Doble vida
La electr¨®nica incorporada a la intimidad de nuestra carne pronto nos convertir¨¢ en seres descodificados, trasl¨²cidos y absolutamente desarmados hasta el punto de que ya no podamos ocultar nunca nada. Dijo Ortega: nadie que no lleve una doble vida puede ser interesante. Dentro de poco lo sabremos todo de todos, de modo que no habr¨¢ necesidad de fingir, y de este fen¨®meno tal vez nacer¨¢ una cultura nueva en la cual ser¨¢ erradicada para siempre la culpa. A cambio todos seremos ciudadanos sin el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s. Hasta ahora la cara oculta del pr¨®jimo a¨²n despertaba cierta pasi¨®n. La altura de muchos personajes era proporcional a la zona de sombra que proyectaban e incluso algunos hab¨ªan hecho de la doble vida una obra de arte. Se empezaba a mentir de ni?o para defenderse de la autoridad del padre o del maestro; despu¨¦s se convert¨ªa la mentira en un juego de la raz¨®n, y llegados a la adolescencia tal vez este juego se incorporaba a la imaginaci¨®n, que pod¨ªa hacerse creativa hasta formar un castillo donde el ser humano se guarec¨ªa para seguir so?ando. En raras ocasiones la capacidad de fingir creaba a un contador de historias cuyos personajes viv¨ªan fingidamente en los libros; pero la doble vida real en la mayor¨ªa de la gente s¨®lo era un espacio preservado donde se desarrollaba la verdadera identidad. En esa zona oscura la existencia ten¨ªa el riesgo de ser vivida. Hasta ahora amagar el pensamiento, solapar los amores, realizar aventuras secretas o negocios sucios era peligroso, aunque relativamente f¨¢cil. Nadie es interesante si no tiene algo que ocultar. Este principio est¨¢ a punto de ser aniquilado. Cada d¨ªa que pasa, la electr¨®nica ilumina con m¨¢s claridad el pozo negro de nuestra vida. Estamos ya siendo grabados, escuchados y juzgados por c¨¦lulas informativas infinitamente sensibles que nos siguen d¨ªa y noche para recoger nuestras huellas. Cuando se descifre por completo el genoma humano se acabar¨¢ con la enfermedad, tal vez con la muerte, a cambio de rebajar nuestro orgullo al nivel de la mosca del vinagre. Cuando las c¨¢maras lleguen a entrar por cada poro de nuestro cuerpo nos veremos liberados de la necesidad de fingir, y si no hay sombras en nuestras vidas, tampoco habr¨¢ vol¨²menes. Todos seremos planos, aparentes e igual de miserables, pero viviremos ya sin culpa alguna puesto que todo suceder¨¢ a la vista de todos, y sin mentiras tampoco habr¨¢ almas.
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