La Comunidad de Madrid abre en un poblado marginal la primera narcosala de Espa?a 150 heroin¨®manos podr¨¢n inyectarse la droga cada d¨ªa en un local bajo control m¨¦dico
Madrid inaugura ma?ana la primera narcosala para toxic¨®manos de Espa?a en el poblado marginal madrile?o de Las Barranquillas, importante punto de venta de drogas. El objetivo de esta unidad de venopunci¨®n es ofrecer a los heroin¨®manos m¨¢s desarraigados, con a?os de adicci¨®n e intentos fallidos de dejarlo, un lugar donde consumir con menos riesgos sanitarios. El dispositivo contar¨¢ con trabajadores sociales para acercar a la red asistencial a estos drogodependientes. Cada d¨ªa, 150 toxic¨®manos podr¨¢n acceder a esta sala de nueve de la ma?ana a nueve de la noche.
Existen narcosalas en Suiza y Holanda, pero ¨¦sta es la primera que se abre en Espa?a. En ella puede entrar cualquier heroin¨®mano, pero est¨¢ pensada sobre todo para unos 100 drogodependientes muy deteriorados que malviven en poblados marginales como el de Las Barranquillas, en el distrito de Vallecas (Madrid).Son personas con a?os de adicci¨®n, sin hogar y con los v¨ªnculos familiares rotos, que consumen sus dosis en recovecos insalubres. No acuden a los centros de drogodependientes ni a los servicios sociales o sanitarios. Su vida consiste en un ir y venir por el poblado, en el que a menudo ejercen de machacas, una especie de esclavo de los traficantes.
El Gobierno aut¨®nomo madrile?o, del PP, ha adjudicado este innovador servicio, por concurso p¨²blico, al Centro de Orientaci¨®n, Consultas y Apoyo Social (COCAS), una empresa privada creada en noviembre de 1999 y sin experiencia en el sector de las drogodependencias. Esta falta de rodaje de la concesionaria ha despertado las cr¨ªticas del PSOE e IU.
Pero el gerente de la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid, Jos¨¦ Cabrera, defiende la adjudicaci¨®n "porque, aunque la empresa sea nueva, ha contratado un personal con gran experiencia en toxicoman¨ªas". El equipo lo forman cinco m¨¦dicos -uno de ellos, coordinador-, seis enfermeros, cuatro trabajadores sociales, tres educadores, cuatro auxiliares de trabajo social, un vigilante y una limpiadora.
La sala de venopunci¨®n est¨¢ instalada en una antigua vaquer¨ªa de Las Barranquillas adquirida por la Comunidad. Consiste en un prefabricado de 200 metros cuadrados formado por ocho m¨®dulos desmontables.
S¨®lo mayores de edad
Para acceder a este dispositivo, los toxic¨®manos no tienen que presentar documentaci¨®n alguna. Pero est¨¢ prohibido el acceso a los menores de 18 a?os, por lo que, en caso de duda sobre la edad de un usuario, se le pedir¨¢ que la acredite.
El recinto dispone de un espacio central con una cabina acristalada, desde la que se controlar¨¢ que no haya m¨¢s de 10 usuarios a la vez (150 al d¨ªa), y una decena de cabinas para consumo, cada una de 4,5 metros. Las cabinas s¨®lo est¨¢n separadas del espacio central por una cortinilla. De esa manera, los sanitarios pueden observar posibles consumos de riesgo (pincharse en el cuello o en el pene) para evitarlos y reaccionar a tiempo en un hipot¨¦tico caso de sobredosis. Hay tambi¨¦n tres ba?os, tres despachos, un almac¨¦n y una enfermer¨ªa.
A los toxic¨®manos se les facilitar¨¢n jeringuillas nuevas, agua destilada y toallitas desinfectantes. Tambi¨¦n podr¨¢n realizar, de forma voluntaria, un an¨¢lisis de la droga que van a consumir. Pero se tratar¨¢ de un an¨¢lisis cualitativo, no cuantitativo, y en ¨¦l tampoco se detectar¨¢n sustancias adulterantes.
