Santana, bajo la Luna llena
Con una grata temperatura y una preciosa Luna, 22.000 personas celebraron ayer en el estadio madrile?o de La Peineta el reencuentro con Santana. M¨¢s exactamente, con un Carlos Santana reivindicado por la avalancha de premios Grammy, aparte de ser el m¨¢s reciente ingresado en el club del disco de diamante, al superar los 10 millones de copias de Supernatural. El tramo espa?ol de esta gira triunfal contin¨²a hoy por Zaragoza, antes de concluir en Barcelona el s¨¢bado.Aparentemente, Carlos Santana ha logrado su prop¨®sito de conectar con el p¨²blico m¨¢s joven. Para buena parte de los asistentes a La Peineta parec¨ªa ser el primer contacto con Santana en vivo; no faltaban los que cre¨ªan que Tito Puente fue un gladiador romano. Para los habituales de Santana se trataba de comprobar si hab¨ªa ocurrido alguna renuncia en el camino dorado.
De momento se comprob¨® que se ha perdido la intimidad de sus ¨²ltimas visitas. A Carlos Santana se le ve¨ªa en el patio del Cuartel del Conde Duque y all¨ª era posible bailar mientras las piernas del guitarrista estaban al alcance de las manos de los fans. Luego, era f¨¢cil el acceso a sus camerinos, donde el guitarrista y sus m¨²sicos recib¨ªan cordialmente a amigos y desconocidos, que terminaban picoteando en su comida y en su bebida.
Tales familiaridades se han acabado. Tambi¨¦n es cierto que Carlos ha ganado en libertad. Por ejemplo, ya no sufre los acosos de los funcionarios municipales, empe?ados en que aquellos conciertos se cortaran antes de las doce de la noche, aunque en el escenario de los Veranos de la Villa se hubiera montado una jam session de todos los demonios.
Resurrecci¨®n comercial
Ahora Santana lleva patrocinio de una marca de autom¨®viles. Y puede realizar conciertos m¨¢s cercanos a lo acostumbrado. Y permitirse el lujo (tal vez no muy apreciado por el respetable) de contar con Tour¨¦ Kunda como teloneros. El grupo parisiense ha promocionado repertorio a Carlos Santana y est¨¢ enderezando su carrera con un disco excepcional, que se abre con En el aire esta noche, el ¨¦xito de Phil Collins convenientemente africanizado. ?frica es el origen de su m¨²sica, insiste Carlos, que engloba en ese continente a Ricky Martin y dem¨¢s fen¨®menos latinos. Pero no hemos venido hasta San Blas para discutir genealog¨ªas: se trata de conmemorar la resurrecci¨®n comercial -art¨ªsticamente, rara vez ha flaqueado- de un chicano que fue masticado y escupido por la industria de la m¨²sica y que ha vuelto a dar la campanada con un disco donde la mercadotecnia no apaga el ardor emocional.
Santana piensa en los novatos y el recital se abre con un pu?ado de temas de Supernatural antes de entrar en materia. Es decir, en los blues, en las exploraciones instrumentales donde la guitarra serpentea y los m¨²sicos parecen gozar de espacio para respirar. Claro que Carlos no renuncia a las cartas marcadas: Mar¨ªa, Mar¨ªa, con su sospechosa guitarra aflamencada, cuenta incluso con la proyecci¨®n en la pantalla de v¨ªdeo central de la imagen de la protagonista del videoclip. Un bello Europa quita el sabor a pastel.
Es el turno de otra baza cl¨¢sica de los conciertos de Carlos en Madrid: la presencia de "mi hermano", Javier Vargas. Un guitarrista tal vez demasiado cercano al territorio santanero como para que la mezcla resulte cegadora.
Como instrumentista, Santana no renuncia a los gui?os para enterados, insertando citas de Milton Nascimento y otros. Pero tambi¨¦n hay salidas tramposas, como las invitaciones a dar palmadas o el temible solo de bater¨ªa. Son lapsos est¨¦ticos en un concierto que mantiene un ritmo feroz, con una banda amplia -10 m¨²sicos, incluidos dos metales- que en lo esencial llevan muchos a?os de carretera, pero que no han olvidado c¨®mo reverdecer las cl¨¢sicas. Canciones que todav¨ªa tienen estatura de gigante frente a la liviandad de la mayor parte del repertorio de Supernatural.
Babelia
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