Clasicismo vien¨¦s y magia sonora
Con las actuaciones de la Sinf¨®nica de Pittsburgh que dirige, desde 1997, Mariss Jansons (Riga, 1943), llega a su fin la temporada n? 30 de Iberm¨²sica en su serie dedicada a las Orquestas del Mundo. Empe?o que instaur¨® entre nosotros la familiaridad con las m¨¢s importantes formaciones sinf¨®nicas, corales y de c¨¢mara junto a solistas de primer rango, que sobrepasaron, durante las tres d¨¦cadas el n¨²mero de 300. La Orquesta de Pittsburgh hab¨ªa estado ya con su anterior titular, Lorin Maazel, y ahora renueva sus triunfos con el maestro let¨®n, lanzado desde el concurso Karajan en 1971.Desde entonces, la carrera de Jansons ha sido de suma brillantez y, a la vez, de paso seguro y consistente. Su versi¨®n de la Sinfon¨ªa en si bemol, n? 4, de Beethoven tuvo categor¨ªa de excelencia, aunque -como es bastante frecuente hoy- algunos movimientos resultasen un punto demasiado r¨¢pidos. Lo que se advierte menos, en este caso, por el virtuosismo de los instrumentistas americanos, verdaderamente fascinante como la misma calidad de su sonido. Una p¨¢gina tan magistral, equilibrada y transparente como la Sinfon¨ªa en si bemol se beneficia muy especialmente de ese virtuosismo, as¨ª como del buen criterio del maestro y sus colaboradores y el aplauso se produjo sincero y un¨¢nime.
Ciclo Iberm¨²sica
XXX Aniversario Orquesta Sinf¨®nica de Pittsburgh. Director: M. Jansons. Obras de Beethoven, Ravel, Haydn, Strauss y Stravinski. Auditorio Nacional. Madrid, 18 y 19 de mayo.
En la segunda parte, Jansons dirigi¨® la Rapsodia espa?ola de Maurice Ravel, uno de los m¨¢gicos sortilegios que el sentir y el pensar del gran vasco-franc¨¦s y, tambi¨¦n, uno de los m¨¢s altos homenajes que Espa?a ha recibido de un compositor extranjero. Los cuatro movimientos o evocaciones, en los que la po¨¦tica y la pl¨¢stica cohabitan con la m¨²sica en su misma sustancialidad, encontraron una traducci¨®n ver¨ªdica, sobria pero intensamente expresiva que elev¨® el tono de las ovaciones.
Se convertir¨ªan en clamor tras las fieles e imaginativas versiones de Stravinski: El p¨¢jaro de fuego, que cerr¨® el primer programa, y La consagraci¨®n de la primavera que clausur¨® el segundo. Estas creaciones stravinskianas, en especial Le Sacre, permanecen vivas como el primer d¨ªa, incluso en su capacidad de sorpresas. Son invenciones emblem¨¢ticas del siglo XX, uno de los m¨¢s esplendorosos en la historia musical. Presentan los "cuadros de la Rusia pagana", una dificultad sustantiva: conciliar un refinamiento intelectual y po¨¦tico de alt¨ªsimo porte con evocaciones rituales de un abrupto primitivismo. El genio de ?gor Stravinski transmuta todo en hermosa obra de arte y el artista de categor¨ªa que es Mariss Jansons, sirve con luminosa fidelidad las ideas del compositor porque previamente las ha asimilado y las siente como propias.
Antecedieron a La consagraci¨®n, la bell¨ªsima Sinfon¨ªa en sol militar, de Haydn que tiene su an¨¦cdota en las "percusiones turcas" ya viv¨ªsimas en El rapto de serrallo, de Mozart, anterior en 12 a?os, y su categor¨ªa en una perfecci¨®n ideol¨®gica y artesanal aut¨¦nticamente magistrales.
Entre sinfon¨ªa y ballet, la dramaturgia evocadora de Richard Strauss, otra vez la Viena valseante de los otros Strauss, en los interludios de Intermezzo (Dresde, 1924). La admirable formaci¨®n americana y su director, Jansons, recibieron ovaciones sin tasa que obligaron a espectaculares "propinas". Y el curso de Iberm¨²sica concluy¨® en punta de m¨¢xima categor¨ªa.
Babelia
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