Una asociaci¨®n estrat¨¦gica con el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo
"Las consecuencias de esta votaci¨®n subsistir¨¢n muchos a?os despu¨¦s de que yo haya dejado la presidencia de EEUU", dijo ayer Bill Clinton en alusi¨®n a la ley de normalizaci¨®n de relaciones comerciales con China. "Nuestro pa¨ªs", a?adi¨®, "ha librado tres guerras en Asia en el ¨²ltimo medio siglo; creo que deber¨ªamos darle a nuestros hijos la oportunidad de que los pr¨®ximos 50 a?os sean diferentes". A lo largo de su presidencia, y en particular en su segundo mandato, Clinton ha trabajado duro para sentar las bases de lo que llama "una asociaci¨®n estrat¨¦gica para el siglo XXI" entre EEUU, la ¨²nica potencia imperial, y una China que no s¨®lo es el pa¨ªs m¨¢s poblado del planeta, sino un coloso que se despierta. Contra viento y marea, fue anfitri¨®n en Washington del presidente chino Jiang Zemin en 1997. El a?o siguiente, Clinton viaj¨® por China. La ley debatida ayer en el Capitolio de Washington es la de mayor alcance pr¨¢ctico en el final de la guerra fr¨ªa entre Washington y Pek¨ªn por la que tanto ha trabajado Clinton. El eje central de esa ley es que chinos y norteamericanos, pueblos pragm¨¢ticos y grandes comerciantes, inicien su "asociaci¨®n estrat¨¦gica" intercambiando masivamente bienes y servicios.
Unos y otros aceptan desvincular los negocios de los muchos temas conflictivos de sus relaciones, desde la falta de democracia en China hasta el futuro de Taiwan, pasando por T¨ªbet. Pero si alg¨²n pa¨ªs despierta hoy temores y pasiones en EEUU ¨¦se es China.
En el debate de la ley de normalizaci¨®n de relaciones comerciales, la principal voz contraria a Pek¨ªn ha sido la de los sindicatos. Para no enfrentarse a los sindicatos, Gore ha intentado mantener el perfil m¨¢s bajo posible en el debate sobre el comercio con China. Muy criticado por George Bush por su pol¨ªtica de avestruz, el vicepresidente se vio obligado el lunes a expresarse sin ambig¨¹edad a favor de la ley. Ayer mismo comenz¨® a pagar el precio.
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