Hollywood en la sierra madrile?a
Noche en la sierra madrile?a. Es el 2 de julio de 1962, primer d¨ªa de rodaje de 55 d¨ªas en Pek¨ªn. Unos inmensos reflectores iluminan el asalto de los boxers a la Ciudad Prohibida, reconstruida en Las Matas. Centenares de extras corren de un lado a otro, rodeando a Charlton Heston, un pelot¨®n de t¨¦cnicos da ¨®rdenes en una mezcla de anglo-italiano-espa?ol y algunos asistentes rodean al director Nicholas Ray. Un mont¨®n de ministros, jefes militares, condesas y altos cargos franquistas visitan el rodaje, junto a un grupo de periodistas, como Jes¨²s Garc¨ªa de Due?as, en lo que ¨¦l reconoce "el momento en el que Samuel Bronston me fascin¨®". El mism¨ªsimo Bronston (Izmail, Rusia, 1908-Sacramento, EE UU, 1994) estaba unos pasos m¨¢s all¨¢, realizando una labor en la que fue un maestro: firmaba contratos con un grupo de exhibidores de todo el mundo para que compraran all¨ª mismo la proyecci¨®n de la pel¨ªcula.Esta escena es el inicio de uno de los cap¨ªtulos de El Imperio Bronston (Ediciones del im¨¢n/Filmoteca de la Generalitat Valenciana), fruto, junto a dos documentales, de la investigaci¨®n que ha realizado desde hace 10 a?os Garc¨ªa de Due?as acerca de la figura del controvertido Samuel Bronston, el productor que desembarc¨® en Espa?a en 1957 para rodar algunas de las m¨¢s grandes superproducciones de la historia del cine.
Garc¨ªa de Due?as ha intentado aclarar algunas de las lagunas de un hombre, cuyo aut¨¦ntico nombre era Samuel Bronstein, que, al igual que muchos inmigrantes de la ¨¦poca, nunca aclar¨® su pasado antes de llegar a Estados Unidos, en 1938, despu¨¦s de estudiar unos a?os en Par¨ªs, donde se gan¨® la vida tocando en salas de cine junto a algunos de sus nueve hermanos y se cas¨® con la hija de un hombre de negocios que pose¨ªa un cine.
"No hay muchos datos ni de sus primeros a?os, ni de su paso por Filipinas y el Vaticano a finales de los 40, tras irse cansado de EEUU de los grandes estudios", asegura Garc¨ªa de Due?as, que tambi¨¦n se lamenta de la falta de documentos de sus producciones espa?olas, desaparecidos tras la quiebra. Para superar estas dificultades, el escritor ha entrevistado a los hijos de los dos matrimonios de Bronston, y a sus colaboradores, como el director art¨ªstico Gil Parrondo, que trabaj¨® en el departamento de decorados, la ni?a bonita del productor.
Este doble ganador del Oscar recuerda con much¨ªsimo cari?o a Bronston: "Trabaj¨¦ en todas sus pel¨ªculas espa?olas: El capit¨¢n Jones, Rey de reyes, El Cid, 55 d¨ªas en Pek¨ªn, La ca¨ªda del Imperio Romano y El fabuloso mundo del circo; y en todos sus proyectos truncados. Para m¨ª no era misterioso, porque ten¨ªa una mirada limpia, era muy pulcro y bien educado. Ahora bien, yo nunca supe nada de los asuntos econ¨®micos. Pero no se despilfarraba el dinero. Se invert¨ªa en la direcci¨®n art¨ªstica, pero con cabeza. Tambi¨¦n es mentira que Bronston fuera un tap¨®n para el cine espa?ol. Casi todos sus t¨¦cnicos ¨¦ramos espa?oles. F¨ªjate si am¨® Espa?a que sus cenizas reposan en Las Matas por expreso deseo suyo".
El Imperio Bronston ahonda en las relaciones del productor con la burocracia franquista, "lo habitual en un hombre que sab¨ªa cuidar ese aspecto: en EEUU contrat¨® al hijo del presidente Roosevelt; aqu¨ª, por ejemplo, cont¨® con Men¨¦ndez Pidal para supervisar El Cid"; bucea en la vertiginosa ca¨ªda del productor, abrumado por las deudas en 1971; y, sobre todo, muestra el encantamiento y el magnetismo con el que Bronston enganch¨® a la gente que lo rode¨®.
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