Cloaca
Es sorprendente que a estas alturas, cuando el grav¨ªsimo problema de la contaminaci¨®n del r¨ªo Segura ha sido motivo de numerosas movilizaciones ciudadanas en los ¨²ltimos a?os, las administraciones implicadas anuncien su deseo de controlar los vertidos que han transformado ese cauce en una cloaca. Entonces, ?qu¨¦ han hecho hasta ahora? Est¨¢ muy bien asegurar que la Generalitat est¨¢ haciendo un "esfuerzo importante" en materia de saneamiento y depuraci¨®n de aguas en el Segura. Pero si no se empieza por lo principal, que es evitar los vertidos, de poco sirve lo dem¨¢s. La medida de la preocupaci¨®n y el inter¨¦s de algunos en torno al asunto y a las posibilidades de resolverlo la dan dos perlas: la Comunidad de Murcia, responsable de buena parte de la contaminaci¨®n, a¨²n tiene en fase de "estudio" el borrador de una ley de saneamiento; y el Ayuntamiento de Orihuela, uno de los n¨²cleos de poblaci¨®n m¨¢s afectados por la contaminaci¨®n del r¨ªo, anuncia ahora que va a controlar los vertidos. Mientras tanto, los habitantes y los productos agr¨ªcolas de la Vega Baja beben un agua que, seg¨²n an¨¢lisis recientes, supera todas las normativas en la materia -por ejemplo, registra una presencia de cromo 73 veces superior al l¨ªmite legal- por lo que los bi¨®logos que firman un informe no menos reciente sobre el asunto no dudan en asegurar que el agua del Segura no es apta ni siquiera para usos agr¨ªcolas. Resulta esperp¨¦ntico que esto suceda en el a?o 2000 en torno al que sin duda es uno de los problemas medioambientales m¨¢s importantes del Pa¨ªs Valenciano. Y no es menos esperp¨¦ntico que, ante las denuncias de habitantes de la zona y de la oposici¨®n parlamentaria, las administraciones implicadas y el partido que las sustenta en casi todos los casos, el PP, les acusen de hacer "alarmismo". Una palabra que ayer tambi¨¦n utiliz¨®, en su af¨¢n de defender el sector, el dirigente de una organizaci¨®n de agricultores. Lo alarmante es que los consumidores de productos de la huerta de La Vega Baja se est¨¦n envenenando poco a poco sin saberlo y que los habitantes de la ribera del Segura tengan que soportar el pestilente olor que despide esa especie de prolongaci¨®n de la red de alcantarillado, esa cloaca que alguna vez fue un r¨ªo.
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