meses, en el Kremlin. Y que Putin descargar¨¢ la econom¨ªa en manos de un experto obediente para dedicarse ¨¦l mismo a la direcci¨®n y control de los otros grandes asuntos que le preocupan. Presumiblemente, los a?os err¨¢ticos de Yeltsin se han terminado.Rusia se encuentra ahora menos asfixiada econ¨®micamente que el a?o pasado. Los grandes indicadores as¨ª lo reflejan. Su situaci¨®n ha sido aliviada por la gran subida del petr¨®leo, su principal exportaci¨®n, y los efectos consolidados de la devaluaci¨®n del rublo de 1998. Putin ya cuenta con un domesticado Parlamento, por lo que no tendr¨¢ problema alguno para obtener la semana pr¨®xima luz verde a la designaci¨®n de Kasi¨¢nov. Una vez lograda esta ratificaci¨®n, ya estar¨¢ en condiciones de delegar tareas y entregarse a los dos objetivos que considera fundamentales: intentar recobrar la estatura internacional de su pa¨ªs y construir su propia base pol¨ªtica.
Nada indica que el nuevo presidente ruso vaya a resistir la tentaci¨®n de ejercer los poderes casi dictatoriales que la Constituci¨®n le consiente. En los ¨²ltimos meses ha quedado claro que Vlad¨ªmir Putin, cuya ascensi¨®n irresistible debe casi todo a su despiadada conducci¨®n de la guerra en Chechenia -condonada ayer en la pr¨¢ctica por los ministros de Exteriores del Consejo de Europa-, tiene una preocupante fijaci¨®n con el poder¨ªo militar ruso y la reconquista de su antigua condici¨®n de superpotencia. Al ex miembro del espionaje tampoco le impresionan los usos democr¨¢ticos. Ayer mismo, a cuatro d¨ªas de su toma de posesi¨®n, permiti¨® con prop¨®sitos te¨®ricamente fiscales el allanamiento cuasi militar, al alba y por agentes enmascarados, de la sede moscovita de un importante grupo de comunicaci¨®n cr¨ªtico con el Kremlin. Y est¨¢ por verse si su promesa de doblegar a la oligarqu¨ªa que ha hecho y deshecho en Mosc¨² es una declaraci¨®n de intenciones o mera propaganda. A estas alturas, el presidente de Rusia carece de programa pol¨ªtico; desde hace meses, un grupo de expertos trabaja en las directrices del supuesto cambio, pero su divulgaci¨®n se ha pospuesto una y otra vez.
Rusia tiene dificultades cicl¨®peas en todos los ¨®rdenes. Las menores no son la corrupci¨®n institucionalizada, una econom¨ªa pervertida o la imprescindible instauraci¨®n del imperio de la ley. La designaci¨®n de Kasi¨¢nov como primer ministro alumbra una m¨ªnima parcela, pero sigue manteniendo en la sombra los designios ¨²ltimos del jefe del Kremlin.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.