Di¨¢logo flexible
La reuni¨®n de Aznar con el presidente de la patronal y los secretarios generales de las centrales sindicales ha venido a confirmar la apertura de una nueva etapa de di¨¢logo social que puede generar cambios en el mundo laboral y empresarial. ?se es el mensaje pol¨ªtico que se pretende transmitir tanto desde La Moncloa como desde la CEOE, aunque se aprecie una mayor reticencia por parte de CC OO y UGT. Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas ha asegurado que este a?o hay "mejor clima de acuerdo que en 1997" y que espera lograr el compromiso que procure alg¨²n tipo de reforma del mercado de trabajo. S¨®lo falta convertir los deseos en realidad.Tanto el descenso del paro registrado en mayo (47.700 personas), que ha situado el nivel de desempleo en el punto m¨¢s bajo de los ¨²ltimos 20 a?os (1.531.000 parados), como los buenos datos de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) del primer trimestre del a?o, dibujan un excelente clima laboral que es la mejor atm¨®sfera para que los sindicatos, la patronal y el Gobierno reflexionen sobre la conveniencia de moderar sus juicios, o mejor, prejuicios, sobre el mercado de trabajo.
La naturaleza de la llamada nueva econom¨ªa ha tenido un impacto muy fuerte sobre las relaciones laborales y sobre las condiciones en las que se desenvuelven las empresas. Cualquier acuerdo social que se negocie debe avanzar en la l¨ªnea de la flexibilidad de los contratos, de forma que las compa?¨ªas puedan disponer de m¨¢rgenes de contrataci¨®n en funci¨®n de la evoluci¨®n del ciclo econ¨®mico o de la demanda. A cambio, las empresas deben aumentar la participaci¨®n de sus trabajadores en los beneficios que generan con su participaci¨®n. Sin m¨¢s elasticidad en el mercado de trabajo, las empresas se van a encontrar con un estrangulamiento para acceder a los beneficios del nuevo mercado.
Tampoco conviene dramatizar sobre los efectos supuestamente perniciosos de la no menos supuesta rigidez laboral sobre el empleo. Durante los ¨²ltimos cinco a?os se ha creado una gran cantidad de puestos de trabajo con la presente legislaci¨®n. Lo que debe encararse radicalmente es el problema de la formaci¨®n de los trabajadores, un asunto en el que se han realizado muy pocos avances. La formaci¨®n es la clave de la creaci¨®n de valor en las empresas; y si el Gobierno y las sociedades no invierten en poner al d¨ªa a los trabajadores en las nuevas herramientas econ¨®micas y tecnol¨®gicas, de poco o nada servir¨¢ una legislaci¨®n m¨¢s flexible o un despido m¨¢s barato. La reforma laboral debe contemplar las dos caras de la moneda.
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