Vila-real revive la fiesta
Y la fiesta continu¨®. Apenas 24 horas despu¨¦s de haber logrado certificar el ansiado ascenso a Primera Divisi¨®n, la poblaci¨®n de Vila-real, sin distinci¨®n de sexos ni edades, dej¨® sus quehaceres cotidianos, se visti¨® de amarillo y, a pesar del sofocante calor, se lanz¨® a la calle para rendir tributo a los h¨¦roes que, a base de correr como posesos y darle patadas a un esf¨¦rico de cuero, han sido art¨ªfices de que la localidad de La Plana vuelva a ser portada de peri¨®dicos e informativos de televisi¨®n. Ni la riqueza agr¨ªcola, ni la prestigiosa cer¨¢mica, base de la alta renta per c¨¢pita de esta poblaci¨®n de 40.000 habitantes, han conseguido la fama de su equipo de f¨²tbol. Como el 24 de mayo de 1998, fecha de la consecuci¨®n del primer ascenso a Primera, o el 13 de diciembre de ese mismo a?o, d¨ªa en el cual el Villarreal avergonz¨® al Barcelona en el mism¨ªsimo Nou Camp, el 28 de mayo de 2000 quedar¨¢ enmarcado en el calendario de Vila-real.Han pasado s¨®lo dos a?os del primer ascenso y las cosas han cambiado. Incluso en las celebraciones. A las 21 horas del pasado domingo, segundos despu¨¦s del pitido que anunciaba el final del partido frente al Las Palmas, comenz¨® la fiesta. El speaker, figura imprescindible ya en cualquier club que se precie, amenizaba el jolgorio. No falt¨® el actual himno de los vencedores, el We are the champions, del malogrado Fredy Mercury (a Pedro Cort¨¦s, presidente del Valencia, y a su entrenador, H¨¦ctor C¨²per, presentes en el Madrigal, les entr¨® morri?a al recordar la final de la Champions Leage).
Ayer, el paseo de los componentes del club amarillo por las calles de Vila-real para recibir los v¨ªtores de la poblaci¨®n, se hizo en un autob¨²s sin techo, como lo hacen los grandes. Pero hay costumbres que no pueden variar, sobre todo, en un pueblo bien avenido con los santos. No falt¨® la visita a los patronos de la ciudad, la Virgen de Gracia y San Pascual Bail¨®n, as¨ª como al balc¨®n del Ayuntamiento y los tradicionales fuegos de artificio. Un a?o antes, como un amante despechado tras un fracaso amoroso, Fernando Roig, m¨¢ximo mandatario amarillo, instantes despu¨¦s de confirmarse el descenso de los castellonenses en la ag¨®nica promoci¨®n ante el Sevilla, jur¨® devolver a su equipo a Primera en un a?o. Su vaticinio se ha hecho realidad. A diferencia del primer ascenso, achacado a la suerte, al milagro de San Pascual o a San Palop (portero del Villa-rreal en aquellas fechas, al cual la afici¨®n amarilla elev¨® a la categor¨ªa de santo), esta vez el ¨¦xito se atribuye m¨¢s a valores terrenales que a poderes divinos. Para Fernando Roig, el trabajo es la p¨®cima del ¨¦xito, ali?ado con un buen equipo t¨¦cnico y una infraestructura adecuada. De esto, el presidente amarillo sabe un rato. Cuando se hizo cargo del Villarreal en 1997, el club de La Plana era un equipo de pueblo que militaba en Segunda. Por poner un ejemplo, los vestuarios no contaban con calefacci¨®n, con lo cual, con la llegada del fr¨ªo y h¨²medo invierno, la gripe causaba estragos entre los componentes de la plantilla. Roig se propuso modernizar el club con la ampliaci¨®n de El Madrigal y la construcci¨®n de una ciudad deportiva hecha ya realidad. Y en tres a?os prometi¨® el ascenso del Villarreal. Han pasado los tres a?os y en este trienio el Villarreal ha conseguido dos ascensos. La poblaci¨®n castellonense, en caso de tener que volver a celebrar algo, sue?a con que no sea el mismo acontecimiento.
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