El PNV, en la encrucijada
No es posible que un partido democr¨¢tico mantenga pactos con quienes justifican el asesinato, han declarado altos cargos del nacionalismo vasco tras el ¨²ltimo crimen cometido por ETA en Durango. La conclusi¨®n l¨®gica de esa evidencia es la ruptura de los acuerdos que todav¨ªa mantienen el PNV y EA con el brazo pol¨ªtico de la organizaci¨®n terrorista en Lizarra y en algunas instituciones.Ese desenlace, que ha tenido su primera expresi¨®n en la ruptura del pacto municipal en el pueblo de la ¨²ltima v¨ªctima, se daba ayer por supuesto, aunque la decisi¨®n no se har¨¢ efectiva hasta que se re¨²nan las direcciones respectivas y puede estar sometida a un proceso de dosificaci¨®n. Sin descartar posibles resistencias a la hora de sacar las conclusiones derivadas de este cambio de registro, es ya evidente la derrota del sector que, tras la rebeli¨®n c¨ªvica de Ermua, se embarc¨® en una alianza con el nacionalismo no democr¨¢tico sobre la base de aceptar lo fundamental del programa antiautonomista de ETA y HB. La aventura ha resultado desastrosa para el nacionalismo democr¨¢tico, pero sobre todo para los ciudadanos vascos.
Los susurros se han convertido en pronunciamientos claros de los diputados generales de Vizcaya y Guip¨²zcoa, ambos del PNV, a favor de la ruptura inmediata de los pactos con EH; ello implicar¨ªa, seg¨²n uno de ellos, la anulaci¨®n de decisiones tan absurdas como la de subvencionar Udalbiltza, el artilugio destinado a acabar con las instituciones auton¨®micas. Implica tambi¨¦n anular los pactos municipales con EH, que en su d¨ªa se justificaron por la existencia de la tregua. Lo mismo cabe decir de Lizarra. Nunca tales acuerdos debieron sobrevivir al final del alto el fuego. El hecho de que se tengan que pensar si es o no posible establecer compromisos con los que consideran el asesinato de rivales pol¨ªticos como una mera "manifestaci¨®n del conflicto" revela la confusi¨®n moral provocada por el espejismo de la "unidad abertzale". Pero ser¨ªa injusto ignorar que, ahora s¨ª, el PNV arriesga bastante con la ruptura: ayuntamientos como el de Bilbao podr¨ªan pasar al PP, y alianzas de este partido con el PSOE podr¨ªan superar a PNV-EA en otros municipios.
Entrevistado en la cadena SER, tambi¨¦n Ibarretxe consider¨® ayer que ETA ha hecho imposible la colaboraci¨®n con EH en cualquier instituci¨®n, aunque no fue claro respecto a las implicaciones que ello tiene en relaci¨®n con propio Gobierno. Argument¨® que unas elecciones adelantadas no resolver¨ªan nada, porque al d¨ªa siguiente "estar¨ªamos los mismos y enfrentados a los mismos problemas". No es una raz¨®n v¨¢lida, porque no es descartable que saliera de las urnas una mayor¨ªa diferente. Lo m¨¢s interesante de sus declaraciones fue que asegurase que Arzalluz coincide con su an¨¢lisis, lo que es un s¨ªntoma de que en la direcci¨®n nacionalista se ha definido una mayor¨ªa contraria a la l¨ªnea estrat¨¦gica dominante hasta ahora. Es decir, una mayor¨ªa m¨¢s pr¨®xima a las posiciones de Ardanza, por ejemplo, que a quienes en septiembre pasado conminaron al ex lehendakari a acatar la autoridad de la direcci¨®n de su partido.
A los partidos constitucionalistas se les plantea el dilema de si hay que ayudar al PNV a salir del callej¨®n en que se ha metido o hacerle pagar en las urnas su ruptura del consenso autonomista. Sin duda, la ofensiva de ETA har¨ªa deseable recuperar a los nacionalistas para el consenso democr¨¢tico; pero no al precio de que sean los dem¨¢s quienes acepten renunciar a sus convicciones para hacer m¨¢s f¨¢cil la vida a los dirigentes nacionalistas. Sectores del PNV siguen en la confusi¨®n de que es compatible el consenso de todos los dem¨®cratas y el mantenimiento de una estrategia soberanista en connivencia con el brazo pol¨ªtico de ETA. Pero no hay consenso posible bajo coacci¨®n contra la mitad de la poblaci¨®n. El PNV y EA tendr¨¢n que elegir entre unidad abertzale (con los no dem¨®cratas) y la unidad democr¨¢tica contra el fascismo de ETA.
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