La hostia consagrada
Vanessa recibi¨® por vez primera el cuerpo de Cristo el pasado domingo 7 de mayo, alboreando el mes de Mar¨ªa. La ceremonia tuvo lugar en la capilla del colegio de la localidad de Sant Cugat donde Vanessa estudia. Vanessa ha cumplido ya 10 a?os. Desde los siete est¨¢ internada en un centro de acogida, gestionado por el Departamento de Justicia de la Generalitat. La raz¨®n del internamiento es su madre, que soporta desde hace tres a?os la acusaci¨®n de haber prostituido a sus hijos. La mujer es inocente, como tantos otros que fueron acusados en el caso de pederastia del Raval, pero la inocencia habr¨¢ de demostrarla cuando la llamen a juicio y, seguramente, eso no se producir¨¢ antes del siglo XXI. Desde su internamiento, Vanessa ha visto muy poco a su madre y en condiciones muy inc¨®modas. Las visitas se suceden una vez al mes, se realizan bajo la supervisi¨®n atenta de un funcionario de la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia (DGAI) y su periodicidad puede suspenderse por cualquier motivo. La madre, a veces, da motivos: es curioso, pero las personas acusadas injustamente y separadas injustamente de sus hijos manifiestan a veces una extra?a violencia, rayante en lo obsesivo, y sin raz¨®n aparente dan gritos e incluso insultan a las autoridades. Por eso, ¨²ltimamente los encuentros entre madre e hija, que antes se realizaban en el centro de acogida de Sant Cugat, se han trasladado ahora a los locales de la direcci¨®n general y se producen bajo la mirada, algo m¨¢s herc¨²lea, de un vigilante jurado.El hecho es que Vanessa hizo la primera comuni¨®n el 7 de mayo. En su colegio. Se trata de un colegio privado, donde dan una gran importancia a la formaci¨®n moral. Por fin, Vanessa, que ya ha hecho la comuni¨®n, podr¨¢ asistir a la misa semanal y seguir todas las rutas convivenciales y espirituales que el colegio organiza. La guarda y la tutela de la ni?a las tiene, provisionalmente, la direcci¨®n general. Ahora el Estado es su padre y su madre. Parecer¨ªa obligatorio, dado el car¨¢cter aconfesional del Estado, que Vanessa fuera a un colegio p¨²blico y laico. Pero el suyo no es una cosa ni la otra, aunque den gran importancia a la formaci¨®n moral. Es un colegio cat¨®lico. Eso quiere decir que no es ateo ni agn¨®stico ni jud¨ªo ni protestante ni isl¨¢mico ni sinto¨ªsta, ni nada m¨¢s que cat¨®lico. Cat¨®lico: lo que ahora ya es Vanessa de forma irrevocable. Poco antes de que hiciera la comuni¨®n se comprob¨®, por su propio decir apoyado en la consulta documental, que no hab¨ªa sido bautizada. La ley cat¨®lica no entiende la comuni¨®n sin la gracia, y para alcanzarla es preciso estar bautizado y libre de pecado. As¨ª, el martes 2 de mayo, el sacerdote elegido por la comunidad ech¨® el agua bautismal sobre su cabeza, estableciendo su definitiva abducci¨®n del limbo. Dos monitores del centro de acogida actuaron de padrinos.
Tanto para el bautizo como para la comuni¨®n, las autoridades de la direcci¨®n general no pidieron permiso a su madre, ya s¨®lo biol¨®gica, aunque s¨ª tuvieron la amabilidad de comunic¨¢rselo. El bautizo, cuando ya se hab¨ªa celebrado: "Ha habido que bautizarla para que pudiera hacer la comuni¨®n", le dijeron. El bautismo imprime car¨¢cter. De ah¨ª su car¨¢cter, irrevocable como el sacerdocio, aunque Vanessa siempre podr¨¢ abjurar: cuando crezca y conozca el significado del Verbo. El d¨ªa que conozca, exactamente, lo que es un renegado. Cuando las autoridades de la direcci¨®n general le anunciaron que su hija iba a hacer la comuni¨®n, la madre se opuso. Con mucho cuidado, porque por cualquier cosa le pueden quitar las visitas, por este texto mismo pueden quit¨¢rselas, pero se opuso. Les dijo que su hija necesitar¨ªa un vestido nuevo, y que no daba tiempo a tenerlo, pero las autoridades menospreciaron la an¨¦cdota con una sonrisa interior. En realidad, las autoridades tambi¨¦n menospreciaron la categor¨ªa: ellos tienen la patria potestad de Vanessa y contaron con el consentimiento o al menos la indiferencia de la ni?a. Cierto que la patria potestad es provisional y que la capacidad de elecci¨®n de una ni?a de 10 a?os es limitada. No es hasta los 13 a?os, por ejemplo, que la ley les permite la convivencia consentida con otros cuerpos, m¨¢s civiles. Pero a qu¨¦ pr¨®logos cuando lo que cuenta es la extrema jurisprudencia de los hechos.
El 7 de mayo, Vanessa hizo la primera comuni¨®n como las autoridades hab¨ªan previsto. Primero se celebr¨® la ceremonia religiosa en la capilla del colegio y luego la fiesta en el centro de acogida. Con ella estuvieron sus t¨ªos. M¨¢s de una vez pregunt¨® por su madre. A su madre las autoridades de la direcci¨®n general le hab¨ªan prohibido que asistiera. Su madre pierde los nervios con facilidad y hab¨ªa que evitar los malos rollos en un d¨ªa tan se?alado. A la ni?a le dijeron que su madre no hab¨ªa podido ir. La ni?a no entender¨ªa otra cosa.
A la madre le lleg¨®, la semana pasada, una foto del bautizo. Y este lunes espera las de la comuni¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.