Estamos haciendo el rid¨ªculo PATXO UNZUETA
Parecemos haber perdido un cierto sentido de la medida que hasta extra?os mal dispuestos nos reconoc¨ªan en el pasado. Contribuye a la confusi¨®n, y esto ya es viejo entre vascos, la admiraci¨®n que nos producen nuestras propias haza?as y el deliquio de autocompasi¨®n en que nos revolcamos al pensar en nuestras desgracias.Acusar al Cesid de organizar el griter¨ªo contra Ibarretxe, decir que el PP aprovecha la sangre de las v¨ªctimas para sacar votos, deslizar el mensaje de que sin los inmigrantes habr¨ªamos ganado un refer¨¦ndum, tachar de vascos colonizados a gentes como Onaind¨ªa o Juaristi son actitudes que revelan una mentalidad muy alejada de la sobriedad que se nos supone. Hay mucho manique¨ªsmo fulgurante y demasiado narcisismo parroquialista.
A Juaristi le han nombrado director de la Biblioteca Nacional, lo que ha sido saludado como un reconocimiento a su trayectoria intelectual y c¨ªvica. La excepci¨®n ha sido Anasagasti, que recomienda al nuevo director aprovechar el puesto para leer libros y curarse de sus obsesiones antinacionalistas. A Juaristi, el m¨¢s erudito de nuestros escritores, se le podr¨¢ acusar de otras cosas, pero no de leer poco, aunque tal vez su sabidur¨ªa no pueda compararse con la de ese "intelectual vasco de singular dimensi¨®n y probado valor como estadista", seg¨²n defin¨ªa a Arzalluz hace poco uno que fue director de Deportes del Gobierno vasco. El peri¨®dico Gara utilizaba un lenguaje m¨¢s militar (como de La guerra de las Galias): Aznar ha premiado a Juaristi por los servicios prestados en las provincias del norte.
La naci¨®n es plural o no es. La unanimidad es propia de sectas o partidas. Un verdadero l¨ªder nacional (De Gaulle ante Sartre) se enorgullece del talento de sus paisanos, aunque no sean de su cuerda. En Euskadi, cualquier vasco que sea reconocido lejos de la parroquia es visto con sospecha. Hace dos a?os el diputado Gonz¨¢lez de Txabarri present¨® una pregunta parlamentaria cuestionando que TVE hubiera encargado a Juaristi el gui¨®n correspondiente a Bilbao de la serie ?sta es mi tierra. Al diputado no le parec¨ªa "normal" elegirle para representar a una ciudad que "vota mayoritariamente nacionalista". Y a las autoridades culturales vascas ni se les ha pasado por la cabeza concederle uno de sus premios Euskadi. Prefieren a Margarita Robles.
Los intelectuales m¨¢s cr¨ªticos con el nacionalismo, en su mayor¨ªa procedentes del voluntarismo izquierdista, tardaron en comprender todas las implicaciones de la aceptaci¨®n del principio pluralista. Fue el nacionalista Joseba Arregi quien m¨¢s claramente defendi¨® que el Estatuto no era una f¨®rmula entre otras de resolver la cuesti¨®n vasca, sino la ¨²nica compatible con una sociedad en la que al menos la mitad de la poblaci¨®n no comparte la emoci¨®n nacionalista. Por el contrario, el planteamiento soberanista, recuperado por Ollora-Egibar como v¨ªa para convencer a ETA, supone forzar a esa mitad de la poblaci¨®n a sumarse contra su voluntad y bajo chantaje al ideal abertzale. La relaci¨®n conflictiva entre nacionalismo y democracia s¨®lo se convierte en incompatibilidad cuando se pretende sustituir a las instituciones representativas del pluralismo realmente existente por un frente nacional en pos de la soberan¨ªa.Es una estrategia cuya din¨¢mica implica la exclusi¨®n como extranjero de quien no se sume a ella.
Un nacionalista democr¨¢tico era, por ejemplo, Koldo Mitxelena, el intelectual vasco m¨¢s influyente de los ¨²ltimos 50 a?os, seg¨²n la encuesta que hizo en su d¨ªa Edurne Uriarte. Nacionalista desde la adolescencia, gudari condenado a muerte por Franco, secretario del l¨ªder del PNV Juan de Ajuriaguerra en la clandestinidad, fue Mitxelena quien dijo que se consideraba dem¨®crata antes que nacionalista. La idea se considera ahora piedra de esc¨¢ndalo.
El primer p¨¢rrafo de este art¨ªculo pertenece a un escrito suyo ("Intolerancia y antiestatutismo". Muga, 2. 1979) que finaliza as¨ª: "De la pol¨ªtica llamada por ant¨ªfrasis de prestigio (van a Madrid a bajarse los pantalones, etc.) jam¨¢s se ha conseguido nada m¨¢s que cat¨¢strofes. S¨®lo que (...) hay quienes ven en la cat¨¢strofe la ¨²nica posibilidad de supervivencia pol¨ªtica, como individuos y como grupitos". Por ejemplo, los encapuchados cuyas declaraciones reproducen hoy todos los peri¨®dicos.
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