Villalobos, un cicl¨®n sin rumbo
Celia Villalobos quer¨ªa ser ministra; pero no de Sanidad. Hace a?os, cuando fue elegida eurodiputada y tuvo que ponerse a aprender franc¨¦s a marchas forzadas, confes¨® que no le importar¨ªa ocupar la cartera de Trabajo. Ahora, despu¨¦s de haber logrado la mayor¨ªa absoluta para su partido en la alcald¨ªa de M¨¢laga, le hubiera apetecido un departamento m¨¢s tranquilo, como Medio Ambiente.Pero Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, del que a Villalobos le gusta todo, "hasta el bigote", le reserv¨® el Ministerio de Sanidad y Consumo, mucho m¨¢s complicado, y un mes despu¨¦s de tomar posesi¨®n Villalobos se ha convertido en el m¨¢s controvertido miembro del nuevo Gabinete, con nombramientos discutidos, desplantes parlamentarios y poca capacidad de reacci¨®n ante la crisis desatada por los m¨¦dicos al denunciar la muerte de pacientes en lista de espera para cirug¨ªa cardiaca.
Amigos y enemigos coinciden en se?alar que Celia Villalobos se crece en la adversidad, y as¨ª lo ha demostrado desde la cartera de Sanidad, manteniendo una actitud firme -prepotente, dicen sus adversarios- ante sus atrevidas e inesperadas decisiones. Porque su primer nombramiento no encaja con su fama de elemento progresista dentro del PP, capaz de defender el aborto y romper la disciplina de partido en la ley de parejas de hecho. Nombr¨® como principal asesor a Ramiro Rivera, un m¨¦dico de 67 a?os representante de la derecha m¨¢s conservadora, defensor de la medicina privada, condenado por el Tribunal Superior de Madrid por desviar enfermos de un hospital p¨²blico a su consulta privada en una sentencia despu¨¦s confirmada por el Tribunal Supremo.
El nombramiento fue efectivo diez d¨ªas despu¨¦s de que Celia Villalobos tomara posesi¨®n de su cargo. Para entonces, el viejo equipo de Jos¨¦ Manuel Romay ya hab¨ªa enfermado seriamente de perplejidad. Mientras el resto de los ministros se apresuraban a nombrar sus segundos de a bordo, Villalobos se limitaba a poner despacho a su amigo Ramiro Rivera y sentarle a su lado para recibir y pedir cuentas a sus altos cargos, como hizo con el presidente del Insalud, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, mano derecha de Romay y ministrable en tiempos. Los t¨¦cnicos, con cargo de director general para abajo, nunca fueron recibidos y han ido abandonando el ministerio sin haber podido siquiera presentar sus balances a la nueva ministra.Porque tras cuatro semanas en el departamento, Villalobos ha sido Atila con los colaboradores de su predecesor en una reestructuraci¨®n con pocos precedentes en un cambio ministerial del mismo color pol¨ªtico. Para Celia Villalobos, algunos de los cargos de Jos¨¦ Manuel Romay son demasiado rojos (eso cree alguno de los destituidos), lo cual tampoco encaja con su fama. Su antecesor, Romay Beccar¨ªa, sigui¨® contando bajo su mandato con estrechos colaboradores de la ministra socialista ?ngeles Amador. A Villalobos no le ha servido ninguno.
Esta actitud viene a corroborar otro rasgo de su personalidad en el que varios coinciden: su desconfianza. De manera que el nuevo equipo que ha ido formando es dif¨ªcilmente encuadrable en un ¨¢rea ideol¨®gica com¨²n. Lo importante son sus lazos personales. Ramiro Rivera es amigo de aquellos a?os de oposici¨®n, cuando su marido, Pedro Arriola, asesoraba a Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas en la CEOE (Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales) y al propio Rivera. Ahora, Arriola asesora a Aznar y a Telef¨®nica.
El nuevo subsecretario, Julio S¨¢nchez Fierro, es amigo de muchos a?os, como ella misma rese?¨®, al igual que la nueva jefa de Gabinete, Isabel Torn¨¦, que proviene del PP y la sanidad andaluza. Este viernes ha sido nombrado director general del Insalud Josep Mar¨ªa Bonet, un hombre considerado progresista que -¨¦sta es la clave- trabaj¨® con el hermano de la ministra en el hospital Costa del Sol de Marbella.
