Madrugada infernal en el Everest
ENVIADO ESPECIALEfectos del azar combinados con la meteorolog¨ªa reunieron hace dos d¨ªas a 17 alpinistas espa?oles y dos andorranos a 8.300 metros, todos juntos en el ¨²ltimo campo de altura del Everest. Aguardaban el d¨ªa bueno, su mejor forma, la promesa de los sherpas que, bien remunerados, deb¨ªan fijar cuerdas entre el campo 3 y en el segundo escal¨®n, a 8.700 metros. Las tertulias sobre qu¨¦ fecha fijar para el ataque a la cima (aqu¨ª se emplea este t¨¦rmino militar) amenazaron con eternizarse, hasta que todos salieron al un¨ªsono. Escogieron la peor fecha. Sin saberlo, claro. Y ahora, dos d¨ªas despu¨¦s de la retirada masiva, las consecuencias de una madrugada terrible amenazan con arruinar las posibilidades de vencer sin ox¨ªgeno artificial esta monta?a que mide 8.848 metros.
Tras la confusi¨®n de las primeras horas, y con los testimonios de los alpinistas espa?oles (11 vascos, tres catalanes, un abulense, una valenciana, un asturiano) y dos andorranos en la mano, se amontonan las im¨¢genes fuertes. Hay al menos un alpinista fallecido, perteneciente a una expedici¨®n extranjera, cuya identidad se desconoce, pese a que todo parece indicar que es polaco. Este ¨²ltimo resbal¨® ante las narices de Alberto Zerain, de la expedici¨®n Al filo de lo imposible, y volvi¨® a deslizarse cuando Zerain ya se hallaba a su altura, hab¨ªa asido su mochila y se aprestaba a rescatarle. Se qued¨® con la mochila en la mano, siguiendo la ca¨ªda del cuerpo, que se detendr¨ªa 1.800 metros m¨¢s abajo. Nadie ha reclamado dicha mochila.
Ayer mismo, un miembro de una expedici¨®n internacional reconoci¨® que desconoce d¨®nde pueden hallarse dos alpinistas de su grupo que atacaron la cima al mismo tiempo que los espa?oles. Ni siquiera pudo decir sus nombres, s¨®lo que faltaban dos. Dicha expedici¨®n, organizada por una agencia nepal¨ª, carec¨ªa de gu¨ªas y se limitaba ¨²nicamente a ofrecer la infraestructura necesaria para sobrevivir en el campo base. Los miembros de la expedici¨®n ni se conoc¨ªan entre s¨ª antes de pisar el T¨ªbet, de ah¨ª que las dos ausencias carezcan de identidad.
Antonio Aquerreta, Miguel ?ngel Vidal, Rosa Real, Juan Oiarzabal, Josu Bereziartua, Ferran Latorre, Juan Vallejo, Alberto Zerain, Willy Ba?ales y Llu¨ªs Rafolls se plantaron al pie del segundo escal¨®n, a 8.600 metros. Eran las tres y media de la madrugada del s¨¢bado y acababa de sorprenderles una ventisca terrible de nieve y viento. Bereziartua se?alar¨ªa despu¨¦s que notaba c¨®mo "se me iba un dedo, recuperaba otro, se me iba el siguiente. ?bamos al l¨ªmite y, si hubi¨¦ramos insistido dos horas m¨¢s, habr¨ªamos sufrido severas congelaciones".
Regresaron cada cual con sus fuerzas; es decir, en desbandada. A la hora del recuento estaban todos. Algunos, al l¨ªmite. Oiarzabal sufre una seria congelaci¨®n en la nariz, y los doctores aqu¨ª presentes le aconsejan que abandone la expedici¨®n y se trate en Katmand¨². ?l no hace caso y ya planea otro intento para el jueves. La guipuzcoana Edurne Pasaban camina ya hacia la civilizaci¨®n con cinco dedos de la mano afectados. Un sherpa de su expedici¨®n lleva dos d¨ªas en el campo 3 con pies y manos congelados esperando un rescate que el mal tiempo demora. Llu¨ªs Rafolls tambi¨¦n sufre una leve congelaci¨®n en la nariz, de car¨¢cter menos serio que la que sufre Oiarzabal, que alcanz¨® extenuado el campo base avanzado.
Se rumorea que alguno de los desaparecidos puede haber fallecido en cualquiera de las tiendas abandonadas en el campo 3 y una expedici¨®n holandesa no encuentra la manera de rescatar a un compa?ero afectado por un serio edema cerebral. El mal tiempo ha vuelto a cebarse con el Everest: hace m¨¢s fr¨ªo que cuando alcanzamos el campo base, hace 40 d¨ªas, y los permisos de cima expiran en 10 d¨ªas. En cualquier caso, nadie habla de retirada. Ma?ana parten hacia la cima Koldo Aldaz, Carlos Pauner, Mikel Zabalza y uno mismo. Dos d¨ªas despu¨¦s, el grupo de Juan Oiarzabal.
El sherpa Babu Chiri, el ¨²nico hombre que conoce el Everest como el jard¨ªn de su casa, el ¨²nico que ha dormido por voluntad propia en la cima de dicha monta?a, bati¨® ayer otro r¨¦cord desde la cara sur. Fue capaz de subir desde el campo base hasta la cima en 16 horas y 56 minutos. A Chiri no le import¨® que desde el ¨²ltimo campo hasta la cima hubiera nieve hasta la cintura ni que el d¨ªa fuera nefasto. Ten¨ªa un contrato publicitario y deb¨ªa cumplirlo.
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