"No queremos caridad de empresas"
Eric Stobbaerts (Casablanca, Marruecos, 1964) lleg¨® a la direcci¨®n general de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en Espa?a hace dos a?os. Formado en econom¨ªa y ciencias pol¨ªticas, antes de mudarse a Espa?a trabaj¨® en L¨ªbano, Pakist¨¢n, Irak, Serbia, Indonesia... un pu?ado de los 84 pa¨ªses en los que la organizaci¨®n est¨¢ presente. MSF tiene 150.000 socios en Espa?a.Pregunta. MSF ha dedicado el dinero del premio Nobel a la campa?a para el acceso a los medicamentos esenciales. ?Cu¨¢l es la situaci¨®n?
Respuesta. Se gasta much¨ªsimo dinero en investigar enfermedades cardiovasculares provocadas por una sobrealimentaci¨®n o en medicamentos como el viagra, pero poqu¨ªsimo en la enfermedad del sue?o, la malaria, la tuberculosis, enfermedades que realmente matan a millones de personas al a?o. No estamos en condiciones de tratarlas adecuadamente, porque los medicamentos han creado resistencias y ya no son efectivos o son inaccesibles, por caros o porque ya no se producen. La oferta de medicamentos procede hoy de los pa¨ªses ricos, que producen a precios muy altos. Estamos en contra de que el medicamento sea considerado una mercanc¨ªa m¨¢s.
P. ?Y c¨®mo ha respondido la industria farmac¨¦utica?
R. Hemos logrado algunas soluciones concretas. Por ejemplo, que un laboratorio concreto vuelva a producir un medicamento determinado contra la meningitis. Pero a¨²n no hemos obtenido una soluci¨®n global y a largo plazo, aunque s¨ª promesas de pol¨ªticos como Bill Clinton o Jacques Chirac: pero son palabras. Presionamos a la industria para que d¨¦ soluciones concretas. No hablo de donar un medicamento, no queremos caridad del mundo de la empresa.
P. En los a?os que lleva en MSF ?cu¨¢ntos compromisos inclumplidos recuerda?
R. Existe un lenguaje pol¨ªtico que debe ser pol¨ªticamente correcto, positivo y constructivo de cara a la opini¨®n p¨²blica. A menudo se limitan a hacer declaraciones de buenas intenciones, que no son necesariamente seguidas por acciones concretas. Al final, el papel de MSF y las otras organizaciones humanitarias es ser muy pesados y presionar a trav¨¦s de la opini¨®n p¨²blica. Es la fuerza de las ONG. Lo positivo es que los pol¨ªticos y los empresarios est¨¢n tomando conciencia del poder de las ONG.
P. ?Les tienen m¨¢s respeto?
R. Tanto las multinacionales como los pol¨ªticos son muy cautelosos respecto a su imagen p¨²blica. Pero ?ojo! no debemos abusar de este poder. Lo debemos usar de manera muy profesional. El objetivo de una ONG no es ¨²nicamente gritar, denunciar o echar en cara a pol¨ªticos y empresarios lo malos que son, sino ser suficientemente profesionales y dar indicaciones sobre la soluci¨®n.
P. ?Es una cr¨ªtica a las protestas de Seattle y Washington?
R. Es una cr¨ªtica a la denuncia y a la protesta sin m¨¢s. Las ONG y la sociedad debemos ser m¨¢s listos que los pol¨ªticos. Tenemos que orientarles sobre lo que queremos. No digo que en Seattle, Washington y Davos no hubiese much¨ªsima gente magn¨ªfica con muchas propuestas.
P. ?C¨®mo luchan por mantener su independencia?
R. Es un reto cotidiano. Porque, adem¨¢s de la independencia financiera, es necesario preguntarte contantemente: ?c¨®mo estoy llevando a cabo los proyectos?, ?lo estamos haciendo bien?, ?qu¨¦ se puede mejorar?, ?por qu¨¦ no funciona esto?
P. ?Temen institucionalizarse?
R. Creo que tenemos que huir de lo pol¨ªticamente correcto. Hemos tenido un Nobel de la Paz, lo que nos ha dado una tremenda alegr¨ªa, pero tambi¨¦n hemos tomado conciencia de que existe el riesgo de entrar un poco en el establishment. Tenemos que ejercer siempre como contraparte.
P. De cara a mantener la independencia, ?qui¨¦n es m¨¢s peligroso, las empresas o los gobiernos?
R. Existe m¨¢s conciencia respecto a los gobiernos, pero cada vez hay m¨¢s conciencia del papel de algunas multinacionales, petroleras, por ejemplo, en la perpetuaci¨®n de algunos conflictos cr¨®nicos. Nos gustar¨ªa que las empresas comprendiesen que ellas tambi¨¦n pueden convertirse en un factor de cambio.
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