As¨ª las cosas pocos se atreven a aventurar opiniones sobre el pr¨®ximo futuro de la sanidad espa?ola. De S¨¢nchez Fierro se puede esperar continuidad (viene del Ministerio de Trabajo) y esp¨ªritu negociador. De Rivera y de Rub¨¦n Moreno (presidente del Insalud, reci¨¦n llegado del equipo de Zaplana), mayor concurrencia privada. De Bonet y Torn¨¦, defensa de lo p¨²blico y modernizaci¨®n en la gesti¨®n.
La nueva ministra se niega de momento a conceder entrevistas para exponer su proyecto sanitario, pero se ha prodigado en opiniones personales y comparecencias pol¨¦micas.
Hasta hace pocos a?os, de Celia Villalobos se pod¨ªa esperar, sobre todo, mucho ruido. Tiene una personalidad arrolladora. Es simp¨¢tica, posee el precioso don de conectar con la gente, respeta poco el protocolo y sufre una incontinencia verbal que le obliga a entrar a todos los trapos. Por eso, siendo ya ministra, es capaz de decir que su marido le asesora gratis, que el modelo andaluz de los socialistas en la sanidad es estupendo -aunque luego se desdiga- y que nombrar asesores es competencia exclusiva suya.
Nadie que la conozca destaca el hecho de que tenga un proyecto pol¨ªtico bien cimentado en la cabeza, pero s¨ª se?alan su olfato pol¨ªtico para saber qu¨¦ es lo que le importa a la gente y, por tanto, qu¨¦ es lo que hay que ofrecer. En M¨¢laga prometi¨® limpieza y seguridad y eso fue lo que dio a la ciudadan¨ªa. "Adem¨¢s, hizo una cosa que tiene menos brillo pero muy importante", dice un periodista local. "Enjug¨® de forma importante la deuda municipal". Por el contrario, se gan¨® el apodo de reina de las maquetas, de tanto presentar obras magn¨ªficas que casi nunca se hicieron realidad. Pero lo cierto es que hace un a?o su gesti¨®n fue recompensada con la mayor¨ªa absoluta en las urnas municipales.
Siguiendo ese instinto, Celia Villalobos ya ha defendido p¨²blicamente, y a ultranza, la sanidad p¨²blica, la libre elecci¨®n de hospital y m¨¦dico y la gratuidad como principio. Lo que quiz¨¢ menos esperaba es que los colegas cirujanos vasculares de su asesor Ramiro Rivera la recibieran con una tormenta sin precedentes sobre las listas de espera. Una crisis que ya le ha hecho prometer un objetivo imposible: terminar con ellas. Pero ahora Villalobos est¨¢ bien curtida en los correosos y gigantescos mecanismos de la gesti¨®n p¨²blica -de la que se quej¨® en ocasiones- tras cinco a?os de pol¨ªtica municipal.
Jorge Verstrynge, antiguo compa?ero de filas en Alianza Popular, la describe como "una mujer trabajadora, inteligente, de ideas independientes y muy arropada por la patronal empresarial", y a?ade: "Conoc¨ª a mucha gente impresentable en AP y ella, al menos entonces, no lo era". Celia Villalobos advierte que las cosas cambian: cuando ten¨ªa 17 a?os estaba pr¨®xima a Comisiones Obreras y ahora tiene 51 a?os y es del PP.
En veinte a?os ha forjado una carrera pol¨ªtica que ha rendido importantes beneficios al partido. Ella, junto a Luisa Fernanda Rudi, Isabel Tocino y Te¨®fila Mart¨ªnez, entre otras, fueron las mujeres batalladoras del partido. Ahora, con s¨®lo cuatro semanas en Sanidad, ha logrado desgastar un tanto su imagen, pero dispone de cuatro a?os para gestionar el ministerio que con 4,4 billones de pesetas anuales m¨¢s dinero mueve y m¨¢s toca, para bien y para mal, al ciudadano.
Atr¨¢s quedaron los a?os de lucha desde la oposici¨®n y los exilios dorados. Ella, fiel a Rodrigo Rato, form¨® parte de ese grupo del PP que crey¨® en Aznar para auparlo al liderazgo del partido. Ahora, por fin, ha obtenido su recompensa en el poder central.
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