Entre polic¨ªas
Entre polic¨ªas no suele haber problemas a la hora de colaborar frente a los delitos, aunque cada cual tenga su ¨¢mbito de competencias. A pesar de que puedan existir grandes diferencias o discrepancias entre unos y otros, somos capaces de entendernos y de establecer, cuando menos, acuerdos de m¨ªnimos. Tal vez por eso la cooperaci¨®n policial directa suele ir por delante de los acuerdos pol¨ªticos. As¨ª sucedi¨® desde la misma creaci¨®n de la polic¨ªa moderna, a finales del siglo XIX; cuando los imperios europeos peleaban entre ellos, altos funcionarios de las polic¨ªas respectivas llegaron a una entente para perseguir al anarquismo terrorista. Hasta los antagonismos geopol¨ªticos son incapaces de doblegar a las polic¨ªas, como sucede en Interpol, la actual Organizaci¨®n Internacional de Polic¨ªa Criminal. En ella estaban presentes la antigua URSS y los Estados Unidos de la guerra fr¨ªa, Argentina y Gran Breta?a cuando la guerra de las Malvinas, o Pakist¨¢n y la India en la tensa situaci¨®n presente que viven.
Claro que el grado de colaboraci¨®n entre unos y otros es distinto. Primero, formalmente, por las condiciones legales vigentes en cada caso. La informaci¨®n que se traslada por Interpol ha de ce?irse a un r¨ªgido protocolo, pero los cauces policiales son m¨¢s amplios. Tenemos la llamada informaci¨®n gris, es decir, el compadreo entre polic¨ªas, que no entra en las categor¨ªas de los datos blancos (reglamentados) ni negros (espurios). Est¨¢n tambi¨¦n las relaciones bi o multilaterales, los oficiales de enlace o los tratados regionales internacionales. Por ejemplo Europol, que es en realidad una oficina para el intercambio de datos e "inteligencia" (aunque haya quien piense que tal concepto es imposible en el ¨¢mbito policial). El resultado final, de una u otra manera, con m¨¢s o menos eficacia, es la ayuda entre polic¨ªas, siempre y cuando exista entre las partes implicadas confianza y lealtad.
La confianza se basa en unos intereses comunes y en la credibilidad profesional. En cuanto a los primeros, ser¨ªa suficiente compartir un mismo ordenamiento legal y cierta conjunci¨®n de objetivos. Algo que est¨¢ claro en la Uni¨®n Europea cuando se dice que los Estados democr¨¢ticos luchar¨¢n unidos frente al terrorismo, con ejemplos cada vez m¨¢s evidentes de colaboraci¨®n (derecho de asilo, coordinaci¨®n judicial, etc.). La credibilidad es m¨¢s subjetiva, aunque esc¨¢ndalos como el del caso Dutroux en B¨¦lgica o la publicaci¨®n por Egin de las actas antiterroristas de la Ertzaintza dejan por los suelos las reputaciones profesionales. En cuanto a la lealtad, se muestra en la reciprocidad de los flujos informativos y en la observancia de los pactos establecidos. El caso vasco es paradigm¨¢tico en el incumplimiento de ambas cuestiones y la lista de agravios rec¨ªprocos es causa de esc¨¢ndalos peri¨®dicos. Sin embargo, un conocimiento m¨¢s pormenorizado de lo que sucede dar¨ªa nauseas.
Hoy en d¨ªa Espa?a cuenta con legislaci¨®n suficiente para sustentar un mecanismo de colaboraci¨®n eficaz. Claro que todo es mejorable, y bueno ser¨ªa recoger algunas de las sugerencias contrastadas en la Subcomisi¨®n del Modelo Policial creada en el Congreso la pasada legislatura. Recordemos, por ejemplo, las aportaciones sobre oficinas conjuntas, procedimientos homologados o la formaci¨®n cultural de un "acervo com¨²n" auspiciado desde el sindicato de la Ertzaintza Erne. Pero carecemos del elemento principal para llevar a cabo la tarea, que es la voluntad de conseguir consensos. El maestro Ortega y Gasset demostr¨® que los acuerdos realmente eficaces van detr¨¢s de las voluntades. Si hay una determinaci¨®n verdadera por conseguir la colaboraci¨®n policial, lo m¨¢s f¨¢cil es auspiciar formas de organizaci¨®n que las concreten. La cuesti¨®n est¨¢ en que no se llega a esa confianza entre instituciones. ?Individualismo sureuropeo? ?Antagonismo nacionalista? Fijarnos m¨¢s en lo que nos separa que en lo que nos une tiene tambi¨¦n un costo policial. La seguridad p¨²blica se resiente de la cortedad y parcialidad pol¨ªtica, porque entre polic¨ªas no hay esos problemas. En tal situaci¨®n, s¨®lo un fen¨®meno avanza, es la criminalidad, y especialmente la organizada, terrorista o no, para cuyo control la suma de energ¨ªas es vital.
Teo Santos es ertzaina y experto en temas de organizaci¨®n policial.
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