"En Sant Pere de Rodes se ha destruido una parte de la historia del monumento"
Gianluigi Colalucci (Roma, 1930) es uno de los m¨¢s prestigiosos restauradores europeos. Fue el responsable de la pol¨¦mica restauraci¨®n de los frescos de Miguel Angel de la Capilla Sixtina, concluida en 1994, que sac¨® a la luz el colorismo que desterr¨® el mito de la melancol¨ªa oscura del pintor. Colalucci, que actualmente trabaja como asesor de diversos museos e instituciones, imparti¨® ayer la ¨²ltima de las dos clases magistrales programadas por los estudios de Patrimonio Cultural de la Universidad de Girona (UdG). El profesor italiano mantiene que toda restauraci¨®n debe basarse en unas f¨¦rreas reglas y, aludiendo a la pol¨¦mica actuaci¨®n arquitect¨®nica de Sant Pere de Rodes, asegura que recuperar el rom¨¢nico a costa de eliminar parte del barroco supone destruir la historia del monumento.Pregunta. Las cr¨ªticas a su trabajo en la Capilla Sixtina demuestran que las restauraciones fieles pueden llegar a conmocionar.
Respuesta. En ese caso particular s¨ª, aunque se trat¨® de una simple limpieza. El hecho caus¨® impacto entre los artistas. Todos pensaban que Miguel Angel era el pintor de la melancol¨ªa negra porque le juzgaban por unas pinturas que se hab¨ªan ido oscureciendo con el tiempo. La restauraci¨®n lo equipar¨® al resto de los pintores del final del Quattrocento y mostr¨® que su pintura no era tan diferente, aunque evidentemente ten¨ªa su propia paleta y su personalidad.
P. ?Quedan en el mundo obras de arte cuya restauraci¨®n pueda causar sorpresa?
R. No. El caso de Miguel Angel era muy singular porque todos sus frescos estaban en la Capilla Sixtina. Si hubieran existido otros frescos en otros lugares el impacto no habr¨ªa sido tan grande. Normalmente, la restauraci¨®n no implica un descubrimiento.
P. ?C¨®mo valora la pol¨¦mica sobre la restauraci¨®n del monasterio de Sant Pere de Rodes, en la que el Colegio de Arquitectos de Girona ha denunciado la destrucci¨®n de elementos barrocos para reconstruir m¨¢s fielmente el monumento rom¨¢nico?
R. Conozco la pol¨¦mica, aunque no he visitado el monumento. S¨ª puedo decir que en Italia deber¨ªamos remontarnos a los a?os cincuenta para encontrar un enfrentamiento similar, a ra¨ªz de la destrucci¨®n de una capilla barroca. Cesari Brandi, historiador del arte y fil¨®sofo, hizo entonces una teor¨ªa de la restauraci¨®n, una filosof¨ªa que en Italia se ha convertido en regla.
P. ?Qu¨¦ se hace en Italia con un monumento con diferentes estilos?
R. No se puede tocar. A pesar de que yo pudiera estar tentado de eliminar las partes barrocas para ver mejor el rom¨¢nico, hay una ley que lo impide. No podemos hacer nada. En el caso de Sant Pere de Rodes se ha destruido una parte de la historia del monumento. Yo soy de la opini¨®n que deber¨ªa conservarse. En restauraci¨®n es muy importante acatar unas reglas. Las decisiones que se tomen deber estar basadas en unas f¨¦rreas normativas de restauraci¨®n, a pesar de que a los arquitectos eso no les guste mucho. La carta de Venecia tambi¨¦n da orientaciones sobre c¨®mo actuar ante los monumentos.
P. ?El restaurador puede dejar su propia huella art¨ªstica?
R. Absolutamente no. El restaurador es un simple servidor a la obra de arte y debe dejarla en condiciones de buena contemplaci¨®n. Siempre que se toca una obra se deja alguna se?al, pero no debe ser con la intenci¨®n de poner la propia firma.
P. ?No hay ocasiones en que incluso estas reglas son discutidas entre los restauradores?
R. En raras ocasiones, aunque la restauraci¨®n parte de nuestra relaci¨®n con los monumentos. Un arquitecto h¨²ngaro me dijo que en Italia no reconstru¨ªamos los monumentos porque ten¨ªamos demasiados, mientras que en Hungr¨ªa se pon¨ªan a reconstruir con todo detalle una sencilla ventana g¨®tica porque no tienen mucho patrimonio. Quiz¨¢ cada pa¨ªs deba orientar sus propias normas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.