Un minusv¨¢lido pasa 30 a?os encerrado en un cuarto de dos metros en A Coru?a
Su madre decidi¨® recluirle en el habit¨¢culo al saber que carec¨ªa de curaci¨®n
Aurelio M.S., un minusv¨¢lido ps¨ªquico de 72 a?os, ha pasado pr¨¢cticamente la mitad de su vida encerrado en un recinto de ladrillo de un par de metros cuadrados en su casa de una aldea de Coristanco (A Coru?a). El encierro lo decidi¨® su madre, que en la actualidad tiene 92 a?os, cuando en un psiqui¨¢trico de Santiago le dijeron que su hijo no ten¨ªa curaci¨®n. El pasado martes, la Guardia Civil sac¨® del habit¨¢culo al hombre. "?l estaba enfermo, pero no s¨¦ de qu¨¦. Estuvo internado, pero no lo trataban bien y lo traje a casa para cuidarlo lo mejor que pude, porque lo tuve de soltera y es toda mi vida. ?Ustedes creen que me lo devolver¨¢n pronto y sano?", dijo ayer la madre a un equipo de Tele 5.
Concejales y asistentes sociales tuvieron que interceder el pasado lunes ante la anciana y decirle que le iban a "poner una asistenta" para que dejase marchar a su hijo. "Sin ¨¦l en casa, morir¨¦", se lamentaba al d¨ªa siguiente, cuando el juez, un forense y agentes de la Guardia Civil se lo llevaron. Lo hab¨ªan encontrado en un recinto de unos dos metros cuadrados, construido en ladrillo en la zona de la cocina. El suelo estaba lleno de paja, hab¨ªa una manta y la ¨²nica ventilaci¨®n era el hueco de un ladrillo. Por ah¨ª Aurelio recib¨ªa la comida y la paja limpia y se deshac¨ªa de las heces. Ten¨ªa una puerta con tres cerraduras, nueva. La anterior la hab¨ªa roto la pasada semana en un arrebato agresivo. La madre asegur¨® que cuando estaba normal, Aurelio dorm¨ªa en una habitaci¨®n en el piso de arriba. La Guardia Civil se?ala, entre los motivos del encierro, las ocasionales ausencias de la madre. "Opt¨® por tenerlo en esa situaci¨®n para evitar los problemas que pudiera ocasionar su hijo", se?ala el instituto armado.
El lugar de Rubiela, parroquia de Couso, en el t¨¦rmino municipal de Coristanco, es una agrupaci¨®n de una docena de casas habitadas en su mayor¨ªa por ancianos. Desde hace al menos 50 a?os, todos los vecinos sab¨ªan el caso, compadec¨ªan a Mar¨ªa y tem¨ªan a su hijo. Incluso le aconsejaban que no le diese caf¨¦. Aseguran que Aurelio fue un joven normal que a los 18 a?os empez¨® a trabajar en unas minas de caol¨ªn pr¨®ximas y poco despu¨¦s empez¨® a "padecer del sentido".
"Hasta hace poco la madre lo sacaba a la puerta, pero despu¨¦s ya no, porque se le escapaba y ten¨ªa que ir a buscarlo por los montes", dice Dolores Couto, una de las vecinas. Su hijo, Jos¨¦ Rieiro Couto, estuvo haciendo unas obras en la casa hace unos cinco a?os. "Sufr¨ªa arrancadas, sobre todo cuando cambiaba la luna y ten¨ªa palabras como nosotros. Estaba desnudo porque dec¨ªa que no aguantaba la ropa".
Aurelio, en esos cambios de luna, llamaba a gritos a su madre. Los vecinos sostienen en que, a su vez, Mar¨ªa quer¨ªa "con locura a su hijo". "?Por qu¨¦ no lo denunciamos? Porque eso era cuesti¨®n de los dos", coinciden las opiniones.
"Dentro de lo que cabe", tercia una anciana, "estaban muy unidos. Estuvieron siempre solos los dos, aunque ahora el padre, que nunca quiso saber nada de ella, quer¨ªa casarse porque se qued¨® viudo".
Aurelio pasar¨¢ la pr¨®xima fase lunar en observaci¨®n en el hospital Juan Canalejo, de A Coru?a. Ayer estaba "en contenci¨®n mec¨¢nica", es decir, atado.
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