Decepci¨®n
Una parada a tiempo es mejor que el amargo sabor de una derrota. Eso es lo que han debido pensar los alcaldes de ?beda y Baeza, los dos municipios que aspiran desde hace a?os a ser declarados por la Unesco ciudades Patrimonio de la Humanidad. Tanto el alcalde ubetense, Marcelino S¨¢nchez, como su colega baezano, Eusebio Ortega, parece que no han oteado el horizonte demasiado claro y ayer mismo anunciaron que van a reconsiderar su estrategia. "Es necesario retener el tren y plantear un itinerario alternativo", dijo el alcalde de Baeza tras expresar la decisi¨®n de ambos ayuntamientos de abandonar la batalla de las nominaciones en este a?o -en el que hay seis ciudades espa?olas en liza- para intentarlo al a?o siguiente con mayores garant¨ªas.Los dos ediles han invitado a subirse a ese tren a todos los grupos pol¨ªticos del Parlamento espa?ol y, muy especialmente, al Ministerio de Cultura, de quien piden un pronunciamiento claro y sin ambig¨¹edades que refuerce la candidatura de las dos ciudades jiennenses. Tanto el diputado jiennense y ahora ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, como el parlamentario popular Gabino Puche, reelegido presidente de la delegaci¨®n espa?ola en el Consejo de Europa, tienen ahora una buena oportunidad de plasmar con hechos los halagos que dedicaron a ambas ciudades en plena campa?a electoral.
Pero llegue o no el reconocimiento oficial de la Unesco, a ?beda y Baeza nadie podr¨¢ discutirle nunca su condici¨®n de ciudades patrimoniales, algo que es f¨¢cil advertir con s¨®lo pasear por sus calles y plazas renacentistas. Quiz¨¢ no sea buena la ansiedad para llegar a la meta final, pero tampoco conviene abandonar la autoestima de ambos pueblos. ?beda ya es la sede del Centro Andaluz de Turismo de Interior y Baeza ha heredado la huella machadiana en su Universidad de Verano, llamada as¨ª aunque funcione todo el a?o. Son s¨®lo dos ejemplos de c¨®mo ligar cultura y turismo aprovechando las nuevas corrientes, que cada vez piden algo m¨¢s que una tumbona.
Es cierto que el reconocimiento de la Unesco llevar¨ªa consigo una buena inyecci¨®n econ¨®mica, pero quiz¨¢ no tanto como la que puede generarse con planteamientos imaginativos para dimensionar la proyecci¨®n de ambas ciudades. Seguro que el escritor y acad¨¦mico ubetense Antonio Mu?oz Molina se siente orgulloso de su ciudad y de sus gentes.
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