Historia, intimidad y grandeza

Una orquesta como la Gewandhaus de Leipzig, la m¨¢s antigua de Alemania pues se fund¨® en 1781, se presenta ante nosotros no s¨®lo para exhibir sus cualidades, sino tambi¨¦n, inevitablemente, para lucir el peso de su historia. Despu¨¦s de los denominados Konzertmeisters -el concertino de viol¨ªn que dirig¨ªa desde su atril-, en 1835 se hace cargo de la agrupaci¨®n, como director permanente, Felix Mendelssohn, al que suceden Rietz, Gade, Devid, Reinecke, Nikish, Furtw?ngler, Bruno Walter, Abendroth, Herbert Albert, Konwitschni y Neumann. Desde 1970 hasta 1996, el titular es Kurt Masur, al que sucede, hace un par de a?os, Herbert Blomstedt (Springfield, EEUU, 1927).Esa relaci¨®n de conductores revela la l¨ªnea continuada de exigencia de la Gewandhaus, a la que Blomstedt -formado en Europa- ha impuesto una brillantez de sonoridades esplendorosas, sobre todo en los metales, an¨¢loga a la de muchas orquestas norteamericanas. El "sonido Berl¨ªn" -asentado en la amplitud de las frecuencias graves- se al¨ªa aqu¨ª con el "sonido Los ?ngeles o San Francisco".

El programa para el abono de Iberm¨²sica enfrentaba la voz ¨ªntima de Clara Schumann, en su juvenil Concierto en La menor, opus 7 y la diferenciada y poco escuchada Sinfon¨ªa n¨²mero 6, de Bruckner. Dentro de su tiempo y su ¨¢mbito, esta obra de la hija de Wieck y esposa de Schumann revela sensibilidad, gran transparencia y certero sentido pian¨ªstico pero queda lejos de los Mendelssohn, Roberto Schumann o Chopin e incluso de las Variaciones sobre un tema de Schumann, opus 20, de la propia Clara Wieck. Fue protagonizada por la rusa Elisabeth Leonskaia (Tbilisi, 1945) con exacta comprensi¨®n y un virtuosismo siempre puesto al servicio de la idea musical. La colaboraci¨®n del maestro y su orquesta, siempre identificada con la pianista, mereci¨® el aplauso recibido por todos.

No se comprende bien la raz¨®n por la que la Sexta sinfon¨ªa permanece un tanto aparcada dentro del asiduo cultivo de la obra de Bruckner. Posee tantas bellezas como cualquier otra, con la ventaja de mostrarnos unos perfiles un tanto diferentes del compositor. Podr¨ªamos apuntar que en el ciclo bruckneriano la sexta funciona a modo de la Pastoral, en el sinfonismo de Beethoven, aunque la carga l¨ªrica abunde en matices m¨¢s cercanos a Schubert que a otros precedentes del m¨²sico de Ansfelden.

Sencillez

Las plenitudes de un instrumento como la Orquesta de Leipzig llenaron la sala grande del Auditorio, definida y generosa en el tiempo de reverberaci¨®n, y Blomstedt construy¨® y expres¨® con fidelidad esta p¨¢gina imponente a partir de la sencillez de las ideas motrices, a trav¨¦s de una concatenaci¨®n de planos y una sabia ordenaci¨®n de las tensiones a la vez que iluminaba todos los detalles de una partitura rica y plena, sobria e imaginativa, precisa en tempo musical y extensa en duraci¨®n cronom¨¦trica.

Grandes ovaciones subrayaron la visita madrile?a de la Gewandhaus, un gran cap¨ªtulo de la historia musical europea.