El autob¨²s de los sue?os para a mediod¨ªa en Miraflores
"A los ni?os les gusta traer las mochilas llenas; con cualquier cosa menos libros, que todav¨ªa no utilizan. S¨®lo pretenden imitar lo que hacen los dem¨¢s compa?eros". Juani Gonz¨¢lez, la profesora de apoyo de los 44 ni?os de El Vacie matriculados en el colegio Blas Infante, cree que sus alumnos viven un sue?o cuando asisten a clase cada d¨ªa. Ellos dicen que s¨ª, que les gusta el colegio; pero lo hacen con la boca peque?a, sin mucho convencimiento. Cuando de verdad disfrutan es a la hora del almuerzo. En el autob¨²s, camino del comedor de la Diputaci¨®n de Sevilla, en el complejo de Miraflores, no hay quien los sujete. Fernanda e Isabel cantan rumbas sin descanso.Ana, una de las monitoras de MPDL, explica que un lunes, despu¨¦s del fin de semana, est¨¢n especialmente revolucionados. "Pasan dos d¨ªas a su aire y ya pierden la costumbre de venir al colegio y al comedor", dice mientras intenta hacerles callar sin ¨¦xito.
Frente a la bandeja, con estofado de carne de primero y filete ruso de segundo, los entusiasmos disminuyen. "Parece mentira, pero los hay muy caprichosos con la comida", asegura Alberto, uno de los cuidadores. Manuel y Maximina, en cambio, no dejan ni una cucharada. M¨¢s les vale. Su madre, Roc¨ªo, es una de las mujeres del Vacie que han encontrado trabajo a iniciativa del MPDL en la empresa de comidas que atiende el comedor.
Despu¨¦s del almuerzo, los autobuses devuelven a los ni?os a las chabolas. Guadalupe, de 13 a?os, s¨®lo lleva a?o y medio yendo a la escuela. En su asiento, camino de El Vacie, sue?a con ser abogada.
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