Clinton, Putin y el plutonio
Es curioso que los l¨ªderes mundiales Clinton y Putin se hayan puesto de acuerdo para destruir 68 toneladas de plutonio militar, 34 cada uno. Pero resulta sorprendente la docilidad y candidez con que los medios acogen este tipo de declaraciones sin analizarlas. Que se sepa, el principal problema del plutonio es que nadie sabe qu¨¦ hacer con ¨¦l, porque es virtualmente indestructible y muy dif¨ªcil de manejar, por su enorme peligrosidad y latencia radiactiva. La gran novedad es que estos dirigentes anuncien que lo pueden "destruir". La decepci¨®n es que han acordado "destruir" apenas 68 de las cerca de 300 toneladas de plutonio militar o de las 1.500 toneladas de plutonio civil que debe haber hoy en el mundo, y que siguen creciendo cada a?o en una cantidad similar a la que se han puesto de acuerdo en "destruir". Seguramente el acuerdo, aunque no lo mencione, se refiere a dejar esa cantidad de plutonio militar (que permitir¨ªa hacer unas seis mil bombas at¨®micas) en una forma no utilizable para uso militar, algo poco esperanzador, la verdad. El plutonio es el elemento m¨¢s mort¨ªfero del planeta. No existe en la naturaleza. Lo crea el hombre cuando quema uranio en centros nucleares para la producci¨®n de energ¨ªa o en las instalaciones nucleares de tipo militar. Todas sus diferentes variedades son muy peligrosas e inmanejables. El plutonio tiene una vida media radiactiva de m¨¢s de 24.000 a?os. Vida media no significa el tiempo total que est¨¢ radiando el elemento, sino el tiempo que tarda en disminuir a la mitad el nivel de radiaci¨®n original. Esto es, dos gramos de plutonio generados hoy radiar¨¢n, en el a?o 26000, lo que un gramo de hoy. Un s¨®lo microgramo de plutonio mata a una persona. Un gramo puede envenenar mil millones de litros de agua. Medio kilo de plutonio es tan inestable qu¨ªmica, radiactiva y t¨¦rmicamente hablando que exige para su almacenamiento cofres de acero y cemento de muchos kilos, y, aun as¨ª, en pocos a?os, est¨¢n tan degradados y contaminados que cada cierto tiempo hay que hacer cofres mucho m¨¢s grandes para albergar el plutonio original y su destrozado contenedor, lo que obliga a construir una serie de matriuskas radiactivas, cada vez m¨¢s grandes, para cubrir sucesivamente a las que se van degradando, como el cofre de Chern¨®bil. As¨ª durante miles de a?os, a un coste incalculable. Y ahora Clinton y Putin dicen tener la estaca de madera con la que acabar con este Dr¨¢cula que ellos mismos siguen creando, que es el plutonio. No se lo creen ni ellos.- Pedro Prieto P¨¦rez. Madrid.
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