Las sanciones a menores por faltas y delitos se han multiplicado por cuatro desde 1995

Las sanciones a menores de 16 a?os autores de da?os, hurtos y otras conductas delictivas, la mayor¨ªa de car¨¢cter leve, se ha multiplicado por cuatro desde 1995. En 1999 se aplicaron 1.367 sanciones, a menudo varias a un mismo joven, frente a las 375 de 1995. Los responsables de los centros de reforma de la Comunidad y de la Fiscal¨ªa y el Defensor del Menor explican que si les llegan m¨¢s casos no s¨®lo es porque la violencia juvenil haya aumentado, sino tambi¨¦n "porque se denuncia m¨¢s y porque existen mayores posibilidades de detectarla y de atenderla con medidas alternativas".

La fiscal¨ªa de Menores inici¨® en 1999 la investigaci¨®n de 3.160 expedientes relacionados con faltas o delitos cometidos por menores. En 1998 fueron 2.375, y en 1993 s¨®lo fueron 849. Seg¨²n el fiscal F¨¦lix Pantoja, este incremento se explica en parte por el hecho de que ahora se tienda m¨¢s a judicializar los problemas que en otras ¨¦pocas. "Nos llegan denuncias sobre hechos que antes ten¨ªamos muy pocas veces, por ejemplo peleas entre chicos aunque no hayan sido de extrema gravedad", asegura.Es el Instituto Madrile?o del Menor y la Familia (IMMF), de la Comunidad, el encargado de aplicar las sanciones decididas en cada caso por los jueces y fiscales. Algunas de ellas tienen un car¨¢cter m¨¢s educativo, como la mediaci¨®n o la reparaci¨®n del da?o causado, y otras, como el internamiento en un centro cerrado o la libertad vigilada aplicadas en los casos m¨¢s graves, son m¨¢s punitivas.

Las faltas y delitos m¨¢s comunes son: destrozos en objetos (mobiliario urbano, escaparates...), peleas con lesiones leves, hurtos, utilizaci¨®n ileg¨ªtima de veh¨ªculo de motor y robo con intimidaci¨®n. Sus autores tienen, por lo general unos 15 o 16 a?os, son casi todos varones y de clase media o media baja.

La directora del IMMF, Esperanza Garc¨ªa, admite que pueda existir una mayor violencia juvenil. "Es algo que se vive en toda la sociedad, tanto en la familia como en la escuela, y que tambi¨¦n observamos en los centros para chavales en desamparo", afirma.

Medidas alternativas

Pero ofrece otras razones para explicar por qu¨¦ en cuatro a?os se ha multiplicado por cuatro el n¨²mero de sanciones a menores por actos delictivos. "Hasta la reforma de 1992, la ley que reg¨ªa los juicios a menores (en vigor desde 1948) contemplaba el internamiento como ¨²nica medida, fuese cual fuese la gravedad del delito. Aquello era muy duro y, a menudo, ante la disyuntiva de tener que meter a un chico al reformatorio por el robo de una radio, o no adoptar medida alguna, se optaba por lo segundo", explica Garc¨ªa. "Desde 1992 hay numerosas medidas alternativas al internamiento, muchas de car¨¢cter educativo", agrega.

Rosa Beriain, coordinadora del ¨¢rea de menores en conflicto social del IMMF, considera que se han incrementado las denuncias por hechos de menor gravedad, "pero no por delitos de gran violencia". "De hecho, las medidas de internamiento o de libertad vigilada, que son las que se aplican en los hechos m¨¢s graves (violaciones, homicidios, robos con violencia...) se mantienen estables desde hace a?os", asegura.

El a?o pasado se impusieron 114 medidas de libertad vigilada, frente a las 117 de 1999 y se decretaron 76 internamientos, cuando hace cuatro a?os fueron 64.

"El ¨²ltimo violador menor de edad lo tuvimos en 1997 y de 1995 hasta hoy s¨®lo nos han llegado tres casos de homicidio", explica. "Desde el Instituto adoptamos medidas s¨®lo para infractores menores de 16 a?os; otra cosa son los de 16 a 18", a?ade.

Hace dos semanas, la Comunidad denunci¨® a tres menores internados en el Centro de acogida de Hortaleza por un presunto delito de abuso sexual sobre otros tres residentes. Los dos presuntos culpables de mayor edad han sido internados en un centro de reforma. Beriain afirma que estos casos no son frecuentes. "En 1999 nos llegaron cuatro chicos culpables de cometer abusos sexuales, pero ninguno proced¨ªa de nuestros centros de acogida", concluye.

El defensor del Menor, Javier Urra, apostilla que "la polic¨ªa, la fiscal¨ªa y la judicatura tienen m¨¢s equipos especializados en chavales que delinquen, lo que hace aflorar situaciones que antes quedaban escondidas". Y apunta: "Ahora existe cierta tendencia a judicializar todo. No s¨®lo nos llegan chicos que han cometido graves delitos, sino que lo m¨¢s habitual es que se denuncien agresiones a compa?eros de clase o peque?os robos".

Pero el defensor del Menor reconoce un aumento de actos violentos cometidos por adolescentes. "Ya no hay bandas como la de El Vaquilla, pero hay chavales que la emprenden a golpes contra las cosas o contra las personas. Algunos son chicos de familias marginadas, con problemas de paro, alcohol y droga pero lo m¨¢s nuevo es que cada vez hay m¨¢s chavales de clase media o media-alta, con dinero, pero a menudo sin unos padres que les marquen los l¨ªmites", concluye.

Las medidas extrajudiciales dirigidas a que el menor repare el da?o causado sin tener que ir a juicio han ido creciendo. En 1995 se aplicaron s¨®lo en 99 casos (un 26% del total) frente a los 861 (un 63%) del a?o pasado. La mitad de ellas consisten en una mediaci¨®n en la que v¨ªctima y agresor se sientan frente a frente para que el segundo pida perd¨®n.

Otras veces se opta por la reparaci¨®n directa del da?o o, lo que es m¨¢s frecuente, por imponer al menor la realizaci¨®n de actividades en beneficio de la comunidad. As¨ª, hay 89 puntos en la regi¨®n donde se desempe?an esas medidas: desde los jardines de la estaci¨®n de tren de El Pozo (Puente de Vallecas), de cuyo mantenimiento se encargan chicos que han causado destrozos en Renfe hasta residencias de ancianos o de discapacitados.