Una casa con mucha historia
La Casa Fuster del Paseo de Gr¨¤cia, obra del arquitecto Dom¨¨nech i Montaner, se abrir¨¢ al p¨²blico a partir del proximo d¨ªa 27 al incorporarse al circuito cultural del Modernismo barcelon¨¦s. Las entidades de Gr¨¤cia que piden al Ayuntamiento que compre el edificio que el abogado Mari¨¤ Fuster i Fuster encarg¨® proyectar en 1908 al maestro del Modernismo est¨¢n encantadas con la decisi¨®n del Instituto Municipal de Paisaje Urbano, que permitir¨¢ visitar unas dependencias cargadas de historia donde personajes ilustres como el poeta Salvador Espriu pasaron buena parte de su vida.Desde que trascendi¨® que la empresa ENHER, propietaria del inmueble, quiere venderlo, en el seno del movimiento asociativo de Gr¨¤cia no paran de surgir ideas que tienen como escenario los 11.000 metros cuadrados edificados del inmueble por el que la firma hidroel¨¦ctrica pag¨® 11 millones de pesetas en 1960. Despu¨¦s de cuarenta a?os, nadie se atreve a cifrar el coste actual de la finca, pero las cantidades que se barajan no bajan de 1.500 millones, lo que de entrada induce al gobierno local a tomarse el asunto con ciertas reservas.
En la historia de la ¨²ltima obra urbana de Dom¨¨nech i Montaner -de cuyo nacimiento se conmemora este a?o el 150 aniversario- no han faltado sobresaltos como el ocurrido en los a?os sesenta, cuando Enher, que acababa de comprarla, quiso derribarla para sustituirla por un moderno bloque de oficinas, al que ya hab¨ªa incluso bautizado: Torre Barcelona. Afortunadamente la revista Destino y el Diario de Barcelona se emplearon a fondo en la defensa de la Casa Fuster, al igual que hizo un grupo de j¨®venes arquitectos, entre los que figuraba Oriol Bohigas, muy sensibilizados en preservar el patrimonio arquitect¨®nico barcelon¨¦s de calidad, y que no pararon hasta lograr su prop¨®sito.
La casa del burgu¨¦s Mari¨¤ Fuster se proyect¨® para que albergara inicialmente varios pisos, de los que el due?o s¨®lo habitar¨ªa el principal, un teatro y un jard¨ªn. El solar ocupaba un total de 1.920 metros cuadrados, seg¨²n consta en el registro de la propiedad. Con el tiempo cambi¨® varias veces de manos y fue testigo de los avatares hist¨®ricos que vivi¨® la ciudad. La Alemania de Hitler se fij¨® en el edificio y su consulado ocup¨® una de sus plantas hasta que estall¨® la guerra civil. Y en la planta principal se instal¨® durante un tiempo el Instituto Italiano, en la ¨¦tapa del dictador Mussolini.
Las juventudes del POUM
El mismo piso alberg¨® a continuaci¨®n, en oto?o de 1936, la sede central de las juventudes del POUM (Partido Obrero de Unificaci¨®n Marxista) que se lo incaut¨® al citado instituto despu¨¦s de que se rompieran relaciones con el r¨¦gimen de Mussolini. All¨ª se organiz¨® tambi¨¦n el denominado comit¨¦ de defensa de la revoluci¨®n que impulsaron la Juventud Comunista Ib¨¦rica, la CNT, la FAI y las Juventudes Libertarias durante las jornadas de Mayo de 1937, de las que habla la pel¨ªcula de Ken Loach Tierra y Libertad.
Willy Brandt fue otra de las personalidades que desfilaron por la Casa Fuster mucho antes de que ocupara la canciller¨ªa de la Rep¨²blica Federal de Alemania. Fue en abril de 1937, cuando asisti¨® a un foro organizado en este lugar por la Internacional de las Juventudes Revolucionarias, que agrupaba a diversas organizaciones juveniles entre las que figuraba la que Brant dirig¨ªa. Se conserva el acta de la reuni¨®n redactada por el propio l¨ªder socialdem¨®crata. En 1939, perdida la guerra civil, la Falange se instal¨® en la casa y tambi¨¦n el Auxilio Social.
Pero si no hay duda de la calidad arquitect¨®nica del edificio -del que Oriol Bohigas afirma en su libro Combat d'Incerteses que se trata de "una obra fundamental por su calidad y por el testimonio de la compleja red estil¨ªstica de Llu¨ªs Dom¨¨nech i Montaner"- tampoco la hay de que entre sus paredes palpita una p¨¢gina de la historia barcelonesa.
De todos los ilustres inquilinos que tuvieron all¨ª su domicilio, las entidades de Gr¨¤cia sienten especial afecto por el poeta Salvador Espriu, de quien explican que quiso permanecer en uno de sus pisos pese a que el inmueble carec¨ªa de ascensor. Cuentan que se resisti¨® a trasladarse a otra finca cercana hasta que una lesi¨®n en una pierna merm¨® su movilidad.
Las dimensiones de la Casa Fuster hacen pensar a las entidades que es posible instalar all¨ª un gran equipamiento cultural para toda la ciudad. El movimiento asociativo de Gr¨¤cia anima a los barceloneses a que participen en un debate abierto en el que no descartan de antemano ning¨²n proyecto. Las entidades que apoyan la campa?a consideran que recuperar la titularidad p¨²blica del edificio de Dom¨¨nech i Montaner es una forma excelente de dinamizar un distrito de gran empuje cultural pero en el que existen zonas de pobreza tan significativas como para que los autores del Plan Estrat¨¦gico de Barcelona alerten del peligro de que puede convertirse en "la Ciutat Vella" del a?o 2000.
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