El sistema anal¨ªtico consiste en un vaso provisto de reactivos a las anfetaminas, la coca¨ªna, los barbit¨²ricos, la hero¨ªna y las benzodiacepinas. Se mezcla una ¨ªnfima porci¨®n de la droga con agua y se esperan cinco minutos. Pasado ese tiempo, si una droga est¨¢ presente, aparece una cruz blanca en el recuadro con su nombre. Un an¨¢lisis m¨¢s exhaustivo requerir¨ªa aparatos m¨¢s sofisticados y m¨¢s tiempo, lo que lo hace inviable. Desde la Agencia restan importancia al hecho de que los an¨¢lisis no muestren los adulterantes. Cabrera argumenta que la mayor¨ªa de las dosis de hero¨ªna est¨¢n adulteradas con f¨¢rmacos m¨¢s baratos que el caballo, como el piracet¨¢n, la ciclofalina o el paracetamol, y no con sustancias peligrosas.
Los trabajadores sociales informar¨¢n a los drogodependientes sobre programas de desintoxicaci¨®n y de metadona (un sustitutivo de la hero¨ªna gratuito y bajo control m¨¦dico), y si lo desean, les derivar¨¢n a ellos. El proyecto ha costado ya unos 138 millones de pesetas, de los que la mitad los ha aportado la Comunidad, y el resto, el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio del Interior: 111 millones para contratar el equipo de mayo a diciembre, 17 millones por la vieja vaquer¨ªa y 10 millones para construir y montar el prefabricado.
En unos dos meses se instalar¨¢ en las inmediaciones un centro de atenci¨®n sociosanitaria para toxic¨®manos que ahora funciona en otra barriada marginal en derribo. En ¨¦l, los drogodependientes podr¨¢n descansar, ducharse, comer, cambiarse de ropa y recibir curas sanitarias, atenci¨®n social y jur¨ªdica.
Un 'hipermercado' de la droga
El poblado de Las Barranquillas, donde ma?ana se abre la primera narcosala de Espa?a, es en estos momentos el principal hipermercado de venta de drogas de Madrid. Cada d¨ªa, seg¨²n la polic¨ªa, unos 4.000 toxic¨®manos acuden a abastecerse de hero¨ªna, coca¨ªna y otras sustancias a estas chabolas situadas en tierra de nadie, entre un vertedero y el mercado mayorista Mercamadrid.Frente a este trasiego, la presencia no policial en el asentamiento, con 235 chabolas, se reduce a los equipos de atenci¨®n a drogodependientes y alguna ONG. No llega ning¨²n transporte p¨²blico. Los toxic¨®manos acuden en su coche o en cundas, unos veh¨ªculos compartidos para ir a pillar. Acercarse a pie es peligroso por la afluencia de camiones y porque siempre hay desesperados que intentan robar a otros.
Este asentamiento ha sustituido en el mercadeo de droga a otros poblados marginales ya desmantelados o en v¨ªas de desaparici¨®n como La Celsa, Los Focos, Torregrosa y La Rosilla.
De hecho, su origen se remonta al verano de 1998, cuando algunos traficantes expulsados de otros poblados comenzaron a levantar chamizos en Las Barranquillas. Para el oto?o el n¨²cleo era ya una ciudad sin ley que ha ido creciendo con los derribos en La Celsa y La Rosilla. Las pocas familias de chatarreros que viv¨ªan en la zona antes de su metamorfosis est¨¢n siendo realojadas en barrios m¨¢s tranquilos.
Los drogodependientes acuden a este n¨²cleo desde toda la regi¨®n, porque en ¨¦l se adquieren las drogas con mayor facilidad, a cualquier hora del d¨ªa y de la noche, y a menor precio que en zonas m¨¢s c¨¦ntricas: unas 600 o 700 pesetas la micra de hero¨ªna (la d¨¦cima parte de un gramo) y a unas 1.000 la de coca¨ªna.
La asociaci¨®n de vecinos de Vallecas Villa est¨¢ en contra de instalar all¨ª la narcosala, porque teme que consolide este n¨²cleo de marginaci¨®n.
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