?Debe dimitir Arzalluz?
JAVIER UGARTE
No es ¨¦sta una columna para andarse por las ramas. No lo es desde su enunciado. De modo que vaya por delante la respuesta. Creo que s¨ª, creo que Arzalluz debe dimitir. Habr¨¢, tal vez, quien diga que no es cosa de que alguien ajeno se inmiscuya en las cosas de partido. Tal vez lo haya. Por mi parte, creo que nadie es ajeno a lo que ocurre en el seno de ¨¦stos, de cualquiera de ellos: son, por definici¨®n, de la cosa p¨²blica, son de la pol¨ªtica. Especialmente cuando el partido en cuesti¨®n pretende vertebrar la sociedad que te ha tocado en suerte y es partido de gobierno. Pero ¨¦sa es harina de otro costal -el de la transparencia de los partidos y su responsabilidad frente al p¨²blico en general-, que no corresponde ahora tocar. Lo que est¨¢ en la calle como posibilidad (hoy, d¨ªa 7, ha circulado el comentario) y lo que aqu¨ª se suscita, es la concreta dimisi¨®n del l¨ªder jeltzale en este momento.
Planteadas as¨ª las cosas, cabe una argumentaci¨®n en tres niveles. Cabe cuestionar gen¨¦ricamente la propia figura de Xabier Arzalluz, cabe valorar su ¨²ltima gesti¨®n, y cabe, finalmente, hablar de oportunidad pol¨ªtica.
Sobre el liderazgo de Arzalluz en el PNV desde que en 1972 ingresara en el EBB hay mucho que discutir y no menos que conocer. Estuvo en el relevo de Ajuriaguerra, en el debate constituyente y en el estatutario; ha sido pragm¨¢tico y exaltado, y muy personalista. Creo que no es a¨²n tiempo para un juicio global. De hecho, valoraciones sumarias aparte -que en parte puedo compartir-, nadie ha reclamado antes su desaparici¨®n de la escena p¨²blica.
Pero un dirigente debe dar cuenta peri¨®dica de su gesti¨®n. El EBB de Arzalluz decidi¨® a primeros del a?o 1997 explorar la v¨ªa de los contactos con HB y ETA en solitario (a¨²n les obligaban los Pactos de Ajuria Enea). Cre¨ªan que ganar¨ªan la partida doblemente. Se har¨ªan con el santo y se?a de la pacificaci¨®n y arrebatar¨ªan a ETA una parte de su base social.
Todo se precipit¨® con la rebeli¨®n de julio de aquel a?o tras el asesinato de Blanco. Aqu¨¦lla fue una rebeli¨®n blanca: expresaba el enorme hast¨ªo que produc¨ªa el terrorismo en la sociedad. El PNV pod¨ªa rectificar h¨¢bilmente, pod¨ªa ponerse al frente de la manifestaci¨®n, tener reflejos y liderar la revuelta c¨ªvica. En poco tiempo HB y ETA estar¨ªan contra las cuerdas -hab¨ªa claros s¨ªntomas de ello; su propia gente, tan fiel siempre, les abandonaba-. Hubiera sido la consolidaci¨®n del partido como instituci¨®n de toda la sociedad. Pero en lugar de ello, el EBB se asust¨®. Cierto que Aznar y su Macarena del verano de aquel a?o presagiaban lo peor. Pero fue nube de verano. En ese momento, fue Arzalluz quien apost¨® resueltamente por seguir con la estrategia de acercamiento a ETA. Ardanza comprendi¨® mejor la situaci¨®n y sintoniz¨® por un tiempo con el esp¨ªritu de Ermua. Luego propuso su plan, etc. Ya entonces Arzalluz enviaba enigm¨¢ticos mensajes: echar¨¦is de menos el Plan Ardanza... El resultado, es conocido (Lizarra y Udalbiltza): fractura social, etnificaci¨®n del nacionalismo, fascistizaci¨®n de ETA, degradaci¨®n de la vida pol¨ªtica, p¨¦rdida de oportunidades para el Pa¨ªs Vasco (?se acuerdan de su reloj en la mano derecha?) y todo lo peor que hoy padecemos (no dir¨¦ que los muertos est¨¦n en su debe). Suficiente para que cualquier pol¨ªtico dimita.
Y queda el ¨²ltimo reducto de los resistentes: ?ser¨¢ oportuna la dimisi¨®n ahora que el PNV se tambalea? ?Acaso no busca eso ETA? Arzalluz siempre cultiv¨® cierta imagen de demiurgo y hombre informado. Su sucesor deber¨ªa ser un nuevo padrino (Egibar ha cultivado esa veta). Pero la pol¨ªtica vasca tiene la complejidad de la andorrana, ni m¨¢s ni menos. Es decir, mucha. Hace falta l¨ªderes inteligentes y honestos. Y de esos hay alguno en el PNV. Arzalluz es reemplazable (si las familias lo permiten).
Finalmente, una pol¨ªtica vasca paralizada y envenenada necesita un revulsivo que la clarifique y la empuje para adelante. Lo har¨¢n unas elecciones y un Gobierno de concentraci¨®n democr¨¢tica. Pero un primer paso, y no menor, ser¨ªa la dimisi¨®n de Arzalluz. Por esa herida supurar¨ªa esta sociedad. Arzalluz debe dimitir ya. Por su partido, y, sobre todo, por todos nosotros.
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