Hartos de buscar vivienda
Los altos precios y la escasezde oferta p¨²blica convierten en labor agotadora encontrar piso
La habitaci¨®n es oscura, h¨²meda. Un alto ventanillo deja pasar apenas una ligera claridad. El suelo est¨¢ lleno de desconchones y las gastadas baldosas bailan cuando se pisa en ellas. El techo, abuhardillado, muestra manchas amarillentas de viejas goteras. En el habit¨¢culo no hay manera de permanecer completamente estirado, por menguada que sea la estatura. El conjunto da sensaci¨®n de tristeza, de desolaci¨®n.Podr¨ªa ser la descripci¨®n de un tabuco del Madrid de la bohemia, del casticismo m¨¢s m¨ªsero. Tal vez un p¨¢rrafo de una novela del costumbrismo de primeros de siglo. O, simplemente, lo que puede contar cualquiera de los que, incansablemente, buscan un piso en el Madrid del a?o 2000.
-Una de las cosas que aprendes cuando buscas casa es que aqu¨ª, en Madrid, hay mucha infravivienda, chabolas verticales. Sin servicios, sin nada.
Pero ni aun con lo que aprendes se compensa el cansancio, el hast¨ªo, el estar -"hasta ah¨ª mismo, oiga"- de buscar, de dar vueltas a un Madrid imposible. Lo cuenta Nuria. Lleva m¨¢s de cinco a?os -"de manera intermitente"- buscando piso a trav¨¦s de anuncios, de agencias, de familiares, de amigos, que se avisan unos a otros. En una red cada vez m¨¢s extensa. Nuria ha acudido a ver pisos que la agencia le hab¨ªa dicho que eran "luminosos y grandes". Y se ha encontrado con oscuras cuevas. Ha ido, ilusionada, a ver un apartamento "coquet¨®n". Y se ha topado con un armario, tal vez un poco m¨¢s amplio de lo normal.
Son pisos no ya de segunda mano, sino de tercera, cuarta o de quinta ruina. Que de todo hay. Y eso que en Madrid, en junio de 1999 hab¨ªa 827 viviendas en rehabilitaci¨®n con un presupuesto de 330 millones de pesetas, seg¨²n datos de la Comunidad de Madrid.
Mar¨ªa est¨¢ tan harta de buscar que no quiere ya ni dar su nombre aut¨¦ntico. Tiene 33 a?os y ha acudido a todos los sistemas imaginables para encontrar algo para ella entre los dos millones largos de viviendas que hay en la Comunidad. Quiere un piso "normal" que no est¨¦ alejado del centro. Trabaja en su propia casa y, aunque ahora es m¨¢s f¨¢cil conseguir un cr¨¦dito hipotecario, sabe que su situaci¨®n laboral no le facilitar¨¢ las cosas.
-He intentado conseguir vivienda a trav¨¦s de las cooperativas, pero todas tienen sus promociones en el extrarradio. As¨ª que, de acuerdo con otros amigos, estoy buscando un solar para construir nosotros.
-No me diga...
-La verdad es que no s¨¦ si hago bien en cont¨¢rselo, no vaya a ser que lo intente m¨¢s gente y sea m¨¢s dif¨ªcil encontrar solar.
Lo que pasa es que tampoco es f¨¢cil encontrar un solar. En Madrid es muy dif¨ªcil porque los pocos que hay se los quedan constructoras que terminan por hacer min¨²sculos apartamentos.
-Es que cada vez que los medios de comunicaci¨®n hablan de vivienda y de que han subido, los precios pegan otro tir¨®n.
Tiene raz¨®n Nuria. O, al menos, eso es lo que parece. En un a?o, los precios de la vivienda nueva subieron, seg¨²n la sociedad de tasaci¨®n Tinsa, un 13% en Madrid capital y un 12% en la Comunidad. Y la propia Tinsa calcula que las necesidades para el a?o 2000 ser¨¢n de 39.104 viviendas. Eso en la tesis pesimista. En la optimista, las necesidades ser¨¢n de m¨¢s de 62.000. Las viviendas de segunda mano subieron en 1999 m¨¢s de un 21% en la capital. Un metro cuadrado cuesta ya casi el cuarto de mill¨®n. Una pasta. Y seg¨²n donde. En Alcobendas supera esta cifra y anda ya por las 266.000 pesetas el metro cuadrado. Lo que mide la caseta del perro.
