Triunfo de Hermoso de Mendoza
Torear a caballo en Jerez es penetrar en el sancta sanctorum del arte; triunfar all¨ª debe ser como salir a hombros tras un discurso en el ?gora de Atenas. Pablo Hermoso de Mendoza quiso estirarse en la Feria del Caballo y pronunci¨® el discurso del bien torear, basado en un estricto sentido de la lidia al que adjunt¨® el valor necesario.Su labor tuvo siempre como norte necesario la intenci¨®n de lidiar, y ello desde la salida misma de la res. Siempre se dirigi¨® hacia ella, separ¨¢ndose s¨®lo lo indispensable para volverla a encelar. Desde los dos rejones de castigo par¨®, templ¨® y mand¨® con el caballo, y desde el caballo, haciendo que ¨¦ste se moviera en una loseta, cuarteando en una cuarta desde el lado contrario y clavando sin soluci¨®n de continuidad.
Cobaleda / Cuatro rejoneadores Toros para rejoneo de S¨¢nchez Cobaleda, manso el 1?, bravo el 6? y sosos los dem¨¢s
Ferm¨ªn Boh¨®rquez: aplausos. Luis Domecq: oreja. Pablo Hermoso de Mendoza: dos orejas. Antonio Domecq: ovaci¨®n. Por colleras: Boh¨®rquez-Hermoso de Mendoza: oreja. Luis y Antonio Domecq: dos orejas. Plaza de Jerez, 17 de mayo. 1? de feria. Dos tercios de entrada.
Lo de Cagancho es casi tan dif¨ªcil de hacer como de contar: quebraba sin distancias, se llevaba los cuernos pegados a la grupa y sal¨ªa por dentro o por fuera, donde ya se hab¨ªa agotado el espacio. Puso cuatro farpas, dos con Cagancho y las otras con Chicuelo, que tambi¨¦n limitaba andar y piruetas a la cara del toro. Coloc¨® dos de las cortas y, a la hora de matar, marr¨® en primera instancia y lo resolvi¨® con un rejonazo en el costillar contrario.
Salir tras el monstruo es un compromiso serio que hizo perder los papeles a Antonio Domecq. Nunca le cogi¨® el sentido unitario a la lidia. La sensaci¨®n de peligro del toro se evidenci¨® ante la falta de toreo y la ausencia de templanza y lleg¨® a alcanzar un nivel dram¨¢tico cuando, en banderillas, la montura, Imperial de nombre, fue alcanzada en el vientre, con posterior salida de parte del paquete intestinal. Tan duro espect¨¢culo termin¨® de un metisaca.
Ferm¨ªn Boh¨®rquez hubo de consentir mucho a un manso d¨¢ndole ventaja y templando en banderillas. Mat¨® mal. Luis Domecq, sobrio, acad¨¦mico y soso, clav¨® siempre atr¨¢s, obteniendo m¨¢s aplausos al salir de las suertes que al ejecutarlas. En la desigual actuaci¨®n por parejas brillaron los fogonazos de Boh¨®rquez y la calidad de Hermoso de Mendoza
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