Fuera de la onda italiana
Contra el criterio de otras temporadas, los entrenadores espa?oles no ha definido la excelencia de sus colegas por los t¨ªtulos conquistados. ?lex Ferguson ha ganado la Liga inglesa, pero eso va en la cuenta. Es como el valor, se le supone y punto. El dominio del Manchester es tan apabullante en Inglaterra que su reino le queda fuera de las Islas. Su derrota frente al Madrid en los cuartos de final de la Liga de Campeones no ha empa?ado el cr¨¦dito del entrenador escoc¨¦s, un cl¨¢sico que no se distingue por las innovaciones t¨¢cticas. Un 4-4-2 puro y duro que tiene como objetivo jugar bien y marcar el mayor n¨²mero de goles posible. El Manchester es m¨¢s sofisticado en lo extrafutbol¨ªstico que en el asunto del juego. En todo lo que se refiere al comercio, bolsa o Internet, el Manchester va un paso por delante de los dem¨¢s. En el f¨²tbol tira de los viejos valores: juego sencillo, r¨¢pido, pujante. Y generoso, porque el equipo y el club saben que la grandeza no se pone en duda. El Manchester de Ferguson probablemente no ser¨¢ una gran referencia en los aspectos t¨¢cticos, pero esta vez los entrenadores espa?oles han valorado su f¨²tbol abierto y emotivo. Hasta en las derrotas ha producido admiraci¨®n. Sali¨® derrotado por el Madrid en Old Trafford, pero nadie discute que hizo un partido extraordinario. Con demasiadas concesiones, quiz¨¢. Porque el Manchester tiene la tendencia a terminar un poco quebrado en el medio, con mucha gente cerca del ¨¢rea rival y s¨®lo Roy Keane patrullando el medio campo.En cualquier caso, los t¨¦cnicos del f¨²tbol espa?ol han dado un giro copernicano en sus preferencias. O han disimulado con elegancia. Hasta ahora, su referencia casi obsesiva era el f¨²tbol italiano, con sus capellos y sus lippis. Nuestro campeonato sufr¨ªa un evidente complejo de inferioridad con respecto al italiano, del que se elogiaba su car¨¢cter competitivo, su rigor t¨¢ctico y la eficacia de sus n¨²meros. Esta temporada, no. Italia est¨¢ en crisis. Y no lo dicen los espa?oles. Por primera vez en mucho tiempo, sus equipos han tenido un papel escasamente relevante en los torneos europeos. Y su selecci¨®n no convence desde hace bastante tiempo. La prensa italiana pide una renovaci¨®n -petici¨®n que ser¨¢ clausurada en cuanto se produzca alguna victoria relevante- y habla de un modelo periclitado. Por lo visto, las noticias han llegado a Espa?a, y nuestros t¨¦cnicos se han tapado hasta nueva orden.
Adem¨¢s de Ferguson han elegido a Camacho y C¨²per. Los tres tienen en com¨²n la predilecci¨®n por la defensa de cuatro y el uso de un media punta (Scholes en el caso de Ferguson, Gerard con C¨²per y Valer¨®n con Camacho). No es una tonter¨ªa. Esta clase de jugador pr¨¢cticamente se ha extinguido en Italia, y no es descartable el efecto desmoralizor que eso ha supuesto en el calcio. Tanto Ferguson como Camacho y C¨²per se distinguen tambi¨¦n por un car¨¢cter firme, cortante, sin concesiones a la ret¨®rica. Tipos que impregnan con su manera de ser el estilo de sus equipos. En cuanto a Camacho, hay una unanimidad en Espa?a que no se hab¨ªa producido nunca antes con la selecci¨®n. Por primera vez en d¨¦cadas, el aficionado medio est¨¢ m¨¢s que satisfecho con el juego de Espa?a. Tradicionalmente, la selecci¨®n ha jugado mucho peor que los equipos, como si fuera imposible adecuar el talento de los futbolistas a las exigencias de la selecci¨®n. Camacho lo ha logrado. La gente se ha reconocido en el juego de la selecci¨®n, sin preguntarse si Espa?a ganar¨¢ la Eurocopa o el Mundial. Si lo consigue, estupendo. Pero, por ahora, a los aficionados les alcanza con la satisfacci¨®n que produce un equipo elegante y atrevido.
A C¨²per se le han reconocido todos los m¨¦ritos de sus tres temporadas en Espa?a. Con el Mallorca alcanz¨® cotas impensables, hasta el punto de ponerse en duda su capacidad para dirigir un equipo con pretensiones. El Valencia, en este caso. Su respuesta ha sido contundente. Tercero en la Liga, finalista en la Copa de Europa, el Valencia ha completado una excepcional segunda vuelta en el campeonato nacional. Dice C¨²per que los equipos terminan pareci¨¦ndose al car¨¢cter de sus entrenadores. Podr¨ªa pensarse entonces en el hermetismo feroz de sus equipos. Contra este criterio, el Valencia ha sido un equipo intr¨¦pido y expansivo durante los ¨²ltimos cuatro meses. S¨®lo en la final de la Copa de Europa qued¨® prisionero de la rigidez, pero es m¨¢s que probable que ese defecto se debiera al peso de un partido que result¨® excesivo para sus jugadores.
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