-Le aseguro que ahora coger¨ªa con gusto algunas de las ofertas que rechac¨¦ cuando empec¨¦ a buscar piso.
Nuria insiste en que los particulares, los que quieren vender una vivienda, cuando oyen que suben los precios, suben inmediatamente el precio de las suyas.
Ernesto se compr¨® un piso nuevo. Uno de esos 32.000 que se construyeron en la Comunidad en 1999. Tiene 28 a?os y hace dos que ha empezado a formar familia.
-Quien de verdad me ha casado ha sido la Caja de Ahorros. Al menos para veinte a?os.
Y eso que ¨¦l tuvo suerte. Encontr¨® vivienda relativamente pronto. Si bien es verdad que en las afueras de Madrid. All¨ª el metro est¨¢ hasta a 253.000 pesetas.
Si no en las afueras, no demasiado en el centro es donde Sergio ha encontrado piso. Tiene 40 a?os. Se apunt¨® a una cooperativa, a Vitra.
-La ventaja es que en una cooperativa vas dando el dinero poco a poco. Tardas m¨¢s, pero supone un menor esfuerzo.
Dice Sergio que, adem¨¢s, las subidas, que en la iniciativa privada suelen ser de repercusi¨®n inmediata, se notan menos en este tipo de promociones. Es verdad que siempre hay un cierto temor. "Oye uno tantas cosas. Dicen tantas cosas los peri¨®dicos".
-Cuando lo de la PSV, todos los cooperativistas tuvimos miedo. Pens¨¢bamos: "Mira que si nos pasa igual". Pero la verdad es que nosotros hemos tenido suerte.
?l prob¨® tambi¨¦n en promociones privadas. Y cuenta que la diferencia entre una vivienda y otra, de caracter¨ªsticas similares, llegaba a los dos millones.
-Y que luego el precio depend¨ªa del vendedor que estuviera en ese momento. Ten¨ªas que regatear, como si estuvieras en un zoco.
?Y si ni siquiera as¨ª se puede pagar una vivienda? Hay entonces que acudir al Ayuntamiento o a la Comunidad. El Ayuntamiento, por ejemplo, tiene entre sus planes construir 752 pisos a trav¨¦s de la Empresa Municipal de la Vivienda. Son construcciones acogidas a alg¨²n tipo de protecci¨®n.
-El problema es que si tienes un sueldo medio, no cumples las condiciones porque te pasas. Y tampoco puedes meterte en promociones privadas porque no llegas. Un desastre.
Nuria, Mar¨ªa y tantos otros son la clase media, la sufrida clase media para la que nada hay. El Ayuntamiento, para ceder a este tipo de programas, exige que el solicitante no sea propietario de otra vivienda en el t¨¦rmino municipal de Madrid, que resida en el municipio despu¨¦s de 1985 por un plazo m¨ªnimo de dos a?os o que trabaje habitualmente en la capital.
Para hacerse una idea de c¨®mo est¨¢n las cosas, bastar¨ªa con decir que en septiembre de 1999, en la Comunidad se hab¨ªan terminado 6.249 viviendas de protecci¨®n oficial. Y para las 6.000 viviendas ofertadas por el Ayuntamiento en los ¨²ltimos ocho a?os se han presentado m¨¢s de 75.000 solicitudes. Es una loter¨ªa que en ocasiones est¨¢ trucada. Los esc¨¢ndalos relacionados con estas concesiones han salpicado a alg¨²n alto cargo municipal. Pero eso es otra historia.
Pero, adem¨¢s, que la Administraci¨®n, a veces, no es que no eche una mano, es que ahoga. Pone trabas que dificultan el acceso a la vivienda. Rub¨¦n est¨¢ en una cooperativa, la de Puerta del Corredor. Ellos no tienen problemas de suelo. Lo compraron en su momento. S¨®lo les queda construir. El problema es que no se les concede licencia.
Rub¨¦n cuenta que son m¨¢s de 3.500 familias, algunas con aut¨¦nticos problemas de vivienda. Viven con sus padres o con otros familiares. Est¨¢n casados o esperan para casarse. Algunos, hartos ya de todo, han decidido marcharse, recuperar el dinero e intentarlo en otra cooperativa. Han pedido reuniones con el concejal de Urbanismo. El 17 de marzo enviaban a Ignacio del R¨ªo una carta en la que le recordaban que era la cuarta vez que ped¨ªan una reuni¨®n. Mientras tanto, s¨®lo queda esperar.
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