Agua
"En abril, aguas mil". Pocas piezas del refranero popular son tan conocidas como ¨¦sta, que atribuye al cuarto mes del a?o los m¨¢s altos niveles de precipitaciones. La realidad es que no siempre se cumple tal aseveraci¨®n porque aqu¨ª, en Madrid, hemos tenido abriles con unos registros pluviom¨¦tricos propios del desierto de Gobi. Sin embargo, el de este a?o 2000 ha sido un abril ejemplar hasta el punto de quedar resuelto un problema de sequ¨ªa que llevaba camino de ser grave. Cincuenta d¨ªas con sus cincuenta noches permaneci¨® Madrid capital sin recibir una gota del cielo el pasado invierno cuando el 21 de marzo, coincidiendo con el cambio de estaci¨®n, comenzaba a llover.A pesar de que en esos primeros d¨ªas de la primavera hubo chaparrones considerables, apenas s¨ª lograban penetrar en un terreno que permanec¨ªa seco y endurecido por la prolongada abstinencia. Fue la persistente lluvia de abril la que logr¨® empapar la tierra hasta alcanzar los cursos de agua que discurren en niveles fre¨¢ticos. Los pozos daban ya los primeros s¨ªntomas de recuperaci¨®n, lo que permit¨ªa imaginar un progreso similar en las grandes bolsas del subsuelo. Pero si a nivel subterr¨¢neo la evoluci¨®n era positiva, en la superficie la mejora resultaba sencillamente espectacular. En s¨®lo unas semanas se pasaba de los estudios preliminares para la aplicaci¨®n de medidas de ahorro o incluso restricciones de agua a la apertura de compuertas con el objeto de aliviar los rebosantes pantanos. Acababa de concluir el octavo invierno m¨¢s seco de los ¨²ltimos cien a?os y el Canal de Isabel II proclamaba que sus embalses estaban en condiciones de suministrar agua a los madrile?os hasta el mes de diciembre del a?o 2001, aunque en todo ese prolongado periodo no volviera a llover.
El Atazar, nuestro gran aljibe, est¨¢ rozando al d¨ªa de hoy el 70% de su capacidad, mientras que el de Valmayor, que le sigue en volumen, est¨¢ por encima del 80%. La situaci¨®n es similar en los embalses menores de la Comunidad con la notable excepci¨®n del pantano del Villar, sobre el curso del Lozoya, que est¨¢ evacuando agua porque supera con creces el cien por cien de lo que puede albergar. Tan esplendoroso panorama en nuestras reservas de l¨ªquido elemento no ha hecho sino afianzarse en la primera decena del mes de mayo con un r¨¦gimen de precipitaciones inusualmente alto para esa ¨¦poca del a?o. As¨ª, los ciudadanos que sufrieron los colapsos circulatorios que la lluvia genera o vieron deslucidas por su causa las vacaciones de Semana Santa y completamente chafado por id¨¦ntico motivo el puente del Dos de Mayo, se ver¨¢n recompensados con la traquilidad de ver asegurado el chorro de la ducha durante una buena temporada. Una visi¨®n en cualquier caso muy distinta de la que conforman las gentes del campo, para quienes el comportamiento de los agentes atmosf¨¦ricos en las ¨²ltimas semanas ha sido realmente proverbial.
Algo tarde lleg¨® el agua para la mayor¨ªa de los cultivos, pero esas precipitaciones de primavera conjuran el fantasma de una cosecha desastrosa. Los calores impropios de febrero hab¨ªan despertado antes de tiempo la naturaleza vegetal adelantando los primeros brotes de la temporada. Pero antes de la lluvia vinieron los hielos traidores que ralentizaron el florecimiento de esos brotes hasta estos d¨ªas. Nos encontramos, as¨ª, con un campo inusitadamente regado y hambriento de sol; una combinaci¨®n id¨®nea para que la llegada del buen tiempo nos permita asistir a uno de los estallidos de la primavera m¨¢s espectaculares de los ¨²ltimos a?os. Los madrile?os, que tanto nos prodigamos en viajes y solemos deshacernos en elogios de los paisajes ajenos, no siempre sabemos apreciar la belleza de nuestra campa?a.
Las pr¨®ximas semanas vamos a tener la oportunidad de contemplarla en el mayor de sus esplendores. No se pierdan el revent¨®n de las arboledas, el verde rabioso de las praderas, ni el florecimiento de las vivaces. No dejen de oler las rosaledas y los campos tapizados de arom¨¢ticas, ni de escuchar el sonido de las torrenteras o el discurrir de los arroyos. El agua es la vida y esta primavera fue generosa con ella. No se limiten a beberla. Gocen de su abundancia.
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