"Ser¨ªa abogado si pudiera elegir los casos" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. ?Gran puntualidad la tuya, Javier! Veo que te has quedado en la terraza.Respuesta. Se est¨¢ bien, ?no? Aunque la verdad es que se estar¨ªa mejor si todos esos coches dejaran de hacer ruido. M¨ªralos, un t¨ªo en cada veh¨ªculo, al transporte p¨²blico que lo zurzan. ?Y a d¨®nde van? Son las diez y media, ya deber¨ªan estar todos en su sitio. Yo, cuando trabajaba, a las nueve ya estaba en el despacho.
P. En la Olivetti, ?no?
R. S¨ª, trabaj¨¦ bastantes a?os de jefe de prensa. No es que fuera la ilusi¨®n de mi vida, pero hab¨ªa que ganar dinero.
P. T¨² estudiaste Derecho. Se supone que ah¨ª se puede ganar dinero.
R. ?Sabes lo que cobraba un pasante en los a?os cincuenta? Menos que una se?ora de la limpieza. Adem¨¢s, en la pr¨¢ctica, era algo as¨ª como ser el chico de los recados. No s¨¦, supongo que dej¨® de hacerme ilusi¨®n la perspectiva de ser abogado. Tal vez lo habr¨ªa sido si me hubieran dejado elegir los casos, pero ¨¦se es un lujo que casi ning¨²n abogado se puede permitir. ?Pero d¨®nde va ese t¨ªo! ?T¨² has visto? Corriendo como un idiota por la Diagonal, trag¨¢ndose humos. Y se creer¨¢ muy listo.
P. A m¨ª me revientan m¨¢s los ciclistas. Sobre todo los que llevan una mascarilla en la boca. Te miran como diciendo: "Cuando todo esto se vaya al carajo, yo me salvar¨¦ gracias a mi mascarilla".
R. Y adem¨¢s van por la acera en direcci¨®n contraria. Si sale un ni?o de un portal se lo llevan por delante. Y no les digas nada, que son unos ecologistas solidarios de la hostia.
P. Pero el transporte al que t¨² tienes aut¨¦ntica man¨ªa es el avi¨®n, ?no?
R. No me gusta, no. Voy a todas partes en tren. Ya s¨¦ que me pierdo cosas, que nunca podr¨¦ ir a Am¨¦rica, por ejemplo, pero qu¨¦ se le va a hacer.
P. Me ha sorprendido bastante tu ¨²ltimo libro, Pat¨ªbulo interior, esa mezcla de chistes gr¨¢ficos y reflexiones.
R. Llevo toda la vida haciendo dibujitos en papeles sueltos, en servilletas de bar. Me gusta esa capacidad que tiene el humor gr¨¢fico para resumir en una imagen y un par de frases asuntos a los que otros dedican largos art¨ªculos.
P. Tu capacidad de producci¨®n es inmensa.
R. No tanto. Lo que pasa es que mis libros son breves. Respeto mucho a la gente que escribe historias de 500 folios, pero a m¨ª no me van. Tampoco creo que estos tiempos sean los adecuados para escribir novelas tan largas. No quiero exigirle tanta paciencia al lector. A veces veo en el metro a una mujer que lee uno de esos best sellers enormes y pienso que, a una media de dos p¨¢ginas diarias, tardar¨¢ tres a?os en terminarlo.
P. Por lo menos, en el metro las mujeres leen libros. Los hombres consumen prensa deportiva o manuales de manejo de los ordenadores.
R. Porque las mujeres a¨²n conservan un fondo de romanticismo. Hace falta ser un poco rom¨¢ntico para leer novelas. A la mayor parte de la gente le parece que la literatura no sirve para nada.
P. T¨² no paras de escribir y, sin embargo, sigues teniendo aspecto de desocupado. Tienes tiempo para sentarte en las terrazas de los bares, para comer con los amigos.
R. Ya no tanto. Sigo madrugando, eso s¨ª, y empiezo a escribir muy pronto, a las cinco o a las seis de la ma?ana, que es cuando tengo el cerebro m¨¢s despejado. Como pronto. Hago una siesta. Escribo un poco m¨¢s...
P. Y quedas con tu amigo Ramoncito, una de tus grandes fuentes de inspiraci¨®n.
R. Es un gran tipo. Tiene una visi¨®n del mundo tan... peculiar. Es un chaval de buena familia que nunca ha querido trabajar. Se ha dedicado a observar lo que le rodeaba y a sacar sus propias conclusiones al respecto. Tiene unas salidas geniales, y me cuenta cada cosa... A veces, va a alg¨²n sitio de esos que reparten la sopa boba entre los pobres y luego le invito a una cerveza y me cuenta lo que ha visto: el viejo rijoso que, naranja en mano, le dice a la camarera ?me la pelas, guapa?, y sus compa?eros se tronchan.
P. Un poco s¨®rdido, ?no?
R. Tal como ¨¦l lo cuenta, no. ?Hala! ?Has visto la ciclista ¨¦sa? ?Por encima de la acera, contra direcci¨®n y a toda casta?a! Realmente, el principal problema de este mundo es la colusi¨®n de derechos. Aqu¨ª todo el mundo cree tener todos los derechos y ning¨²n deber.
P. Te veo un poco apocal¨ªptico, Javier.
R. Cada vez est¨¢ todo peor. Nostradamus se qued¨® corto. O tal vez se refer¨ªa a esos imb¨¦ciles que van tocando la bocina o a esas cretinas que van en bici por la acera.
P. La gente suele refugiarse del horror de la existencia en su familia. T¨² intentaste formar una y luego volviste a casa de tus padres. ?Qu¨¦ paso?
R. La chica no se aclimat¨®. Era extranjera. El matrimonio dur¨® poco.
P. ?La soledad ayuda a escribir?
R. Tienes menos preocupaciones, eso seguro.
P. Cuando ganaste el premio Sent Sov¨ª, ?te empezaste a considerar un gastr¨®nomo?
R. Qu¨¦ va. No lo soy. Yo quer¨ªa escribir una historia humor¨ªstica sobre los delirios autonomistas y nacionalistas y pens¨¦ que una buena manera de abordar el tema era a trav¨¦s de las hortalizas. Un r¨¢bano tambi¨¦n tiene derecho a pensar, ?no?
P. Personalmente, me interesan m¨¢s las opiniones de un r¨¢bano que las de ciertos pol¨ªticos.
R. Pues mis r¨¢banos pensaban mucho, se sublevaban y eso. Pero yo de gastr¨®nomo, nada. Me gusta comer, eso s¨ª. Y prueba de ello es que ten¨ªa que ir a Madrid para un acto p¨²blico y no voy a ir porque me coincide con una comilona en Igualada. Les enviar¨¦ una grabaci¨®n en v¨ªdeo. Estar¨¦ en Madrid en efigie, como las v¨ªctimas de la Inquisici¨®n. Mira, mira. Mira el t¨ªo ¨¦se. Conduciendo y hablando por el m¨®vil. ?Pero a d¨®nde ir¨¢ ese imb¨¦cil?
P. T¨² tambi¨¦n tienes un m¨®vil.
R. No hay m¨¢s remedio. Tienes que estar siempre disponible. Si te quieren encargar un art¨ªculo y no te pillan, se lo piden a otro. Aqu¨ª, Ram¨®n, el que no corre, vuela.
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