Guerra, contrabando y secuestros en el norte de Namibia
![Ram¨®n Lobo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F12940c80-6f03-48a7-bb70-f642eaefea15.png?auth=5044ccb4584723a2e07d68faf216fe275ff200fb9ea8f4bc60b49349b3964acf&width=100&height=100&smart=true)
ENVIADO ESPECIALCuando-Cubango es el Vietnam de Angola. Se trata de la regi¨®n m¨¢s minada del mundo y de donde es casi imposible salir vivo. En la ¨¦poca de la colonia portuguesa se refer¨ªan a ella como "la tierra del fin del mundo". Se encuentra al sur, en la frontera con Namibia. El r¨ªo Cubango es la linde. All¨ª, en el poblado angole?o de Macusso, las casas carecen de techumbre. El hospital construido por la Sur¨¢frica del apartheid se ha esfumado: ni puertas, ni ventanas, ni m¨¦dicos. Ha sido arrasado. Desde el 18 de diciembre hay guerra en Cuando-Cubango: tropas de Angola, antiguos miembros de la guerrilla de liberaci¨®n de Namibia (SWAPO), soldados de Zimbabue y de Congo-Kinshasa lanzaron una ofensiva contra UNITA, el grupo de Jon¨¢s Savimbi, desde Namibia.
Ya no quedan zimbabuos ni congole?os, pero cientos de soldados de Luanda campan por el territorio namibio como si no existieran los pa¨ªses. "El pueblo los odia", sostiene un hombre de Rundu. "Durante 25 a?os, nunca hubo problemas con UNITA; ahora los tenemos con todo el mundo".
El ataque contra las bases de la guerrilla liderada por Savimbi no ha logrado el control de Cuando-Cubango. "Luanda mantiene algunas posiciones en la ribera del r¨ªo, pero no se atreven a m¨¢s; es el SWAPO el que combate en el interior. Hay muchos muertos, pero no son muertos que se declaran; Angola los esconde, los mete en aviones y los arroja al mar. Son cad¨¢veres que estropean la propaganda que habla de ¨¦xitos militares", sostiene un ex miembro de los grupos especiales surafricanos.
Macusso era una de las puertas de salida del tr¨¢fico de diamantes de UNITA, su fuente de financiaci¨®n. Al norte, en Jamba, a 12 horas de autom¨®vil por campos minados, Savimbi levant¨® su primer cuartel general antes de trasladarse a Huambo en 1992. Ahora no son los diamantes de UNITA los que cruzan el r¨ªo; canoas artesanales van y vienen surcando el curso del Cubango; transportan l¨¢minas de zinc. "Esta peque?a cuesta cinco d¨®lares ", afirma un soldado angole?o. "Esta otra es del comandante y se vender¨¢ por 35". Pero no son los techos de zinc el trofeo principal. "Queremos ir hasta Jamaba para combatir, porque all¨ª se trafica con mercurio. Un litro se cotiza en Namibia a 5.000 d¨®lares norteamericanos", interviene el soldado Pedro, de 18 a?os. El comandante es s¨®lo capit¨¢n y se llama Jo?o Fejo. Cruza en piragua pensando en que los extranjeros desean negociar alguna compra. La decepci¨®n se dibuja en sus labios: "?Qu¨¦ hacen dos periodistas aqu¨ª?". El capit¨¢n responde con evasivas: "Secreto militar", o "no puedo informar de ese asunto". La charla concluye pronto: "Ustedes son de UNITA".
Los soldados Ant¨®nio, Zeca, Pedro, Zequinha y el cabo Neto no sobrepasan los 22 a?os; nacieron en la violencia y en ella se han criado. Han perdido la capacidad de vivir y apenas saben abrir la puerta de un coche. "Llevamos siete d¨ªas sin comer", se queja Zequinha. Zeca, a su lado, con un uniforme verde oliva y unas botas zarrapastrosas, asiente y comenta que el Gobierno de Luanda les ha prometido ropa nueva para cuando concluya la ofensiva en septiembre. Todos son de la capital, chicos de la calle, sufrieron una rusgada (redada) de la polic¨ªa militar, que les oblig¨® a enrolarse. El ¨²nico que ha vuelto a Luanda es Neto. "Fui en marzo. Me encontr¨¦ con mi hermana. Se sorprendi¨® al verme. 'Los padres ya te han hecho las cenizas', me dijo". Pedro no ha tenido tanta suerte, lleva seis meses combatiendo a un fantasma.
Son varias las fuentes (exigen anonimato por razones de seguridad) que aseguran que la base militar de Rundu es el centro del mando de las tropas de Angola en Namibia, y desde ella parten los convoyes en los que se hace desaparecer los cad¨¢veres de los soldados. En julio, meses antes de la ofensiva de diciembre, UNITA advirti¨® al presidente namibio, Sam Nujoma, sobre las consecuencias de un eventual permiso de paso al Ej¨¦rcito de Luanda. Ahora, UNITA arma y entrena a una tropa de secesionistas del Caprivi, una hermosa zona del norte de Namibia. Nujoma est¨¢ con Eduardo dos Santos , pues le debe su existencia". El ex comando de las fuerzas especiales dice que Angola culpa a UNITA de la inseguridad en la zona para crear una excusa y que el mundo acepte su presencia en Namibia.
"La rusgada tambi¨¦n se da en Rundu", asegura un comerciante, "los soldados angole?os capturan a los refugiados y les conducen al frente". La ONG Sociedad Nacional para los Derechos Humanos acumula denuncias. En el campo de refugiados de Osire, a 200 kil¨®metros al norte de Windhoek, la capital de Namibia, se han producido rusgadas de los servicios de espionaje del Ej¨¦rcito de Luanda. La ONG menciona al comandante Mateus Qunitas como responsable y afirma que las tropas namibias separan los refugiados varones de las mujeres nada m¨¢s cruzar la frontera. Esta ONG tiene confirmados 30 fusilamientos en diciembre. Otras fuentes informan de que el periodista Papagayo Mussili, ex locutor de la radio de UNITA, participa en ellas.
En Makue, una localidad namibia enfrente de Macusso, los nervios est¨¢n afilados. Los angole?os transportan su bot¨ªn a la f¨¢brica de Pepsi-Cola, donde levantan el mercadillo. "El resto del sueldo lo completan con los robos", asegura un hombre de negocios. Su paga es de 100 d¨®lares norteamericanos al mes, pero el primer sobre les lleg¨® en marzo, y quisieron abonarles con la moneda angole?a (kuanza). "Hubo un mot¨ªn, y un teniente coronel tuvo que matar con su pistola a dos de sus hombres para sofocarlo", dice el hombre de los comandos especiales.
Debe de ser verdad. Delante de m¨ª, en la orilla del r¨ªo Cubango, un oficial sac¨® su rev¨®lver y trat¨® de disparar sobre uno de los soldados. El capit¨¢n Jo?o Fejo, el contrabandista de zinc, apenas si se inmut¨®. El namibio que les conduc¨ªa musit¨®: "Si hacen esto con sus hombres, imag¨ªnese qu¨¦ pasa al otro lado con los civiles".
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