Un antiguo aliado de Ch¨¢vez le acusa de financiarse ilegalmente
Los antiguos socios del Movimiento Quinta Rep¨²blica (MVR), creado por el bolivariano l¨ªder del fallido golpe del febrero de hace ocho a?os contra el presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez y disuelto durante la ¨²ltima selecci¨®n de candidatos, hoy se le oponen a Hugo Ch¨¢vez. "Ch¨¢vez pretende imponer un militarismo autoritario", acus¨® Pablo Medina, secretario general del izquierdista Patria Para Todos (PPT), ante la plana mayor de este partido, que fue parte del proceso revolucionario y ahora se declara abandonado. Ch¨¢vez, agreg¨®, acept¨® que banqueros pr¨®fugos le financiaran, y su objetivo final es la creaci¨®n de un partido militar, "una relaci¨®n entre ¨¦l y el pueblo donde desaparecen sindicatos, vanguardias y partidos".
La popularidad del jefe de Gobierno es, pese a todo, alta, y no parece haber pifia gubernamental, corrupci¨®n, crisis econ¨®mica, crispaci¨®n social o promesa incumplida capaces de arrebatar la hegemon¨ªa al MVR, o impedir que su fundador ocupe el palacio de Miraflores otros cinco a?os. Paciente, el electorado oficialista se moviliz¨® de nuevo despu¨¦s de haber concedido a su jefe un a?o y medio de gracia, un cheque en blanco desde la investidura de febrero de 1999, 18 meses de lealtad a cambio de un turbulento proceso de cambios constitucionales y ning¨²n progreso econ¨®mico percibido como tal, seg¨²n los analistas. Le votar¨¢n de nuevo pese a no ver satisfechas sus expectativas sobre la delincuencia, el paro, la seguridad social o la escasez de viviendas.El comandante Francisco Arias C¨¢rdenas, candidato a la presidencia de Venezuela este domingo, comparece en campa?a con una gallina, llamando cobarde a su principal adversario, Hugo Ch¨¢vez, compa?ero de asonada en febrero de 1992. No tiene valor para un debate mano a mano, proclama el ave de corral. El moderado Arias recurre a la bravata en sus cu?as, a la ponedora de huevos, para llegar al n¨²cleo electoral del jefe de Gobierno, a las barriadas que a¨²n lo idolatran.
Pero Ch¨¢vez ser¨¢ reelegido con gallina y sin debate, seg¨²n las encuestas, y su partido ser¨¢ mayor¨ªa en la Asamblea Nacional, aunque la oposici¨®n ganar¨¢ m¨¢s poder regional, m¨¢s Gobiernos estatales y alcald¨ªas que los calculados un a?o atr¨¢s por el oficialismo. Cerca de 36.000 contendientes disputar¨¢n 6.235 cargos p¨²blicos en unas elecciones cargadas de violencia verbal, y de pu?etazos a veces. El comandante al mando hubiera arrasado de no irrumpir en escena el comandante disidente, Arias, que arrastra el voto antigubernamental de siempre y el de chavistas desencantados. El candidato Arias C¨¢rdenas, gobernador de Zulia desde 1995, dista cerca de 18 puntos del presidente en los sondeos, y el ¨²nico aspirante civil de la contienda por la presidencia, el socialdem¨®crata Claudio Ferm¨ªn, se consolida en la cola. Juntos obtendr¨¢n un n¨²mero considerable de sufragios, y probablemente nacer¨¢ en este pa¨ªs una oposici¨®n susceptible de atemperar un ejercicio abusivo del poder.
Ferm¨ªn niega a sus rivales preparaci¨®n suficiente. "No tengo dudas, sin embargo, de que Ch¨¢vez puede lanzarse en paraca¨ªdas y Arias disparar un arma". Arias demostr¨® sentido de la oportunidad y Hugo Ch¨¢vez sabe lanzarse en paraca¨ªdas y ganar elecciones. Lo hizo en las presidenciales de diciembre de 1998 con el 56% de los votos, encabezando el Polo Patri¨®tico, una coalici¨®n integrada por una docena de peque?os y medianos partidos de centro izquierda que lider¨® el MVR.
Los votantes de Ch¨¢vez piensan que la primera tarea a cumplir era desarmar todo el aparato del Estado, que estaba corrupto. "Le han dado tiempo", sostiene Roberto de Vries, director del Centro de Estudios del Poder. Ch¨¢vez pervive de las estad¨ªsticas de la verg¨¹enza, con el voto de los compatriotas m¨¢s pobres: el 80% de los 24 millones de habitantes de un pa¨ªs petrol¨ªfero todav¨ªa abatido y mendicante.
Buenos y malos
Pero el proceso socioecon¨®mico hacia la ansiada prosperidad se acometer¨¢ a fondo despu¨¦s de las elecciones del domingo, subraya el Gobierno. El previsible triunfo, agregan fuentes oficiales, har¨¢ prescindible el discurso virulento de Hugo Ch¨¢vez, sus invectivas contra la Iglesia, los empresarios o la prensa, la sucesi¨®n de ataques que aplaudi¨® el chabolismo de Caracas y dividi¨® a Venezuela en buenos y malos, en revolucionarios o contrarrevolucionarios, en leales y traidores. No todos avizoran un escenario de concordia despu¨¦s del domingo. "Ch¨¢vez no modificar¨¢ su agenda de confrontaci¨®n, y la econom¨ªa estar¨¢ en segundo plano hasta que cumpla el objetivo principal¨ªsimo del poder total", aventura la analista Argelia R¨ªos.
Alta abstenci¨®n
La incredulidad har¨¢ que la abstenci¨®n sea alta porque, seg¨²n la tesis de Asdr¨²bal Aguiar, ministro durante el segundo Gobierno del democristiano Rafael Caldera (1969-74; 1993-98), no pocos venezolanos observan el proceso en curso desde la decepci¨®n, como una pelea de perros rabiosos por las migajas de un clientelismo en v¨ªas de agotamiento y por el mismo agotamiento de una renta petrolera que permiti¨® un desbocado paternalismo de Estado durante decenios de hegemon¨ªa bipartidista.Para ese electorado pasivo todo se resume en el apotegma de "qu¨ªtate t¨² para ponerme yo". El presidente Hugo Ch¨¢vez es sostenido, se?ala Aguiar, por "el cuadro social m¨¢s deprimido del pa¨ªs, que perdi¨® todo aliento y s¨®lo espera como s¨¢dico consuelo la soluci¨®n improductiva y revanchista de la venganza". Reclaman la espada flam¨ªgera del comandante, que vengue e iguale a todos por el rasero de las carencias. "Si hay pobres, en suma, todos tendr¨¢n que ser pobres y padecer el mismo suplicio. Y ¨¦se es, lamentablemente, el desider¨¢tum de la ansiada revoluci¨®n".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.