Cambio de rumbo
Cualquiera que fuera el contenido de los contactos entre el PNV y ETA, desde un principio resultaba obvio que los pactos de Lizarra s¨®lo ten¨ªan sentido en un marco de radical abandono de la violencia. Ya la barbarie callejera hubiera hecho imposible cualquier avance, pero el primer atentado mat¨® el pacto, que ahora hiede. Ninguna muerte posterior a?ade nada. La democracia no es un sistema malo de gobierno excluidos todos los dem¨¢s, sino el ¨²nico que sit¨²a en su centro a la persona humana y permite que desarrolle todas sus potencialidades. La eliminaci¨®n de una vida se sit¨²a en la radical ant¨ªtesis de su esencia misma. Por eso no tiene sentido alguno hacerla compatible con una f¨®rmula pol¨ªtica concreta.Olvidemos, por un momento, la extravagancia de alguna de las propuestas del entorno etarra (realizaci¨®n de elecciones en Espa?a y Francia) y esa afici¨®n a la minucia leguleya o al argumento intrascendente (revelar el nombre de un obispo intermediario) para explicar que han decidido seguir liquidando a seres humanos. Lo peor es que no s¨®lo los de las pistolas, sino los que est¨¢n relacionados con ellos, pertenecen a otro mundo en que la vida no importa. La idea de Otegi de que ETA, con el ¨²ltimo asesinato, no ha querido otra cosa que "poner encima de la mesa" su insatisfacci¨®n ante lo que algunos escriben le sit¨²a a tantos a?os luz de la democracia que no vale la pena seguir la conversaci¨®n. Lo m¨¢s estremecedor es que detr¨¢s de todo ello parece adivinarse que en el Pa¨ªs Vasco hay un estrato social que no se imagina una vida al margen de profesionalizar la violencia o lucrarse de ella.
En estas circunstancias no cabe otra cosa que volver al punto de partida, que se resume en tres palabras: movilizaciones, polic¨ªa y unidad. En el ep¨ªlogo del reciente libro de Elorza sobre ETA, Unzueta dice que quiz¨¢ ha sido necesario pasar por la experiencia fallida de la oportunidad de la tregua para que la organizaci¨®n terrorista acabe por descubrir que el Estado democr¨¢tico no va a ceder a un chantaje. Las movilizaciones y la labor policial antes o despu¨¦s se lo har¨¢n comprender.
Lo imprescindible es ahora conseguir la unidad. Como siempre, la sociedad marca la pauta y se adelanta a los partidos: resulta ejemplar que medios de comunicaci¨®n de trayectorias y contenidos antag¨®nicos hayan sido capaces de ponerse de acuerdo en un manifiesto com¨²n. ?Podr¨¢n los partidos llegar a una coincidencia semejante? Para lograrlo resulta imprescindible la claridad en las posiciones, pero tambi¨¦n un deseo eficaz de lograrla. Mucho cabe reprochar al PNV por su actuaci¨®n en los ¨²ltimos tiempos, pero quiz¨¢ no tanto lo que se le ha arrojado a la cara como la traici¨®n que se ha hecho a s¨ª mismo. Creo en su deseo sincero de lograr la paz y de disputar la direcci¨®n del nacionalismo a ETA. Pienso que no tiene sentido acusarle de totalitario y prenazi remiti¨¦ndose a un ideario remoto y que nunca lleg¨® a impregnar a sus afiliados pasados o presentes. Pero, aparte de la v¨ªa tortuosa que ha seguido en sus conversaciones, ha maltratado a un aliado tradicional -el PSOE- y ha situado en los m¨¢rgenes de la heterodoxia a quienes, en su seno, han mantenido una postura que se identifica con lo mejor de su pasado. Algunas de las declaraciones de Arzalluz son tan inaceptables que imponen la rectificaci¨®n. Pero lo que ahora resulta por completo imprescindible es un r¨¢pido cambio de rumbo que le sit¨²e, ante la muerte, en el mismo campo que los dem¨¢s partidos democr¨¢ticos.
Har¨ªan ¨¦stos muy bien en darle facilidades. Deben pensar que quiz¨¢ hubieran podido hacer algo m¨¢s en meses pasados (en relaci¨®n con los condenados) o que siempre propuestas de otros partidos, como la reciente del lehendakari, deben ser tomadas en consideraci¨®n por provenir de quien tiene un s¨®lido apoyo social. Pero, desde un punto de vista pr¨¢ctico e inmediato -e incluso beneficioso para ellos mismos-, debieran tener en cuenta tambi¨¦n la sentencia de Sun Tz¨², fil¨®sofo y polem¨®logo chino: al enemigo en retroceso conviene no cortarle todos los caminos de retirada. De hacerlo, s¨®lo va a conseguirse un resultado m¨¢s cruento para uno mismo.
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